La última compra del Santander en EE UU despista al mercado
Los analistas creen que el momento que ha elegido el Santander para entrar en EE UU a través del Sovereign no es el mejor. Una de las máximas preocupaciones es que termine por hacerse con el 100% de la entidad financiera, ya que podría dañar su rating crediticio.
Hay unanimidad entre los analistas a la hora de valorar la compra del 20% del Sovereign Bank por parte del Santander. Con el término sorpresa es como la definen. 'Sorprende tanto por el mercado objeto como por el momento. Es algo que se esperaba más en el BBVA, en el sentido de que pudiera aprovechar las sinergias de México', asegura Aitor Echevarría, de Inverseguros.
La entrada del Santander en el banco estadounidense fue adelantada por The Wall Street Journal el lunes y confirmada por la entidad española con la Bolsa ya cerrada. El banco subió un 1,59%. Al día siguiente, con la publicación de resultados, sufrió un retroceso del 3,13% y ayer, del 0,47%. 'Los descensos obedecen más a que los inversores esperaban una revisión al alza de las sinergias de costes con el Abbey', señala Echevarría. Las bajadas del Santander han estado acompañadas de un elevado volumen de negocio: 2.107 millones en el mercado y 3.547 millones entre operaciones especiales y bloques. El banco paga un dividendo de 0,09296 euros el 1 de noviembre y puede estar produciéndose un lavado de cupón. El Sovereign, por su parte, se ha dejado un 10%.
BNP Paribas considera que la adquisición 'es muy decepcionante'. El banco de inversión, que ha bajado el consejo a neutral, cree que el riesgo que supone la operación podría penalizar al Santander, entre otras cosas, porque tiene opción de hacerse con el 100% antes de 2010. Los expertos de esta firma creen, además, que la prima que paga el Santander, un 15%, supone un PER de 15 veces los beneficios de 2005. 'Es un precio excesivo para una participación minoritaria', dicen. En el lado positivo, destacar que BNP Paribas ha elevado el objetivo a 11 euros (cerró a 10,48 euros) frente a los 10,5 de antes porque ha mejorado el beneficio por acción un 2% para 2005 y un 1% para 2006. 'Ahora esperamos un crecimiento de los ingresos de Abbey del 5% con respecto al 3,5% de antes'.
La mayor preocupación para JPMorgan reside en la posibilidad de que el Santander se haga con la totalidad del Sovereign, ya que su rating podría salir dañado. También ha bajado la recomendación del Santander a neutral desde sobreponderar. El precio objetivo que estima es de 11,50 euros.
Por el contrario, Ibersecurities sigue aconsejando comprar. 'Existe una mayor visibilidad en los resultados y la adquisición del Sovereign no supone empezar de nuevo con un proceso similar al llevado a cabo con Abbey por el carácter financiero de la compra'.
Deutsche Bank califica de 'positiva y estratégicamente interesante' la compra. 'Lo vemos como una interesante opción de potenciar el negocio minorista en EE UU', explican.
El riesgo del dólar y de la economía
No son demasiados los riesgos que los analistas contemplan en la entrada del Santander en el Sovereign, aunque sí lo suficientemente relevantes. Ibersecurities cree que la penalización que ha tenido el banco español en Bolsa tras conocerse la operación obedece, entre otras cosas, al riesgo que supone invertir en EE UU en un entorno bancario desfavorable. 'Implica ganar vinculación al dólar y exponerse a un mercado que no pasa por un buen momento, ya que el negocio hipotecario está desacelerándose en volúmenes y los precios de la vivienda están a la baja', dicen.æpermil;ste es uno de los factores en contra que señala también JPMorgan. A su juicio 'es preocupante el riesgo que puede suponer las oscilaciones en el mercado monetario en EE UU y América Latina y el entorno macroeconómico, que nosotros prevemos más estable para los dos próximos años', dicen. La firma apunta además a la incertidumbre que existe sobre el mercado hipotecario español, del que espera que se ralentice, con un crecimiento estimado para este año del 12% comparado con el 18%/20% de 2004, y sobre la marcha del Abbey ante el riesgo de deterioro de la economía en el Reino Unido.