España no aprovecha el tirón económico de Alemania
Las cifras recientes del comercio exterior español suenan a oportunidad perdida. Por una parte, es cierto que el galopante déficit comercial, que suma 66.000 millones de euros en los nueve primeros meses del año, está atenuando su ritmo de crecimiento: aumenta un 16% interanual, frente al 30% de un año atrás. Sin embargo, la mejoría que están cosechando las exportaciones (aumento del 11,1% interanual entre enero y septiembre) tiene una excepción que no sería conveniente menospreciar: nada menos que Alemania.
Las ventas a la mayor economía europea apenas crecieron un 3,9% nominal, lo que, corregido de las variaciones de precios, se traduce en un virtual estancamiento en términos reales. La situación es especialmente preocupante, y no sólo por la importancia cuantitativa del mercado alemán (supone el 10,8% de las exportaciones españolas) sino, además, por su nueva situación económica: después de encadenar varios años de estancamiento, Alemania ha vuelto a la senda de crecimiento.
Ayer mismo se supo que su producto interior bruto creció un 2,3% interanual durante el tercer trimestre, mientras que sus importaciones lo hacían en un 3,6% en términos reales. En resumidas cuentas, existe una oportunidad clara para vender productos a Alemania, que, de momento, está siendo aprovechada por otros países.
Alimentación y bienes de equipo registran los avances más pobres
Si se observa la evolución de las exportaciones españolas a Alemania y se cruzan con las importaciones globales de este país, se deduce que apenas existe relación entre las dos gráficas. De hecho, al final del primer trimestre de este año, cuando las importaciones alemanas crecían más de un 20% interanual, las ventas españolas con ese destino incluso caían.
Heterogeneidad sectorial
A la hora de buscar los motivos de esta situación, conviene analizar la distribución sectorial. Las exportaciones españolas a Alemania se centran en cuatro ámbitos principales: automoción, semimanufacturas, bienes de equipo y alimentación.
Los dos primeros han registrado un comportamiento más que aceptable: entre enero y septiembre de este año, las ventas crecieron un 9,9% y un 15,8% interanual, respectivamente. En cambio, el centro del actual estancamiento debería buscarse en los pobres avances registrados por los productos alimenticios (0,5%) y los bienes de equipo (4,2%).
Pero Alemania, pese a su relevancia, no es el único punto flaco que se puede encontrar en las exportaciones españolas. Otros dos mercados de capital importancia registran aumentos de ventas incluso más modestos: Reino Unido (8% del total de exportaciones españolas), un 3,2%, y Portugal (8,8%), un 2,6%. En el ámbito europeo, en el otro lado del fiel se sitúan los destinos de Italia (11,2% de incremento) y, en menor medida, Francia (7,1%). Las exportaciones a este país, en todo caso, crecen menos que el conjunto.
Sin duda, los resultados más esperanzadores para el comercio exterior español se producen entre destinos extracomunitarios: así, las exportaciones a Estados Unidos crecieron entre enero y septiembre un 26,6% interanual; las destinadas a México, un 19,2%; las de Marruecos, un 13,8%, mientras que las realizadas a China y Japón rondan el 10% de incremento.
Esta nómina de países disponen de planes específicos de desarrollo de mercados, la iniciativa del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y el ICEX (Instituto Español de Comercio Exterior) para potenciar la presencia española en destinos con fuerte potencial de crecimiento futuro.
A juzgar por lo que reflejan estas cifras, parece que comienzan a lograrse los objetivos esperados por el Gobierno. Los deberes más acuciantes, visto lo visto, deberían centrarse ahora en no descuidar algunos mercados mucho más cercanos.
La confianza alemana se dispara
El motor de la economía europea sigue acelerando. Según los datos publicados ayer, el Producto Interior Bruto creció en el tercer trimestre un 0,6%, lo que representa un aumento del 2,3% en términos interanuales. Se trata del séptimo trimestre consecutivo de expansión.La noticia más esperada, y que comienza a confirmarse, es que la recuperación alemana ya no se basa exclusivamente en su siempre pujante sector exterior. El saldo neto por este concepto aportó 0,4 puntos al crecimiento, pero el consumo privado ya ha aportado otro tanto. Posiblemente, la perspectiva de subida de tres puntos en el IVA, prevista para enero, esté llevando a los alemanes a anticipar algunas compras de productos de consumo.Cuando se acaba de cumplir un año del gobierno de coalición liderado por Angela Merkel, el clima económico mejora a marchas forzadas. Pero no sólo los datos macroeconómicos reflejan la optimista situación alemana. El índice Ifo de confianza empresarial, elaborado mediante una encuesta entre cerca de 7.000 empresas, alcanzó en noviembre 106,8 puntos, el mismo registro que en junio, cuando se alcanzó el récord en los últimos quince años y medio.Impulsado en buena medida por Alemania, el conjunto de la zona euro también saca la cabeza. Los Doce crecerán un 2,5% este año, según estimó ayer el gobernador del Banco de España y miembro del Banco Central Europeo (BCE), Miguel Angel Fernández Ordóñez. Además, añadió que el crecimiento se verá prolongado por la recuperación de la demanda doméstica y dijo que los riesgos inflacionistas en la zona están al alza, centrándose en una posible nueva subida de los precios del petróleo. Asimismo, opinó que el crecimiento de la zona euro podría verse disminuido si la desaceleración económica observada en Estados Unidos se torna más intensa.
El éxito de las economías emergentes daña la balanza de pagos de la zona euro
La buena marcha de las economías de los países emergentes y, fundamentalmente su dinamismo comercial, está dañando la balanza de pagos de la zona euro.La prueba más evidente es que los Doce registran un déficit acumulado hasta septiembre, en términos interanuales, de 28.800 millones de euros, lo que supone un 0,3% del Producto Interior Bruto (PIB) de los Doce, según los datos facilitados ayer por el Banco Central.Esto representa un claro empeoramiento de la balanza por cuenta corriente de la zona euro, si se compara con el mismo periodo de hace un año, cuando los Doce acumulaban un superávit de 23.000 millones de euros.Este fuerte empeoramiento se debió, principalmente a un descenso del superávit en bienes de 50.400 millones de euros, así como a un débil crecimiento de las transferencias corrientes y de los ingresos. El aumento del superávit en servicios fue el único elemento que contrarrestó esta tendencia. Todo ello motivado por los efectos de la pujante actividad comercial de países como China e India, que cada vez se convierten en competidores más fuertes, en un escenario, además, de creciente fortaleza del euro.Sin embargo, los datos sólo del mes de septiembre son más positivos, ya que la balanza de pagos arrojó un saldo cercano al equilibrio, frente al déficit de 6.900 millones de euros que se registró en el mismo mes del pasado año.En la cuenta financiera, las inversiones directas y por cartera registraron en septiembre pasado una entrada de capital neto de 21.000 millones de euros, un 31,2% más en el mismo mes de 2005. Este saldo fue fruto de unas inversiones en el exterior de 20.000 millones de euros y una entrada de inversiones exteriores de 41.000 millones.Según explica la entidad presidida por Jean-Claude Trichet, la inversión combinada, tanto directa como de cartera, se situó en los doce meses hasta septiembre, en 18.000 millones de euros, frente a los 44.000 millones que se registraron en el mismo periodo de 2005.
El mal italiano
¦bull; El saldo comercial de Italia con los países fuera de la UE registró un déficit de 18.947 millones de euros hasta octubre, frente a unos números rojos de 7.895 millones en el mismo periodo del pasado año, lo que supone haberlo multiplicado por 2,4. En un país tradicionalmente vendedor, las exportaciones han crecido un 11,7% en tasa interanual, la mitad que las importaciones (21%).