Datos sobre ETA
Según titulaban en sus primeras páginas los diarios de anteayer, miércoles, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, al recibir al presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Francisco José Alcaraz, habría pedido, El País dixit, que confiaran en él para lograr la paz en Euskadi.
Las distintas versiones periodísticas consultadas incorporaban matices relevantes. Por ejemplo, en el rataplán del diario Abc se leía que Zapatero había pedido 'fe' a las víctimas, pero sin revelar los datos de su optimismo en aras de la seguridad. Otros dos diarios como La Vanguardia y La Razón, pese a estar situados en posiciones editoriales muy diferenciadas, coincidían casi literalmente al resaltar que Zapatero habría pedido confianza a las víctimas esgrimiendo los datos que tiene sobre ETA. El periódico barcelonés señalaba también en un primer sumario bajo el titular que el Gobierno justificaba sus movimientos sobre la base de hechos y no de especulaciones.
La evaluación informativa que de las mismas realidades hacía el diario El Mundo representaba una enmienda a la totalidad respecto al proceder de sus colegas. Las referencias a la petición de confianza de Zapatero a las víctimas quedaban fuera de todos los titulares. El diario de Jota Pedro prefería subrayar a tres columnas cómo el PSOE había impedido que el Congreso condenara la tregua para políticos electos. Sólo se mencionaba a la AVT para decir que tras entrevistarse con el presidente le había visto 'dispuesto a hacer concesiones políticas a los asesinos'.
Siempre se ha dicho en política que nuevos datos pueden llevar a nuevas conclusiones
Todo lo anterior llevaría a concluir que el presidente del Gobierno argumenta con datos sobre ETA que tendría a su disposición pero todavía estarían fuera del conocimiento del público en general. Siempre se ha dicho en política que nuevos datos pueden llevar a nuevas conclusiones. Pero además sucede que si se ignoran las premisas de partida que les sirven de sustento se hace muy difícil impugnar las conclusiones finales. En esa situación de ignorancia invencible, que invocaban los moralistas cuando buscaban exonerar de responsabilidad a sus clientes, el presidente ha conversado primero con Fernando Savater y tras la manifestación del sábado 18 también con el representante de la AVT antes mencionado. Rodríguez Zapatero, que se ha resistido a compartir los datos en su poder sobre la banda etarra, pide confianza o, como prefiere escribir el Abc, 'fe'.
Llegados a este punto tal vez se pudieran avanzar algunas consideraciones elementales. La primera, es que la confianza como la autoridad es inútil pedirla, hay que inspirarla en los interlocutores con saberes, con actitudes, con miradas, con palabras, con silencios, con el lenguaje no verbal, es decir, con merecimientos muy determinados. Algo puede conocerse mejor de este proceso mediante la lectura del ensayo que acaba de publicar Sebastiá Serrano sobre El instinto de seducción en la colección 'Argumentos' de la editorial Anagrama. También puede recordarse cómo en los talentos para seducir y para cortejar alcanzó niveles de excelencia Adolfo Suárez, hasta que al cabo de cuatro años en la Moncloa se embotaron sus capacidades de percepción.
La segunda es que la exclusividad en el conocimiento de los datos sobre una materia como ETA es muy difícil de preservar en el tiempo. Es decir, que es una ventaja con rápida fecha de caducidad.
La tercera, que esos conocimientos exclusivos suelen obtenerse en situaciones de reciprocidad, de manera que quien los proporciona es al menos sabedor de lo que el destinatario conoce y de los efectos que el acceso a esos datos le ha causado. Así que, por lo general, cada una de las terminales tiene a la otra en sus manos pero queda también en manos de su interlocutor a distancia, siempre bajo el síndrome de 'si yo contara'.
En definitiva, se recomienda suma cautela en el manejo de relaciones con alta capacidad explosiva. Los datos sobre ETA pueden tener los mismos efectos que las minas antipersonas.