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5d. Guía para el inversor

Las claves de la nueva fiscalidad

Desde que el pasado viernes 20 el ejecutivo presentara su propuesta de reforma del IRPF, asesores fiscales, abogados y, en general, los estrategas patrimoniales no han parado de estudiar. El reto no es otro que empezar a esbozar las estrategias que prepararán para las inversiones de sus clientes de cara al nuevo escenario fiscal de 2007. Al tiempo, en las altas esferas de las entidades de ahorro calientan motores para que, en la tramitación parlamentaria de la reforma, se corrijan y aclaren cambios que ahora mismo apuntan al corazón mismo de su negocio.

El anteproyecto, pendiente de sobrevivir a su paso por el parlamento y cuya entrada en vigor está prevista para el próximo 1 de enero de 2007, trae como gran novedad un tipo único del 18% para todo el ahorro. Sólo este cambio ya ha provocado una riada de valoraciones: 'no acaba con la discriminación que sigue favoreciendo a las ganancias de patrimonio frente a las rentas del trabajo', 'es una reforma drástica e injusta', 'es exagerado llamar reforma a estos cambios' o 'es de más calado de lo que se pensaba'. Sobre estas opiniones planean varios datos. Con el nuevo IRPF ahorrar será más caro para las rentas bajas y medias. Pero, al tiempo, se favorece la inversión a corto plazo (o dicho de otro modo, deja de premiarse la inversión a más de un año o a más de dos años, según los productos) y esto es, sin duda, un gran ahorro fiscal. Los seguros de vida cobrados en forma de capital pierden su atractivo y los planes de pensiones resultarán interesantes sólo cuando el capital acumulado se cobre en forma de renta. Al tiempo, desaparece el régimen que permite reducir las plusvalías acumuladas en inversiones anteriores a 1996. Y el tan anunciado fin de la desgravación por compra de vivienda se ha quedado en un ligero recorte de beneficios.

Asesores fiscales y abogados tributaristas han estado oyendo estos días las exclamaciones de sus clientes: '¡teníamos que haber vendido antes! Y ahora ¿qué hacemos?'. El consejo es la prudencia. 'Calma y precaución, que queda mucho por delante', afirma Valentí Pich, presidente del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF). 'No hay que precipitarse', insiste Rubén Candela, presidente de la Asociación Española de Asesores Fiscales (Aedaf), 'porque también hay que ver cómo va a actuar la inspección'.

La renta fija gana brillo y los fondos de inversión sólo tendrán la ventaja del traspaso sin tributar

Antes de mover ninguna ficha, el inversor debe poner sobre el tablero las reglas actuales y enfrentarlas a las que están por venir. En el presente, los intereses de las cuentas corrientes, en general toda la renta fija y las ganancias de patrimonio a corto plazo tributan según el tipo marginal que tenga el contribuyente, es decir, según que su alto o bajo nivel de ingresos le sitúen en el 45% o en el 15% de tipo de gravamen. Con el actual IRPF, el consejo es evitar este tipo de ahorro ya que es el más caro fiscalmente

En otro bloque, ahora hay ingresos como los intereses de un depósito a más de dos años, los dividendos y los seguros que también pasan por la caja de Hacienda al tipo marginal de entre el 15% y el 45%. Ahora bien, como disfrutan de reducción, el tipo efectivo que se les aplica va desde porcentajes negativos (el contribuyente no sólo no paga sino que le deduce) hasta unos máximos del 27% en el peor de los casos. En un tercer bloque, las ganancias de patrimonio a más de un año tributan al tipo fijo del 15%. Lógicamente, la estrategia fiscal consiste en acudir a estos productos.

En el nuevo panorama todo el ahorro tendrá el mismo atractivo para el contribuyente. 'Desaparece el análisis financiero fiscal' ha afirmado el Ejecutivo. En la propuesta de reforma, todos los ingresos del ahorro tributarán al 18% ¿Todos? Como no hay regla sin excepción aún subsiste alguna discriminación.

Los dividendos tendrán un mínimo exento de 1.000 euros. No se trata de que el nuevo impuesto pretenda apoyar este tipo de ingreso, sino que tiene en cuenta que el reparto de este beneficio societario ya ha tributado en el Impuesto sobre Sociedades y cuando lo recibe el socio vuelve a tributar en el IRPF. Para evitar esta doble imposición, se dan 1.000 euros de exención y se elimina el sistema actual que causa desimposición.

En cuanto a las fórmulas de ahorro para la jubilación también hay desigualdad. En síntesis se premia el ahorro sólo cuando se vaya a cobrar en forma de renta. Así, por ejemplo, al margen del ahorro en planes de pensiones o en los nuevos planes individuales de ahorro sistemático (PIAS), también se mantienen reducciones en los seguros de vida si se cobran en forma de renta vitalicia o temporal.

Pero hay más trato diferente. Por ejemplo, los alquileres (rendimiento de capital inmobiliario) no se han incluido en el IRPF como ahorro gravado al 18%. Los ingresos por alquilar vivienda o locales permanecen junto a los salarios y a las actividades económicas y profesionales y su tipo de gravamen va del 24% al 43%. Eso sí, disfrutan de una reducción del 50%. Esto hace que su tipo efectivo sea la mitad del que se aplica a las rentas del trabajo.

El presidente de la Aedaf Rubén Candela, al tiempo que considera 'excesivo' hablar de reforma fiscal ante estos cambios se muestra crítico en cuestiones muy puntuales. Propone que se vuelva a admitir que los gastos deducibles de los alquileres sean superiores a los ingresos porque es factible que un año haya que hacer obras que se coman los ingresos. Asimismo, reconoce no saber por qué no se han llevado estos ingresos junto al resto del ahorro. Candela tampoco está conforme con el nuevo trato de los dividendos, 'sobre todo ante acciones de empresas no cotizadas' y consideraría adecuado que la deducción por vivienda y de planes de pensiones se tuviera en cuenta para calcular las retenciones del salario y así se evitarían los millones de declaraciones 'a devolver'.

Para José María Peláez, presidente de la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado, 'la auténtica bajada de impuestos está en las plusvalías a corto plazo que se gravarán al 18%'. Al tiempo, considera que la reforma propuesta mantiene el trato discriminatorio de las rentas del trabajo frente a las plusvalías y, en su opinión 'esto no tiene sentido y sigue sin corregirse'. Asimismo, Peláez señala que esta discriminación llega al control fiscal. 'Las rentas del trabajo son rápidamente detectadas, pero los ingresos empresariales y las plusvalías se escapan con más facilidad', explica.

Nuevas inversiones

Desde puntos de vista más financieros, se reconoce que, al margen de la uniformidad que se da al ahorro, la gran revolución vendrá del hecho de que desaparece la figura del largo plazo. Es decir, da igual que una renta se haya generado en un día que en 10 años porque se tributará por ella lo mismo.

En este nuevo panorama, productos que ahora son las estrellas de la fiscalidad perderán brillo. Es el caso de algunos fondos de inversión como los de renta fija e incluso los recién nacidos fondos de inversión libre o head funds; determinados seguros y los planes de pensiones. No en vano, asociaciones del sector como Inverco y Unespa ya han mostrado públicamente su descontento con un cambio que supone primar las operaciones a corto plazo.

En su lugar, y aunque aún es pronto para planificar, los expertos de entidades financieras consideran que además del éxito que puedan tener los nuevos PIAS, los productos estructurados serán la gran alternativa para el ahorrador. Hasta ahora tenían escaso atractivo porque al apoyarse en activos de renta fija tenían que esperar a que pasaran dos años y un día para lograr buen trato fiscal. Ahora, desde el primer momento, tributarán al 18%. Incluso, no será necesario crear un fondo de inversión sino que bastará con comercializar certificados estructurados. En general, toda la renta fija dejará de estar castigada fiscalmente y, por su parte, los fondos de inversión conservarán la gran ventaja de permitir que el capital se mueva de un fondo a otro sin tributar.

Asimismo, recuerdan los expertos que el tan anunciado fin de la desgravación por compra de vivienda habitual se ha mantenido casi intacto. Así que no hay que abordar ninguna nueva estrategia.

Por su parte, los movimientos de los inversores se pueden dirigir en 2006 a aflorar plusvalías al 15% si el activo ya ha satisfecho el umbral de rentabilidad esperado. Incluso se puede optar por volver a comprar y así renovar valores de adquisición que reduzcan las futuras plusvalías que vayan a ir al 18%. Asimismo, hay que hacer cálculos con los posibles dividendos que se puedan recibir. En cuanto a las inversiones en fondos no se han movido ni un ápice en el IRPF y para el ahorro a la jubilación y los seguros se establece un régimen transitorio.

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