El petróleo y el crecimiento de Asia
Europa y Estados Unidos parecen acostumbrados a convivir con el barril de Brent por las nubes. A pesar de las dudas sobre el crecimiento que arrecian sobre los mercados, lo cierto es que la relación causa efecto entre petróleo y crecimiento no es tan directa como se temía o, al menos, no tan sencilla de colegir. El petróleo se encareció de forma fulgurante hace más o menos un año, se ha quedado ahí pero la rueda sigue girando, gracias seguramente a un modelo económico más eficiente y menos intensivo en energía.
Pero el hecho de que no se haya registrado un efecto directo no quiere decir que Occidente sea inmune al alza del barril. Asia, la zona del mundo que más crece en los últimos año, crece por las bravas, a la antigua, quemando barriles de petróleo a manos llenas. En concreto, China gasta 2,3 veces más petróleo por unidad de PIB que un país desarrollado medio. India gasta 2,9 veces más, según las estimaciones de Morgan Stanley.
Asia está siendo, junto con Estados Unidos, el principal motor económico en la actualidad. La misma entidad calcula que China, India y Japón han contribuido con más de la mitad del crecimiento mundial en los últimos cinco años. Una ruptura del crecimiento en Asia tendría efectos muy negativos sobre el conjunto de los mercados financieros, pues desestabilizaría el precario equilibrio sobre el que se ha construido la recuperación. Y visto el grado de intensidad energética de este crecimiento, es verosímil que la zona se vea afectada por el alza de los precios del petróleo.
Pero tampoco conviene sacar las cosas de quicio. Una ruptura del crecimiento sería muy mala, mas una ralentización -sobre todo de China- entra dentro de lo razonable, y existen ya algunas señales de ello en las exportaciones de otros países de la zona o en las estadísticas de fletes. De hecho, y dando la vuelta al argumento, esta ralentización puede relajar el crudo.