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Dirección

Wolfowitz negocia su dimisión con el consejo del Banco Mundial

Cedió el apoyo numantino que el Gobierno de EE UU dispensaba al presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz bajo las presiones de los socios de la institución y en especial Europa con Alemania a la cabeza. Desde la Administración de George Bush, que hasta ahora había respaldado sin fisuras al que fuera uno de sus miembros, se reconoció que todas las opciones podían ser discutidas, antes de que se reuniera el consejo del Banco Mundial. Bien leído, suponía la aceptación de que Wolfowitz dejara la presidencia.

'æpermil;ste ha sido un episodio muy dañino para el Banco y tenemos que encontrar una forma de mantener la integridad de la institución por lo que estamos dispuestos a discutir todo', había dicho el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, quien no se olvidó de su acostumbrada coletilla de que Bush apoya a Wolfowitz. No obstante, el portavoz del departamento de Estado, Tom Casey, fue tajante 'el Banco está por encima de cualquier persona , antes, ahora y en el futuro'.

Reunión del consejo

Estas declaraciones se producían poco antes de que el consejo, que representa a los 185 países miembros del banco, deliberase el futuro del presidente. Los rumores sobre una inminente dimisión eran incesantes puesto que se entendía que el consejo estaba preparando una 'estrategia de salida'.

Así fue, tras una hora de reunión, el consejo ejecutivo de la institución reconoció que negociaba un acuerdo que permita la dimisión del presidente del organismo, Paul Wolfowitz.

æpermil;ste había sido el centro de un escándalo relacionado con el ascenso y aumento salarial de su novia, Shaha Ali Riza, una funcionaria de la institución.

El ex número dos del Pentágono aseguró el martes durante una comparecencia de cinco horas ante los 24 directores del Consejo Ejecutivo, que obró de buena voluntad a la hora de fijar las condiciones laborales de su compañera sentimental.

Insistió en que el problema de fondo no son las condiciones laborales de su pareja, un tema que él dice dar por zanjado, sino su estilo de liderazgo y se comprometió a hacer cambios y mejorar el diálogo con el personal del BM si mantiene su puesto.

Hizo hincapié en que tomó cartas en el asunto de su compañera sentimental en última instancia, después de que el Comité de æpermil;tica de la institución le aconsejase que se encargase del asunto.

La clave de la salida de Wolfowitz está en que no se le acuse de hacer nada malo. Es decir con la hoja de servicios limpia. Es lo que quiere EE UU y lo que Europa no ha estado dispuesta a aceptar por suponer un mal ejemplo en una institución que lucha contra la pobreza y la corrupción.

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