'Si un fichaje falla, es porque te equivocas con el hombre, nunca con el jugador'
Nació en Fusignano (Italia) hace 59 años. Jugador modesto, como entrenador revolucionó el fútbol con el Milán. Su carrera ha estado ligada a la de empresarios: primero Calisto Tanzi, fundador de Parmalat, después Silvio Berlusconi, Jesús Gil y ahora Florentino Pérez.
Después de ganarlo todo como entrenador (una liga italiana, dos copas de Europa, dos copas Intercontinentales y un subcampeonato del mundo), Arrigo Sacchi afronta su segunda temporada en la casa blanca.
Lleva ya 10 meses en el Real Madrid. El club ¿es como se lo esperaba o le ha sorprendido algo?
El club está a la vanguardia en algunos aspectos como el marketing y la gestión financiera. Nuestros rivales tienen la suerte o la mala suerte, según se mire, de no prestar mucha atención al balance económico. Si Chelsea o Inter, por ejemplo, se endeudan van Abramovich y Moratti, sus presidentes, y ponen más dinero. Nosotros, en cambio sólo podemos gastarnos lo que ingresamos. Por eso hay que facturar lo máximo. Sin embargo, aquí surge un problema porque a veces, para cobrar mucho, hay que hacer cosas que no son muy buenas deportivamente. Por lo tanto, tenemos que buscar un punto de encuentro entre ambos objetivos.
"Los jugadores más mediáticos son todos delanteros y un equipo no se puede construir sólo con atacantes"
El presidente Florentino Pérez ha hecho algo fantástico al aprovechar al máximo la marca del club y la imagen de los jugadores. Sin embargo, aquí vuelve a surgir otro conflicto porque los jugadores más mediáticos, los que más dinero generan, son todos delanteros y no se puede construir un equipo sólo con atacantes. Debemos lograr un equilibrio.
El equipo ha perdido los dos últimos partidos. ¿Hay crisis?
No. Lo que ocurre es que el equipo debe buscar una identidad. Cuanto antes la tengamos antes llegarán las victorias.
El entrenador le tiene a usted como jefe, a su vez Butragueño es su superior y éste tiene por encima al presidente. ¿Es difícil tomar decisiones cuando hay tantos filtros?
Reconozco que antes estaba menos acostumbrado a esta situación. En el Milán, a nivel técnico, las decisiones eran mías. Sin embargo, allí el proyecto era sólo deportivo, para lo económico estaba Berlusconi. En el Madrid, en cambio, hay que casar dos objetivos, el financiero y el técnico. No podemos centrarnos sólo en el plano deportivo porque sin el económico estamos muertos.
Los compromisos económicos llevan a planificar giras comerciales. ¿La avaricia puede matar el espectáculo?
Sí. Ahora debemos convivir con situaciones que no siempre ayudan. Se produce un círculo vicioso: jugamos demasiados partidos, entrenamos poco, la calidad técnica baja y llegan las lesiones. Además estamos saturando a los aficionados. Sinceramente, en general, el mundo del fútbol se está equivocando.
Durante los últimos años de su etapa de entrenador sufrió crisis de ansiedad. ¿Cómo lograba tomar decisiones rodeado de tanta presión?
Hay que pensar mucho, escuchar aún más y , al final, decidir solo. Siempre me ha gustado oír muchas opiniones para no tomar decisiones precipitadas, pero tampoco es bueno decidir las cosas porque otros te presionen.
Usted dejó el Milán en la cumbre de su carrera. Sin embargo, en la selección italiana fueron los resultados los que forzaron su marcha. ¿Hay que saber retirarse a tiempo?
Empecé a entrenar en 1973 en los equipos más modestos de Italia y en 1991 ya había ganado todo con el Milán. Se habían cumplido todos mis sueños. Por lo tanto, o dejaba el fútbol o buscaba nuevos desafíos. Por eso decidí ir a la selección, donde estuve hasta 1996. Luego volví al Milán pero fue como cuando un ex fumador ve un cigarrillo encendido. Me faltaba la chispa, la ilusión, algo que considero muy negativo porque siempre he buscado mejorar. ¿Sabe una cosa? Buscar la perfección es una virtud pero agota. Cuando uno ya no tiene esa ambición por mejorar hay que ser honesto con el que te paga y dejarlo. Si tu exiges mucho a los que te rodean debes de dar el máximo.
El Milán que dirigió fue revolucionario por su juego en zona basado en la cooperación. ¿Es partidario de sacrificar el talento individual por el funcionamiento colectivo?
Siempre he sido malinterpretado. Las sinergias colectivas ayudan a las individualidades. Sin el equipo, sin colaboración, el talento individual disminuye. Para mí los jugadores más importantes son los que se mueven por y para el equipo, a tiempo completo y en todo el campo. Van Basten, Gullit o Baggio fueron premiados con el Balón de Oro sólo cuando yo les entrenaba. Pero no era mérito mío, es que el equipo les hacía mejores. En el Madrid tenemos quizás un ejemplo al revés: el trabajo colectivo no es extraordinario pero las individualidades son fantásticas. Al no trabajar en equipo tenemos el éxito que tenemos y los jugadores no son galardonados a título individual.
Siempre ha tenido a su cargo jugadores multimillonarios. ¿Es difícil dar órdenes a personas que cobran mucho más que el jefe?
En el Milán yo ya cobraba mucho. Además, antes del jugador hay un hombre, no al revés. Hay que buscar muchachos con madurez para que se defiendan del entorno. El trabajo y la profesionalidad son imprescindibles. Cuando fichábamos a alguien no lo hacíamos sólo por sus cualidades, también contaba que estuviera de acuerdo con nuestro proyecto. Para formar un equipo hay que tener personas que estén en sintonía con tu idea. En mi carrera a veces me he equivocado al fichar. Cuando ha ocurrido es porque he errado con el hombre, nunca con el jugador.
¿Qué aspectos del deporte se pueden exportan al mundo empresarial?
Creo que hay bastantes similitudes He sido invitado por muchas empresas como Fiat, Mediaset o Generali para dar conferencias acerca de cómo hay que dirigir un grupo ganador. El amor hacia tu trabajo es clave. En Italia tenemos un dicho que señala que para ser un buen jinete primero debes haber sido caballo. Para mí lo más importante es tener una idea. No hay una única idea buena, hay muchas buenas ideas. Lo importante es tenerla, crear un grupo que encaje con ese proyecto, y perseguirla.
'Soy un desastre total para las inversiones'
En los últimos años, la llegada de multimillonarios ajenos al mundo del fútbol ha transformado el mercado y la forma de entender este deporte. Dos ejemplos de ello son Malcolm Glazer y Roman Abramovich. El primero ha comprado el Manchester United; el segundo se ha hecho con el Chelsea.Arrigo Sacchi considera que la aparición de estos personajes es 'un desastre para el fútbol'. æpermil;l cree en los ideales y no entiende 'cómo un aficionado italiano se pueda enamorar a primera vista de un club español'. Estas personas no sólo traen dinero, 'llevan con ellos malas intenciones, van a calentar el mercado', asegura.Sacchi, en cambio, no ve con malos ojos que un club cotice en Bolsa. 'Es algo lógico, constituye una opción para generar más ingresos'. Cuando se le pregunta si compraría acciones de un club, se lo piensa un buen rato antes de contestar. 'Depende. Si el club es serio y respeta el balance económico... por qué no'.Sacchi ha ganado mucho dinero en el fútbol aunque reconoce que es un 'desastre total' para las inversiones. 'Cuando he intentado hacer algo más sofisticado que comprar terrenos y pisos siempre me he equivocado, así que mejor me mantengo al margen', explica.