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Comisión Europea

Bruselas reduce por segunda vez en un mes el PIB previsto

La Comisión Europea redujo ayer, por segunda vez en un mes, su previsión de crecimiento para la zona euro en el segundo trimestre, hasta un rango entre el 0,1% y el 0,5%. El PIB creció menos de lo previsto entre enero y abril, al estancarse la demanda interna, mientras el paro sigue en el 8,9% de la población activa.

Hace apenas un mes que la Comisión Europea redujo su previsión de crecimiento para el segundo trimestre en una décima. Pero los mediocres indicadores conocidos en los últimos días, así como la revisión a la baja del crecimiento de los doce entre enero y abril, han llevado a los cocineros de Bruselas a un nuevo recorte decimal. Así, la zona euro crecerá en el segundo trimestre entre un 0,1% y un 0,5%, frente a la horquilla 0,3%-0,7% pronosticada hace pocas semanas.

Los datos históricos que se van conociendo tampoco invitan al optimismo: la agencia estadística Eurostat anunció ayer que los doce países de la zona euro crecieron en el primer trimestre un 0,5%, lo que supone una elevación interanual del PIB del 1,3% (1,6%, en el conjunto de la UE). La cifra es una décima peor que lo esperado por la Comisión Europea, y denota además un comportamiento muy desigual entre países. Se confirma la sorpresa positiva de Alemania: la primera economía europea creció un punto sobre el trimestre anterior, aunque mantiene su fuerte dependencia exportadora, sin que la demanda interna recupere el tono. En el otro lado de la balanza se sitúa Italia, la economía más castigada del continente, que se adentra en la recesión tras caer un 0,5% entre enero y abril.

Caída de la inversión

La ya de por sí decepcionante cifra global de producción de la zona euro es bastante más preocupante si se analizan sus componentes. El medio punto de crecimiento del primer trimestre, respecto al cuarto del año anterior, se debe íntegramente a la balanza exterior, que aumentó un 2,7% por la caída de las importaciones (-1,1%). La evolución de la demanda interna fue nula. Esta debilidad se debió a una reducción a la mitad del crecimiento del consumo (0,3%), a una caída de dos décimas del gasto público, y, sobre todo, a un desmoronamiento de la inversión: la formación bruta de capital fijo se redujo en siete décimas, después de haber aumentado ocho el trimestre anterior.

Esta preponderancia del sector exterior hace que el crecimiento europeo dependa, básicamente, de las economías de Estados Unidos y China, que hoy por hoy son las que más tiran del carro de la producción mundial. La demanda dentro de las fronteras de la Unión Monetaria se estanca, y los cimientos representados por la inversión productiva son cada vez más débiles. En estas condiciones, el desempleo se mantuvo en abril en el 8,9% de la población activa, igual que en los tres meses anteriores.

El petróleo mantiene el pulso al subir un 5%

Una de las mayores trabas para el crecimiento de la economía europea es la subida de los precios del petróleo, que se han encarecido más del 50% a lo largo del último año. Tras varias semanas estabilizado en el entorno de los 50 dólares, el barril de Brent se subió ayer un 5% en el mercado londinense, ante las dudas sobre las existencias de gasolina en Estados Unidos.Según la agencia Bloomberg, diversos fallos en el funcionamiento de varias refinerías han elevado la preocupación sobre su capacidad para producir suficiente gasolina como para hacer frente a la demanda del verano. Las refinerías estadounidenses han elevado su producción hasta el 95% de su capacidad, lo que deja muy poco margen para afrontar posibles shocks de demanda.Aunque la fortaleza del euro está absorbiendo parte del sobrecoste energético en Europa, el oro negro sigue presionando.

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