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Columna
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Tres años perdidos para la libertad económica

Recientemente se ha dado a conocer el 2007 Index of Economic Freedom elaborado por The Heritage Foundation y The Wall Street Journal, estudio que anualmente cuantifica -entre 0 y 100- la libertad económica de los países en función de un conjunto de indicadores que, entre otros aspectos, miden el grado de libertad de empresa, de comercio, fiscal, monetaria y laboral, así como la defensa de la propiedad.

El informe pone de manifiesto que en el último año se ha frenado la tendencia general de aumento de libertad económica que viene caracterizando a la economía mundial. Toda vez que la ralentización ha sido general, no se han alterado las posiciones relativas de las grandes regiones mundiales. Así, Europa mantiene su liderazgo con un índice de libertad en torno al 67%, le sigue América con un 62,5% -ambas por encima de la media mundial, que es un 61%-, y el África subsahariana ocupa el último lugar con un índice inferior al 55%.

Es revelador observar la intensa correlación positiva existente entre libertad económica y renta per cápita, lo que denota que país a país existe una clara relación de causalidad entre ambos conceptos. Los datos del informe también revelan la existencia de varias correlaciones negativas muy significativas. Como ejemplo, la existente entre libertad económica y desempleo, puesto que en los 30 países con mayor libertad la tasa media de desempleo es el 6,6%, dato que se eleva al 18% en los 30 países con menor libertad.

En sentido análogo, también existe correlación negativa entre libertad económica e inflación, dado que en los 30 países cuya libertad es mayor la tasa media de inflación es el 1,8%, mientras que los 30 países con menor libertad sufren un promedio de inflación del 19,6%. En definitiva, la libertad económica genera mayores niveles de renta, empleo y estabilidad de precios, en tanto que las restricciones económicas acarrean menor renta, mayor paro y elevada inflación.

En el sentido expuesto es preocupante la evolución reciente de la libertad económica en España, dado que en los últimos tres años se ha empeorado significativamente en relación con los ejercicios anteriores. En efecto, en el periodo 1996-2004 la libertad económica en nuestro país creció desde el 60,4% hasta el 68,9% -a un ritmo anual superior al 1%-. Sin embargo, en la etapa 2004-2007 se ha pasado del citado 68,9% a un 70,8%, creciendo a una modesta media anual del 0,6%.

Este empeoramiento de nuestro ritmo de avance en libertad económica también se da en términos comparativos. Así, durante el periodo 1996-2004 nuestra ganancia de libertad superó a la media mundial en un 8%, a la europea en un 2,3%, y asimismo superó a la de todos los países importantes -a Canadá en un 6,8%, a Francia en un 12%, a Alemania en un 5,6%, a Italia en un 7,3%, a Japón en un 17,3%, a Rusia en un 7%, a Estados Unidos en un 6,5%, y a Inglaterra en un 7,3%-. Lamentablemente, esta situación se ha invertido en el trienio 2004-2007, años en los que nuestro avance en libertad económica ha sido inferior a la media mundial en un 1%, a la media europea 1,2%, y salvo el caso de Italia, inferior también al avance logrado por los diversos países citados. Canadá nos ha ganado por un 1,7%, Francia por un 2%, Alemania por un 1,5%, Japón por un 7,7%, Rusia por un 0,9%, Estados Unidos por un 1,4% e Inglaterra por un 1,5%.

La situación descrita trae su origen en la orientación de la política económica de los tres últimos años, caracterizada de una parte por olvidar la desregulación, abandonar la liberalización, renunciar a las privatizaciones y desterrar la reforma laboral, y de otra por aumentar intensa y groseramente el intervencionismo gubernamental -valgan como ejemplos respectivos el flagrante caso del sector energético y la esperpéntica paridad obligatoria en los consejos de administración societarios-.

Evidentemente, las decisiones estructurales adoptadas en la economía -sentido liberal o restrictivo de los cambios, ritmo y dimensión de los mismos- producen sus efectos en el medio y largo plazo, por lo que las consecuencias del freno a la libertad económica habido en España en el trienio 2004-2007 aún no son visibles. Pero es indudable que mientras nuestros gobernantes han estado ocupados y preocupados en cuestiones como el proceso de reformas estatutarias, la eufemísticamente denominada Ley de Memoria Histórica o la enésima devolución del llamado patrimonio histórico a la UGT, España ha empezado a perder el vagón de cabeza del tren del futuro económico.

Ignacio Ruiz-Jarabo Colomer. Ex presidente de la SEPI, presidente de PAP Tecnos, de Investrade y de EDG-Escuela de Negocios

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