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Tribuna
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Universidad y planificación

Los problemas de desequilibrios y disfunciones territoriales que en la actualidad presenta el mapa universitario español requieren respuestas a escala estatal, según el autor. En el debate no caben, en su opinión, ni atajos, ni soluciones sencillas ni diagnósticos apresurados.

Los conceptos Universidad y planificación han encajado históricamente mal en España y siguen encajando mal en la actualidad porque las transferencias de las competencias universitarias a las comunidades autónomas no han contribuido a casarlos, a escala estatal.

Esta afirmación no debe hacernos olvidar, sin embargo, que son numerosas las universidades que cuentan con planes estratégicos y más numerosos aún las que poseen servicios orientados a la propia planificación interna, como numerosas son también las iniciativas planificadoras que, a escala autonómica, se han llevado a cabo en relación a sus ámbitos geográficos respectivos. La contradicción entre planificación estatal débil o inexistente y planificación universidad a universidad pone aún más de manifiesto, si cabe, la necesidad de pensar -o repensar- el mapa universitario español desde una perspectiva global o general, más que regional o local.

De otra parte se constata que sobre la Universidad española -o para ser más preciso, sobre las universidades españolas- contamos con más datos que información y que el conocimiento que tenemos sobre esta institución clave de nuestro sistema educativo se ha alcanzado, en muchos trabajos, más a partir de ideas, de hipótesis y de razonadas especulaciones intelectuales que de información elaborada y actualizada. Pues bien, equilibrar estos tres niveles: datos, información y conocimiento, es condición imprescindible para sentar las bases para la planificación estratégica de la enseñanza superior en España.

La situación de la Universidad española necesita respuestas a los problemas de desequilibrios y disfunciones territoriales que en la actualidad presenta el mapa universitario español, pero estas respuestas sólo pueden darse tras un debate sereno y sosegado sobre la institución y su relación con la sociedad y el territorio. Estas respuestas sólo pueden darse tras la asunción colectiva de estos problemas y estas disfunciones territoriales. Estas respuestas sólo pueden darse tras un diagnóstico certero y compartido sobre las mismas, pero siempre pensando a escala estatal -y, a partir de 2010, europea- y actuando a escala de universidad.

No caben atajos, ni soluciones sencillas, ni hay recetas fáciles de aplicar, ni diagnósticos apresurados del estilo 'el 75% de las titulaciones universitarias no tiene suficientes universitarios para ser viables' (sic) porque no alcanzan los '125 alumnos matriculados en primer curso por titulación' (sic). Diagnósticos de este tenor, que rechazamos categóricamente, enturbian la percepción de la realidad universitaria, confunden tanto a la opinión pública como a los propios universitarios (docentes y discentes) y no aportan nada sustancial al necesario y urgente debate sobre la universidad.

No hay umbrales estadísticos mágicos para considerar una titulación viable o inviable, rentable o no rentable, eficaz o ineficaz, dada la diversidad de éstas, los contrastados perfiles académicos que presentan, las necesidades específicas en cada una de ellas… máxime teniendo en cuenta las exigencias docentes que nuestra inminente incorporación al Espacio Europeo de Educación Superior va a suponer -está ya suponiendo en los numerosos planes piloto que se han puesto en marcha en algunas universidades-. Se trata de una nueva forma, más que de enseñar, de aprender, y estas nuevas formas, estas nuevas metodologías, basadas más en el aprendizaje tutorado del alumno que de las enseñanzas magistrales del profesor, son incompatibles con volúmenes de alumnos por aula como los que han soportado las universidades españolas durante demasiado tiempo.

Las universidades españolas son organismos extraordinariamente complejos, variados y ricos en matices, en potencialidades y en fortalezas que se hace necesario conocer. Los medios de comunicación ni deben proponer ni deben hacerse eco de propuestas o diagnósticos simples para resolver problemas complejos, porque las ciencias sociales, si algo enseñan, es que este camino es tan peligroso como erróneo.

El gran impacto mediático que ha tenido la publicación del Atlas digital de la España universitaria y la amplísima distribución que del mismo se ha hecho tan sólo unos pocos días después de su presentación en Madrid, deben servir como impulso para abordar los principales problemas y disfunciones que presenta la Universidad española al Ministerio de Educación y Ciencia, a la comunidad universitaria, a sindicatos, empresarios y sociedad en general, así como para ayudar a nuestra Universidad -a nuestras universidades, en plural- a dar respuestas razonadas y sin excesiva demora a los nuevos retos que tiene ante sí, porque el futuro de la Universidad se llama presente.

Pedro Reques Velasco. Geógrafo. Director del Departamento de Geografía, Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Universidad de Cantabria, es director y redactor del 'Atlas digital de la España universitaria'

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