Bruselas elimina el actual límite de tiempo publicitario para la televisión a la carta
La Comisión Europea aprobó ayer el proyecto de directiva que modernizará la regulación del sector audiovisual en Europa. Bruselas propone relajar las normas de publicidad y eximir a los nuevos métodos de distribución, en concreto, a la llamada televisión a la carta, de los tradicionales límites temporales a la inserción de anuncios.
La comisaria europea de Sociedad de la Información, Viviane Reding, espera que la nueva directiva, con la que quiere a sustituir a la de 1989, introduzca más flexibilidad en la capacidad de financiación de las empresas del sector audiovisual. Bruselas propone reducir a la mínima expresión las normas sobre publicidad, para permitir que los canales de televisión, y no los reguladores, establezcan los criterios de inserción de comunicaciones comerciales.
La nueva ley comunitaria, que necesita el visto bueno de los 25 países de la UE y del Parlamento Europeo, autoriza la publicidad subrepticia y el llamado product placement, siempre que se advierta con antelación al telespectador.
La propuesta mantiene el límite que establece la directiva actual de 12 minutos de anuncios por hora, para evitar que la reforma legislativa propicie la continua interrupción de la programación. Pero elimina el techo de tres horas al día de publicidad (que, en cualquier caso, ninguna cadena europea parecía cumplir) y la obligación de respetar un intervalo de 20 minutos entre batería y batería de anuncios.
La norma es más estricta para la TV tradicional porque no se puede elegir la programación
Con la intención de preservar en cierta medida la integridad de las películas y la coherencia de los programas de información, Bruselas propone que en esos casos las interrupciones no puedan producirse más que una vez cada 35 minutos.
Pero esos límites temporales sólo serán aplicables en los canales de televisión donde la programación responda a una parrilla predeterminada. La libertad será absoluta, en cambio, para los llamados servicios 'no lineales', es decir, aquellos en los que el telespectador decide en cada momento el programa que desea ver. En este nuevo tipo de distribución, cuya clientela aumenta para eventos deportivos, conciertos, películas o reportajes, los operadores sólo deberán cumplir las normas generales sobre protección al público infantil y de prohibición de emisiones que inciten al odio.
Esta diferenciación responde, según la Comisión, 'al grado diferente de libertad de elección que disfruta el telespectador en uno y otro caso'. Bruselas justifica también la aplicación de normas más estrictas en los canales tradicionales 'por el impacto que tiene en la sociedad el hecho de que millones de personas vean al mismo tiempo el mismo programa y por el potencia del esas cadenas para crear corrientes de opinión'.
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Bruselas también ha decidido excluir de sus normas audiovisuales a a las emisiones que, ocasionalmente, realicen por ejemplo los medios de comunicación escritos a través de sus páginas de internet. 'La CE ha reconocido que debe mantenerse a la prensa al margen de regulaciones concretas, tanto cuando es en papel como cuando es online', señaló con satisfacción Angela Mills Wade, directora ejecutiva del European Publishers Council (EPC), una organización que agrupa al sector informativo. El EPC, sin embargo, teme que la evolución de las páginas de internet acabe creando confusión sobre los contenidos que están cubiertos o no por la nueva directiva.
Hacia el modelo de EE UU
La regulación propuesta ayer por la Comisión Europea encamina al sector audiovisual en Europa hacia la libertad absoluta que disfruta en EE UU para financiar su programación con publicidad. Pero Bruselas, en previsión de la reacción que puede provocar esa comparación en algunos Estados, prefiere destacar las normas de calidad y limitación temporal en la publicidad que hereda la nueva norma.La directiva, por ejemplo, preserva el sistema de cuotas de producción europea que cada país puede exigir a sus operadores audiovisuales. Y mantiene el límite de 12 minutos de anuncios por hora de programación.La propia Comisión, sin embargo, califica de 'simplista' reducir el debate sobre la promoción de la diversidad cultural al tema de las cuotas. Y en cuanto a los límites a la publicidad reconoce con tranquilidad que ninguna cadena los respeta, como si no fuera su obligación velar para que se cumplan.