España, el país de la UE con más espíritu empresarial
A la mitad de los españoles les gustaría crear una empresa, según un informe de las Cámaras de Comercio, pero pocos logran materializar sus proyectos
Seguro que alguna que otra vez ha realizado un viaje mental desde la oficina y ha imaginado lo bien que se sentiría siendo su propio jefe. Tal vez tenga ya un proyecto en el cajón, uno de esos planes de negocio en pañales que algún día -cuando se harte definitivamente- piensa poner en práctica. Incluso puede que forme parte de ese pequeño club que logra pasar de los sueños a los hechos y esté a punto de abrir una empresa. No es usted un caso aislado. Si se atiende a las estadísticas, hay más de uno en su misma situación.
'Maduré la idea durante tres años. Pero antes de que se me ocurriera ésta maduré otras tantas durante otros tantos años'. En terminología aristotélica, Jorge (nombre ficticio de un caso real) se podría definir como un administrativo en acto y un empresario en potencia. Tras trabajar diez años en una pequeña gestoría, en poco menos de dos meses dirá adiós a su trabajo y abrirá una empresa de mantenimiento de jardines. Aunque sabe que el proyecto tiene sus riesgos, aunque asume que desterrará fines de semana y vacaciones y aunque no discute que será una dura tarea, Jorge no puede amordazar por más tiempo su demoledor espíritu emprendedor. 'Mi padre trabajó en un banco toda su vida. Le recuerdo hablando de cómo le hubiese gustado abrir un taller de coches, pero nunca lo hizo. Yo llevo ya media vida pensando en crear mi propia empresa. No quiero que me pase lo mismo'.
El último informe que se ha realizado sobre el espíritu empresarial revela que hay muchos empresarios en potencia en España. El informe, elaborado por el Servicio de Estudios del Consejo de Cámaras de Comercio a partir de una encuesta realizada por la Comisión Europea a lo largo de 2004, compara el afán emprendedor de los españoles con el del resto de los europeos y el de los estadounidenses.
'A los españoles, por su carácter, les cuesta más tener un jefe que al resto de los europeos'
Tras Estados Unidos, donde tradicionalmente se estimula la iniciativa individual y la asunción de riesgos empresariales, España figura como el país europeo con mayor espíritu emprendedor. Así, el 56% de los españoles prefiere ser autoempleado a asalariado, un porcentaje inferior al de los estadounidenses -el 61% dice preferir el autoempleo- pero muy por encima del resto de los europeos, que sólo se muestran atraídos por la perspectiva de crear un negocio en un 34% de los casos. 'La encuesta mide el clima en cada país para llevar a cabo un proyecto empresarial, lo que no quiere decir que los empresarios sean iguales en Estados Unidos, España y el resto de Europa', matiza Juan de Lucio, director del Servicio de Estudios de las Cámaras.
Así, explica De Lucio, los estadounidenses afirman que quieren crear empresas con el objetivo de hacerlas crecer, mientras que los españoles y el resto de los europeos conciben el autoempleo como una forma de lograr la ansiada autonomía y no se plantean grandes objetivos estratégicos. Mientras los primeros quieren crear grandes empresas, los españoles y el resto de los europeos se conforman con convertirse en empresarios individuales. Ello explica, según De Lucio, que en Estados Unidos se creen más empresas viables y un mayor número de empleos. 'Hay también un factor cultural en los resultados de la encuesta. A los españoles, por nuestro carácter, nos cuesta más tener un jefe que al resto de los europeos', apunta.
Cuando la encuesta pasa de interrogar sobre deseos a preguntar sobre un horizonte temporal concreto, las diferencias se mantienen. Mientras la mitad de los encuestados españoles asegura que le gustaría ser autoempleado en los próximos cinco años, sólo un 37% del resto de los europeos apuesta por la misma opción. Pese a ello, en España los aspirantes a empresarios son pesimistas y no ven factible lograr su objetivo en mucha mayor medida (72%) que los estadounidenses (54%) y el resto de los ciudadanos comunitarios (67%). Es, por tanto, en ese punto donde parece perderse todo el entusiasmo.
'Tenemos que explicar que la labor empresarial es importante, que ser empresario es interesante e incluir formación empresarial en todos los ciclos formativos', señala el director de el Servicios de Estudios de las Cámaras de Comercio. No es lo único que falta por hacer. 'Hay que facilitar financiera, fiscal y administrativamente la creación de empresas', insiste De Lucio. Jorge, desde su experiencia en los últimos meses, le da la razón.
Una cultura que penaliza el riesgo
La imagen del empresario que fracasa y vuelve a empezar de cero con un ordenador instalado en el garaje es un clásico en Estados Unidos, pero no sucede lo mismo en Europa. 'En algunas culturas, como la estadounidense, se reconoce expresamente el valor de aquel que intenta algo, que se arriesga, aunque falle. Incluso se financia con mayor facilidad el proyecto de alguien que ha fracasado en varios intentos antes, que el de una persona que no se ha arriesgado nunca', explica Juan de Lucio.Es esa penalización del riesgo y el fracaso que existe en España y en otros países europeos lo que frena en muchos casos el espíritu empresarial. 'Yo sé que si mi empresa fracasa va a ser casi imposible conseguir financiación para otro proyecto y no sé si yo mismo querría arriesgarme de nuevo', confiesa Jorge.Otro de los datos relevantes que aporta el informe sobre las diferencias entre españoles, estadounidenses y el resto de europeos es el motivo que lleva a unos y a otros a crear una empresa. Para los estadounidenses, el factor decisivo es tener una buena idea y una financiación adecuada; para el resto, estar insatisfecho con la situación anterior o ver esa salida como la única alternativa posible.