¿Se vende el puente de Brooklyn?
Eh!, oiga, le vendo el puente de Brooklyn'. Este clásico de la broma y el intento de estafa ya no lo es. Ya es un ejemplo de lo que puede pasar en EE UU donde se empiezan a descubrir las concesiones de infraestructuras. La práctica es habitual en Europa y Australia pero no en este país en el que tradicionalmente las autoridades locales han echado mano del mercado de los bonos municipales, que mueve unos 383.000 millones de dólares, para financiar obras y servicios.
Pero con buena parte de las infraestructuras construidas en los cincuenta envejeciendo, la tarea es ya gigantesca y los estados, muy endeudados, no tienen el presupuesto para acometerlas sin subir impuestos o apretándose el cinturón. Para hacer frente a ello tienen a empresas privadas e inversores que siguiendo el modelo de otros países ofrecen atractivos precios por concesiones de autopistas entre otras actividades.
Uno de los protagonistas más relevantes de este emergente mercado es la española Cintra que con la australiana Macquarie tienen la concesión de una autopista en Chicago desde 2005 y desde un año después otra en Indiana.
Aparcamientos, loterías y servicios, entre ellos la gestión de aeropuertos y prisiones está ahora en la lista de las posibles concesiones. Los analistas de Goldman Sachs consideran activos públicos valorados en 100.000 millones podrían estar en el mercado en los próximos dos años cuando en los últimos dos no han sobrepasado los 7.000 millones. Autopistas en Pensilvania y Nueva Jersey son dos de los proyectos más atractivos que se pueden abrir.
Pero como Cintra puede atestiguar la novedad de estos procesos trae consigo el riesgo de inseguridad regulatoria. El estado de Texas le arrebató la gestión de la autopista Dallas-Fort Worth para concedérsela a una empresa pública cuando Cintra fue la ganadora provisional de la licitación en febrero.
El problema es que aunque EE UU es un país ultraliberal, los ciudadanos observan con desconfianza que su patrimonio pase a manos privadas y que los peajes suban sin límite. Las asociaciones de camioneros han señalado que prefieren más impuestos en la gasolina que pagar más peajes.
Mitch Daniels, gobernador republicano de Indiana, perdió popularidad con la polémica concesión de la autopista (cuyo contrato hubo que enmendar por estas presiones). Otros gobernadores, como el demócrata John Corzine, de New Jersey, quieren sacar adelante concesiones pero las críticas le han obligado a retrasar los planes. El jueves, Corzine negó que con las concesiones se estuviera 'vendiendo el estado' o 'privatizando'. Enrique Díaz-Rato, consejero delegado de Cintra, dice que 'es fácil hacer demagogia. Corzine dice que 'la alternativa al cambio es inaceptable', pero también ha señalado que las futuras concesiones no irán a empresas privadas o extranjeras.
Si no se populariza el camino de la concesión será difícil. El alcalde de Nueva York quiso transferir en 2002 el puente de Brooklyn a una empresa municipal y cobrar peaje. La oposición tumbó el plan y el puente sigue sin venderse.
El Congreso emite una nota de precaución
La oposición a las concesiones de infraestructuras ha llegado al Congreso. Aunque en los estados son gobernadores republicanos y demócratas los que abogan por ellas, en Washington los demócratas, apoyados por el lobby de los camioneros, quiere poner freno a estas concesiones a las que aspiran Macquarie, Cintra y Wall Street, entre otros.En mayo, dos congresistas, Jim Oberstar y Peter DeFazio advirtieron a los gobernadores que no se volcaran en las concesiones rápidamente. 'Si se abusa de las asociaciones públicas privadas lo que se causará es una reacción en el estado y a nivel federal que pondrá fin a esto'. Los senadores consideran retener el dinero federal que dan a los estados para infraestructuras si las concesiones van a empresas que no cumplen unos estándares mínimos.