Dividendo en mano frente a posibles tempestades
Los inversores arrancan 2025 con un ligero vértigo
Los inversores arrancan 2025 con un ligero vértigo. Si las Bolsas subieron como la espuma en 2023, el año pasado no se quedaron atrás. El Ibex acumula una revalorización del 41% en este periodo, que supera el 53% en el S&P 500 gracias al desenfreno de las grandes tecnológicas estadounidenses y la inteligencia artificial. Los gestores vaticinan que la fiesta continuará en la renta variable, pero sin grandes fuegos artificiales y con retornos más moderados, que bien podrían ser de un solo dígito en un escenario en el que se vislumbran nubes pero en el que podrían a llegar a caer chuzos de punta ante la imprevisibilidad de las políticas comerciales del inminente nuevo presidente de EE UU, Donald Trump.
La revisión de cierre de año ha servido para rotar las carteras y dotarlas, en la mayor parte de los casos, de más liquidez ante posibles turbulencias, pero sin volverse locos, evitando quedarse fuera del enésimo rally de las grandes tecnológicas. La inversión en empresas con un dividendo estable y creciente es una opción a tener en cuenta ante las elevadas valoraciones que hay en algunos sectores a ambos lados del Atlántico y una renta fija que el año pasado no logró la rentabilidad esperada por los gestores.
Entre las cotizadas con una elevada retribución al accionista destacan las españolas. En 2024 han repartido un montante cercano a los 36.000 millones de euros, un nuevo máximo con el que viene a batir el récord de hace cinco años y que promete seguir al alza este ejercicio gracias al empuje del sector bancario y de las compañías energéticas. A ello se suman unos programas de recompra de acciones que elevan la cuantía por encima de 48.000 millones de euros, según las estimaciones del gestor de la Bolsa española, BME.
La banca española seguirá disfrutando este ejercicio de la bonanza en cuanto a generación de resultados pese un entorno que se antoja menos propicio por las rebajas de tipos de interés que continuarán ejecutando los bancos centrales. A ello sumará el aliciente de una fuerte retribución a sus accionistas, tanto mediante el pago de dividendos como a través de las recompras de títulos para su amortización. Por su parte, las cotizadas energéticas prosiguen entre los grandes pagadores de la Bolsa española, si bien la tendencia a la baja del precio del crudo pone en duda el mantenimiento de los elevados dividendos de algunas, como podría llegar a ser el caso de Repsol a tenor de las advertencias lanzadas por los analistas.