Los expertos piden a Trichet que retrase el alza de tipos de interés
La subida de tipos de interés en la zona euro debería tomarse un respiro. Esa es la opinión prácticamente unánime de los expertos, que sostienen que la crisis hipotecaria desatada en Estados Unidos supone un cambio notable en la circunstancias económicas. El Banco Central Europeo decide este jueves.
Un clamor. La gran mayoría de los analistas reclaman al BCE que deje los tipos de interés en el vigente 4% tras su reunión del jueves, renunciando así a la anunciada subida de un cuarto de punto. La irrupción de la crisis hipotecaria en Estados Unidos y los problemas de liquidez que ha desatado explican un cambio de opinión mayoritario, que ha llevado a que casi todos los propensos a seguir endureciendo la política monetaria apuesten hoy por esperar y ver cómo se resuelven los acontecimientos.
Sólo uno de los 19 expertos agrupados por el diario alemán Handelsblatt recomienda a Jean-Claude Trichet que prosiga con sus planes de subir este jueves los tipos hasta el 4,25%. El presidente del BCE había cantado esta posibilidad tras la reunión del Consejo de Gobierno de principios de agosto, cuando recordó la 'estrecha vigilancia' del organismo emisor para 'evitar que se materialicen las presiones inflacionistas'. Sin embargo, la tormenta financiera de este último mes ha llevado a Trichet a recular, llegando a admitir que las turbulencias en esos mercados cambian las condiciones económicas.
José Luis Alzola, analista de Citigroup, explica que 'gracias a la baja inflación y al hecho de que los tipos ya están en línea con su nivel neutral a largo plazo, el BCE puede darse el lujo de adoptar una estrategia de esperar y ver, posiblemente por un tiempo prolongado, mientras la corrección de los mercados financieros se sigue desdoblando'.
Los temores se centran en que la crisis se traslade a la economía real
En la misma línea se expresa Gernot Nerb, del instituto IFO de Múnich, para quien 'diferir o incluso abandonar la subida de tipos sería un apoyo para estabilizar los mercados financieros y reducir los riesgos de que los problemas se extiendan a la economía real'. Máxime, en un entorno de desaceleración que sufrió el PIB de la zona euro en el segundo trimestre (2,5%, siete décimas menos que en el primero).
Uno de los principales argumentos para justificar la subida de tipos es el aumento de la masa monetaria, cuya versión expandida M3 creció en julio un 11,7%. El BCE utiliza esa medida como referencia para pronosticar la inflación futura. Sin embargo, Joaquim Fels, de Morgan Stanley, advierte que la crisis financiera llevará a que los bancos endurezcan sus estándares de crédito, lo que llevaría a una futura moderación del dinero en circulación.
Jacques Cailloux, del Royal Bank of Scotland, hace hincapié en la pérdida de confianza que puede suponer la crisis: 'se verá afectada negativamente a corto plazo, con la caída de las Bolsas, pero también por la probable tendencia a la precaución por parte de las empresas, que podría retrasar sus planes de producción y empleo'. De nuevo, posible impacto en la actividad real.
También se acumulan las presiones por parte de gobiernos nacionales, que no pueden influir en la política monetaria. Así, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, reiteró el jueves pasado la necesidad de que 'haya debate sobre el nivel de tipos de interés', por entender que el endurecimiento de la política monetaria está dificultando la recuperación económica de países como Francia.
El 'no compromiso' de Trichet
Desde que hace casi dos años el Banco Central Europeo iniciase una senda alcista que ha llevado a duplicar el precio del dinero, los analistas han aprendido a manejar las señales de Jean-Claude Trichet. El presidente del organismo emisor no ha ocultado nunca su voluntad de dejar claras sus intenciones respecto a los tipos de interés, de forma que los mercados las interioricen hasta dar casi por descontados los movimientos inmediatos. Así, hasta las tradicionales ruedas de prensa que ofrece después de las reuniones mensuales del Consejo de Gobierno, las dudas se centran en los términos que empleará para predecir la disposición respecto al mes siguiente.Hasta este mes, nunca había fallado: Trichet recuerda siempre que la misión del BCE es mantener la 'estabilidad de precios', que él mismo define como el umbral de inflación inmediatamente inferior al 2%. Además, cada dos o tres meses ha utilizado el término 'strong vigilance' (fuerte o estrecha vigilancia) para preparar a los mercados para una subida de un cuarto de punto en la siguiente reunión. Es lo que sucedió a principios de agosto, anticipando la subida hasta el 4,25% el próximo jueves.Por primera vez, Trichet podría saltarse su propio vaticinio, tras reconocer que las circunstancias han cambiado y advertir que el BCE 'no se compromete jamás por anticipado'.