'Las malas noticias en Bolivia estaban descontadas'
Experto en Latinoamérica, dice que no ha cambiado el 'rating' tras la llegada de Evo Morales al poder porque la deuda es muy pequeña y afirma que los problemas de Bolivia no son nuevos para los inversores. 'Lo que se ve es un problema que ya estaba allí'.
Los cambios en Bolivia ocupan titulares y preocupaciones de inversores. En EE UU se examina la influencia de Hugo Chávez en la zona y se habla con temor de una vuelta a la izquierda. Desde su puesto en S&P y con un profundo conocimiento de América Latina, Mukherji concluye que la raíz de lo que ahora sorprende estaba plantada hace tiempo.
La foto fija de Latinoamérica refleja un buen momento, pero tras el 1 de mayo, con el decreto de nacionalización boliviano, se ha creado un sentimiento negativo. ¿Han cambiado realmente las cosas?
No han cambiado, porque lo que parece ser tan bueno es fruto de un buen ciclo. En Bolivia, Ecuador y Venezuela, ayudados por los altos precios de las materias primas, no ha habido ninguna buena noticia en lo que se refiere a desarrollo económico o estabilidad más allá de estos buenos precios. En otros países, en los que no sólo existe el componente positivo de las materias primas, esperamos que vayan más allá del ciclo actual, son Brasil, Colombia...
¿Hay una distinción clara en la zona andina?
Se puede ir más allá. A los chilenos les va bien. Si el precio del cobre colapsa mañana, las cosas todavía irán bien. En Venezuela elevamos el credit rating, pero hemos avisado que el riesgo de operar en el país se está deteriorando porque el rating sólo es mejor porque el Gobierno tiene más dinero y menos deuda
¿Los inversores deben ser conscientes de estas diferencias?
Sí, deben distinguir. No están invirtiendo en Latinoamérica como un todo, aunque hay veces que hay un instinto de rebaño. Es de esperar que los inversores más inteligentes distingan entre países o entiendan los riesgos.
No han cambiado el rating de Bolivia y parece ver la situación como normal. No le veo muy pesimista.
Se ríe Tendemos a ser muy estrechos de miras a la hora de juzgar un país en S&P. Sólo miramos el credit rating no somos inversores.
¿Qué cree que es lo que deben hacer los inversores?
Sólo puedo hablar del rating. Desde el ángulo desde el que lo miro la deuda es baja y las malas noticias estaban descontadas, no hemos cambiado el rating tras las elecciones. Lo que pasa en Bolivia es algo más que un Gobierno que llega al poder y quiere cambiar la política económica. Se trata del primer líder indígena desde la conquista. La mayoría de quienes le votaron no lo hicieron considerando qué haría por el PIB, sino más enfocado a contestar preguntas como qué tipo de país quieren ser y qué son. No es como en otros países, más asentados, que ya resolvieron esas cuestiones.
¿Y qué puede pasar?
Es difícil saber, porque Morales ni ha llegado con un plan ni es tan poderoso como para que pueda hacer lo que quiera. Hay fuerzas tras él como los sindicatos, el movimiento indígena, y él tiene que responder a las presiones. La nacionalización se anunció tan rápida que daba la impresión de que tenía que hacerse en ese instante, en lugar de calibrar los detalles.
¿Cree que eso precisamente permite una actitud negociadora?
La buena noticia es que, como no llegan con un proyecto, hay flexibilidad para negociar y pueden ser pragmáticos. Las mala noticia es que aunque el Gobierno negocie, la situación es fluida y hay que plantearse si serán capaces de negociar cuando a la vez tratan de asentar un poder que no han tenido antes. Puede estar en el interés de los líderes ser pragmáticos y puede que algunos crean que es positivo estar en buenos términos con Zapatero y Lula.
Parte de la incertidumbre en Bolivia es por la inseguridad jurídica creada.
Antes tampoco había certidumbre. Esto no ha cambiado de la noche a la mañana. Hay que mirar la historia de estos países y ver cuántas veces han cambiado los gobiernos, cuánta seguridad han tenido históricamente los inversores. Los inversores siempre se enfrentan al riesgo y más en materias primas. Estas empresas están en países difíciles en todo el mundo.
El populismo no es de derechas o izquierdas, es una forma de gobernar intensamente nacionalista, personal.
El dinero volverá a otros sectores
Ni todos los inversores se asustan ni para siempre con medidas como las de Bolivia, dice Mukherji. 'Es cierto que estas cosas sólo pueden ser negativas, pero no es correcto decir que por lo que está pasando inevitablemente se llegará a un final horrible'. Este experto de S&P asegura que la inversión extranjera quedará perjudicada, pero no para siempre ni en todos los sectores y como ha ocurrido en el caso de Argentina, el dinero volverá.