Con o sin crisis 'subprime'
La crisis de confianza que asoló los mercados en verano parece que se ha quedado en eso, en un problema puntual de desconfianza. Al menos en lo que se refiere a los mercados de valores, cuya valoración ha ido subiendo en las últimas semanas hasta borrar las pérdidas veraniegas y, en algunos casos, hasta conquistar nuevos máximos históricos. Otra cosa son los mercados de crédito donde, ahí sí, la situación es bastante más complicada y los diferenciales de los bonos corporativos se han ensanchado notablemente con respecto a la deuda estatal.
Cabe preguntarse si lo acontecido es consecuencia exclusiva de la crisis hipotecaria estadounidense, o si más bien la crisis subprime es en sí misma una consecuencia exagerada de la situación actual del ciclo económico, o una señal extrema de que el ciclo de crecimiento se va agotando.
Los estrategas globales de Citi, en un informe reciente, afirman que el ciclo de bonos y Bolsa está entrando en lo que denominan la fase tres. En este estadio finaliza el ciclo alcista de los bonos; los diferenciales empiezan a subir a medida que languidece el apetito por el endeudamiento.
También se caracteriza por que los bonos y las acciones, que han mantenido una trayectoria paralela de apreciaciones en la fase anterior, se desacoplan, y mientras los mercados de crédito comienzan a caer, las Bolsas siguen subiendo. En una fase número cuatro, los diferenciales siguen creciendo y los beneficios empresariales descienden, lo que afecta negativamente a mercados de crédito y de acciones.
Todavía no se conoce en toda su plenitud el alcance de la crisis hipotecaria estadounidense, pero se da por segura una desaceleración del crecimiento que antes o después puede afectar a la evolución de las Bolsas. Pero también es un hecho que los mercados de valores encaran su quinto año de subidas y que la economía se rige por ciclos. Con crisis subprime o sin ella, la Bolsa no puede subir eternamente.