'Chindia', desafío global
En un reciente trabajo titulado Making Sense of Chindia: reflections on China and India, el economista indio Jairam Ramesh acuñó el término que da título a este artículo, proponiéndolo a modo de concepto geoeconómico y geoestratégico con el fin de realzar el ascenso de China y de la India al mercado global.
En relación al concepto Chindia, en el año y medio transcurrido desde su formulación, se han escrito millones de páginas en las que se analizan las relaciones económicas complementarias entre estos dos gigantes demográficos, que suman casi 2.500 millones de habitantes del los 6.500 que poblamos el planeta, que podrían dar lugar -ya lo están dando- a una nueva dimensión de la globalización.
Los dos países presentan notables diferencias tanto en el campo político y económico como social, demográfico o territorial, pero también intereses y estrategias económicas y geopolíticas comunes.
La primera diferencia es en relación a la renta y al PIB: los 720 dólares per cápita de la India están lejos de los 1.710 dólares de China. En relación a las inversiones extrajeras, China ha sido el mayor receptor de inversiones extranjeras en el mundo en desarrollo durante los últimos 15 años consecutivos, mientras que el esfuerzo inversor mundial en India es considerablemente menor.
En educación, India gasta el 3,3% de su PIB; China el 8,8%, lo que en parte explica que actualmente en el índice de desarrollo humano India ocupe el lugar 121, mientras que el de China es el 81.
Desde la perspectiva demográfica, India se exhibe una estructura demográfica más joven y está aprovechando la ventana de oportunidad que su actual dividendo demográfico le ofrece, en tanto que China, por el contrario, mostrará, si no a corto sí a medio plazo, las negativas consecuencias derivadas del acelerado proceso de envejecimiento que su política del hijo único le acarreará.
Otra disparidad que no se puede soslayar es de orden político: el capitalismo de Estado chino, marcadamente autocrático, poco tiene que ver con la democracia -sin duda imperfecta- de India, basada en el modelo político bicameral y volcada hacia la constitución de un Estado laico, moderno e igualitario.
Sin embargo, y a pesar de éstas y otras diferencias en el funcionamiento de ambos sistemas, son muchos más y mucho más importantes los sectores en los que estos dos pragmáticos países pueden complementarse.
Su comercio bilateral, calculado en la actualidad en 13.000 millones de dólares anuales, podría alcanzar los 40.000 antes de 2012, o más si se consolida la zona de libre comercio. En efecto, India y China están potenciando -y potenciarán más en el futuro- sus intercambios comerciales, dada la complementariedad -y no competencia- de sus economías. En el marco del sector informático, por poner un ejemplo significativo, China está llamada a ser la fábrica global, el hardware del mundo, en tanto que India se convertirá en la oficina global, el software del mundo: actualmente India sola acapara el 50% de la subcontratación del sector informático en materia de programación informática.
Los dos gigantes asiáticos son los que más energía consumen, por encima de EE UU y de la UE, hecho que explica su interés común -y su esfuerzo inversor- en materia de energía nuclear civil .
Otro ámbito estratégico de especial significación es el relacionado con las infraestructuras: China puede contribuir decisivamente a dar respuesta a la falta de infraestructuras en el medio rural indio: sólo el 20% de la producción agrícola de la India (país de campesinos pobres: la agricultura representa el 20% del PIB pero ocupa la 66% de su población activa) se transforma, el resto se pierde o se pudre; como consecuencia, 400 millones de indios viven con menos de un euro al año y el 50% de sus niños están subalimentados.
Pese a que India presente un sesgo más consumidor y China más productor, la demanda de bienes de consumo va a crecer exponencialmente en el futuro próximo, y este hecho ofrecerá al mercado global inmensas oportunidades inversoras.
En relación a la investigación y el desarrollo -y el futuro en este campo es el presente- China e India gradúan conjuntamente consideradas 500.000 ingenieros cada año, frente a los 60.000 de EE UU. Parecida proporción presentan los científicos.
Por todas estas razones, y con Asia convertida en el escenario del poder mundial en este siglo, Chindia -China e India juntas- se constituirá en el nuevo epicentro geopolítico y geoeconómico del mundo y en el mayor reto global de las próximas décadas.
Pedro Reques Velasco. Catedrático de Geografía Humana y director del departamento de Geografía, Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Universidad de Cantabria