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CincoSentidos

Los cajeros echan humo

La Caixa, que posee la mayor red de cajeros, llega a expender 60.000 euros por minuto en un fin de semana

El verano también es temporada alta para los cajeros automáticos y las tarjetas. Los desplazamientos de clientes que se producen en vacaciones propician un mayor uso de los sistemas de medios de pago, una vez que quedan lejos las sucursales bancarias habituales. No en vano, España dispone de la red de cajeros automáticos más tupida de Europa, con 56.845 unidades y una media de 1,29 cajeros por cada mil habitantes, cerca de los 1,32 del mercado de Estados Unidos. Además, el número de tarjetas, con 65,2 millones entre tarjetas de crédito y débito, supera con creces al conjunto de la población española, de acuerdo con los datos del Banco de España del primer trimestre de este año.

Para dar una idea del estallido de actividad que registran los cajeros automáticos y las tarjetas en verano, los clientes de La Caixa generaron un volumen de operaciones a través de los canales electrónicos -cajeros, tarjetas y servicio de banca a distancia multicanal- de 1.353 millones de euros entre el 30 de junio al 2 de julio, un volumen que ascendió a los 1.400 millones entre el 28 y el 30 de julio. La entidad catalana posee el mayor parque de cajeros del país, con más de 7.300 unidades, que echan humo en los meses de verano. En el fin de semana del inicio de las vacaciones, dispensaron alrededor de 250 millones de euros, lo que supera el récord alcanzado el pasado año en las mismas fechas (225 millones de euros) y supone la escalofriante media de 60.000 euros por minuto.

El importe medio de las operaciones en cajeros de La Caixa fue de 150 euros por persona. En Caja Madrid, con 4.400 cajeros automáticos, reconocen que el importe medio de los reintegros se eleva ligeramente en estas fechas, hasta el entorno de los 120 euros. Sólo en el mes de agosto, las disposiciones de efectivo en los cajeros de la entidad madrileña se incrementan el 6% respecto a otro mes no estival.

La época veraniega se convierte así en una verdadera prueba de fuego para la operativa en cajeros automáticos, en especial en las zonas de costa, hacia donde se concentra buena parte de la actividad financiera estival. En este sentido, BBVA apunta que los cuatro meses de verano -de junio a septiembre- concentran más del 40% de las operaciones que realizan los cajeros automáticos de las zonas costeras de su red.

Caja Madrid reparte un tercio de su red de cajeros en el arco mediterráneo, Andalucía y la costa cantábrica, lejos de su área tradicional de actuación y prueba de la atención que prestan el conjunto de entidades a las zonas costeras y de fuerte expansión inmobiliaria.

A favor del uso veraniego de los cajeros juega además la creciente aceptación que está ganando este canal entre los usos financieros habituales de los clientes. 'La clientela se está acostumbrando a su uso', reconocen en BBVA, donde el 74,8% de las retiradas de efectivo y el 27% de los traspasos se realizan a través de cajeros.

En líneas generales, el 46% de los clientes de entidades financieras utiliza de forma mayoritaria el cajero automático para trabajar con su banco, frente al 25% que prefiere visitar la oficina, según un reciente informe de la consultora TNS.

Junto con los cajeros, las tarjetas afrontan un punto álgido de actividad en los meses de verano. Los clientes extraen más efectivo pero también hacen un mayor uso de sistemas de pago alternativos, de nuevo como consecuencia de la lejanía respecto a sus lugares de origen. Caja Madrid afirma que el empleo de la tarjeta en comercios durante el mes de agosto registra un incremento del 11% respecto a cualquier otro mes. En el caso de La Caixa, cerca de un millón y medio de clientes realizaron compras por un importe cercano a los 115 millones de euros en el último fin de semana de julio. La cifra es equivalente al 0,16% del total del importe de las compras realizadas con tarjeta en España en 2005, según datos del Banco de España. Al término del primer trimestre, el mercado de tarjetas de débito ascendía a 31,9 millones, mientras que las tarjetas de crédito totalizaban los 33,3 millones.

Los robos, también para el verano

A mayor uso de tarjetas, más posibilidades de pérdida o robo. Esta es la consecuencia lógica que se desprende del aumento del empleo del dinero de plástico en los meses de verano, sin pasar por alto que los cacos también suelen aprovecharse del despiste de muchos en la época vacacional.Según un estudio elaborado por CPP, compañía especializada en protección y servicios de asistencia, el verano acapara el 33% de los siniestros -pérdidas y robos- que se producen en todo el año en tarjetas, cerca de las Navidades, con otro 26% del total.Madrid y Barcelona lideran, con un estrecho margen de diferencia, el ranking de ciudades con mayor porcentaje de siniestros en tarjetas en la época estival, entre los meses de junio a septiembre. Plagadas de turistas, a Madrid le corresponde el 20,9% del total y a Barcelona, el 20,46%. Por comunidades autónomas, el primer puesto lo ocupa también Madrid, que acapara el 38% de las pérdidas y robos de tarjetas, seguida a distancia por el 14,4% de siniestros que acusa Cataluña.Ante la afluencia de robos y despistes, el sentido común aconseja algunas fórmulas con las que evitar que la pérdida de la tarjeta consiga echar a perder las vacaciones. Así, las precauciones mínimas que apuntan las entidades financieras son no llevar anotado el PIN en la tarjeta y no facilitarlo, no utilizar los cajeros en presencia de extraños, no perder de vista la tarjeta y llevar siempre más de una, a ser posible de diferentes marcas -una Visa y otra Mastercard- por si se pierde una o por si hay problemas con la tarjeta habitual. El titular se puede encontrar con sorpresas desagradables tales como superar el límite de uso de su tarjeta, la denegación de su empleo en el extranjero o el posible deterioro de la banda magnética en los aeropuertos.

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