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Tribuna
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Coyuntura y estructura del olivar

La decisión de la cooperativa Hojiblanca de importar 2.000 toneladas de aceite de oliva procedente de Túnez para comercializarlo en España ha sido criticada por algunos sectores productores. El autor defiende la operación y aprovecha para reflexionar sobre el futuro en un sector cada vez más internacionalizado.

Hemos asistido en las últimas semanas a un revuelo sobre la importación de una cantidad de aceite de oliva de Túnez por parte de una cooperativa, Hojiblanca. Sorprende que algo coyuntural, legal y normal haya tenido tanto eco en el sector. Además, esta polémica ha hecho que muchos de los que han opinado se hayan dejado arrastrar por las maliciosas intenciones de los instigadores, fijándose en lo superficial y demagógico y no en la visión estructural del asunto. Por todo ello, me gustaría hacer algunas reflexiones sobre este asunto, para abrir un debate sobre qué futuro queremos para el olivar.

Desde hace muchos años, Túnez tiene aprobado un contingente de 57.000 toneladas que puede entrar libremente en la Unión Europea, con lo que, a efectos prácticos, forma parte del stock disponible en la comunidad. Es decir, este contingente es como si formara parte de la producción comunitaria. Estas cantidades se han venido adquiriendo por parte de industriales y envasadores libremente durante todos estos años. Pero la operación de Hojiblanca -que es una cooperativa, pero que es una empresa- parece que no ha gustado a muchos, bien porque quizás entiendan, con poca visión emprendedora, que las cooperativas tienen que estar limitadas en sus actuaciones, o porque alguien ajeno se haya adentrado en un coto usado por unos pocos hasta ahora.

Pero este asunto tiene más lecturas, y es que aunque, durante este año, los industriales-envasadores han venido reclamando la liberalización del mercado mundial para regularlo, resulta que han comprado poco de este contingente hasta que casualmente esta cooperativa ha adquirido 2.000 toneladas para venderlo a granel en España. Es más, aun cuando han podido adquirirlo durante todo este tiempo, los que critican han esperado hasta el final para comprar 20.000 toneladas.

Frente a la concentración en las empresas demandantes de aceite que se viene produciendo, parece que molesta cualquier movimiento que pretenda aglutinar la oferta

Es más, durante este año se van a importar unas 250.000 toneladas a la Unión Europea y 100.000 toneladas a España, de las que sólo un 2% (2.000 toneladas) son las que ha comercializado Hojiblanca con transparencia. ¿Es que una empresa cooperativa no puede operar libremente en el mercado? Jamás hemos cuestionado la libertad en la operación de las empresas, siempre que sean legales, por eso no nos escandalizamos de que precisamente un envasador-industrial español sea el primer exportador tunecino.

Pero esta operación de Hojiblanca no supone que las cooperativas estén a favor de un aumento del contingente o de la liberalización del mercado. Ese es el argumento tendencioso que han querido tender los instigadores, y en la que absurdamente han caído algunos. Contra lo que decía un comunicado, Hojiblanca no va a servir de coartada para liberalizar el mercado. Que no se engañe nadie: una cosa es la cooperación con los tunecinos sobre comercialización del contingente y otra muy distinta, a la que nos oponemos, es una mayor liberalización.

Parece que en los últimos tiempos hay una corriente, organizada o no, con el propósito de desprestigiar al mundo cooperativo, y seguimos sin entender el porqué. Nosotros siempre defenderemos una colaboración leal, transparente y fructífera con los industriales-envasadores.

Resulta que en los últimos tiempos se está produciendo una concentración en las empresas demandantes de aceite, que prácticamente se pueden contar con los dedos de la mano, cuando existe una gran atomización en los productores oferentes, puesto que España cuenta con 1.700 almazaras. Parece molestar cualquier movimiento que pretenda aglutinar la oferta; el mayor productor mundial, Hojiblanca, sólo posee entre el 2% y el 3% del aceite. Pero aunque no guste y traten de desprestigiar el esfuerzo cooperativo, seguiremos trabajando para continuar concentrando la producción y así ofrecer nuevas oportunidades a nuestros agricultores. Y ello significa que el sector se estructure mejor, con lo que todos saldremos ganando.

Desde la Organización de Cooperativas Oleícolas se viene insistiendo en la necesidad de integración, de dimensionarse, de concentrar la oferta en grandes grupos de comercialización, algo que desgraciadamente no está fructificando, salvo contadas excepciones. Pero también en que es necesaria una mayor colaboración entre todos los productores para promocionar el producto, para defender la calidad y para mejorar la comercialización de las producciones, evitando distorsiones y tensiones en los precios. Estos intereses son comunes a todos los olivareros, sean españoles o tunecinos. Y en ese contexto se enmarca este acuerdo de colaboración para comercializar este aceite, que puede desarrollarse de cara al futuro o extenderse a otros ámbitos, pese a que no le guste a algunos que han enturbiado el sector.

Todo el mundo es consciente de que vivimos en un mercado global y que la internacionalización es uno de los principales retos de las empresas, las agrarias, en general, y las cooperativas en particular. Por eso aplaudimos las palabras de aquellos que, como el consejero de Agricultura andaluz, Isaías Pérez Saldaña, han apoyado esta iniciativa propia de cooperativas del futuro, y no del pasado.

Actuar como empresa significa en el mundo cooperativo que la riqueza se reparte entre todos sus socios. Vamos a continuar trabajando en esa línea para que, actuando como empresas cuyos propietarios son los agricultores, las cooperativas consigan la mejor renta para sus productores ahora y en el futuro.

Antonio Luque Luque. Gerente de Hojiblanca, presidente de las cooperativas andaluzas (FAECA) y responsable del sector del aceite de la Confederación de Cooperativas Agrarias de España (CCAE)

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