El Supremo de EE UU revoca la culpabilidad de Andersen
El Tribunal Supremo de EE UU revocó ayer la sentencia que condenó en al año 2002 a Andersen por obstruir a la justicia en su investigación del caso Enron. La sentencia llega tarde para revivir a la auditora.
Los miembros del Tribunal Supremo de EE UU han sido rápidos y unánimes en su decisión. Apenas un mes después de que se celebrara la vista oral del recurso presentado por Andersen, la mayor instancia judicial del país revocó ayer la sentencia de culpabilidad sobre la firma por un delito de obstrucción a la justicia en la investigación del caso Enron al eliminar documentos de la empresa de energía.
Según el Supremo, no hay evidencia de que Andersen intentara contravenir la ley con intenciones corruptas y, además, el juez dio al jurado instrucciones incompletas 'y vagas con objeto de determinar si Andersen había obstruido a la justicia'. En EE UU, a diferencia del sistema español se puede perseguir a una empresa por delitos criminales.
Para la auditora esta sentencia, que es todo un revés a la estrategia judicial del Gobierno Bush con respecto a los desmanes corporativos, llega demasiado tarde.
La condena a la que ahora se da la vuelta llegó en junio de 2002 y obligó a Andersen a entregar su licencia como auditora y a pagar una multa de medio millón de dólares. Fue el final para una entidad casi centenaria que empleaba a 85.000 personas en todo el mundo y formaba parte del selecto club de las 'Cinco Grandes' de la auditoría mundial.
La sentencia fue definitiva para una auditora extremadamente débil comercialmente ya que, tras el escándalo contable de Enron, muchos de sus mayores clientes abandonaron sus servicios tanto en EE UU como en el resto del mundo. Esta deserción aceleró la disolución de la compañía en otros países y su integración en otras firmas por el temor que provocaban las posibles multas y los problemas de imagen.
Ahora Andersen emplea a 200 personas en Estados Unidos y en su mayor parte se trata de abogados y administrativos que se encargan de los flecos del caso que provocó su colapso.
Desde la compañía se hizo ayer un comunicado en el que se alaba la sentencia del Supremo 'que reconoce la injusticia que se hizo con Arthur Andersen su personal y sus pensionistas. Decidimos recurrir la sentencia no porque creamos que se pueda restablecer la posición previa de Arthur Andersen, sino porque tenemos la obligación de dar a conocer la verdad y limpiar el buen nombre de 28.000 empleados inocentes que, en Estados Unidos, perdieron su trabajo'.
Desde la Asociación Nacional de Criminalistas de EE UU, que apoyó este recurso, se asegura que ya no hay nada que hacer por la compañía. 'No se pueden juntar de nuevo las piezas, no hay ningún efecto práctico', dijo ayer su portavoz a este periódico. En esta asociación se admite que la decisión del Supremo podría ayudar con las demandas civiles que aún tiene pendientes la firma y que existe la posibilidad teórica de que Andersen proceda con una demanda por daños y perjuicios pero 'es una acción muy compleja y poco usada'.
Para esta asociación la sentencia es muy importante por el precedente técnico que sienta en la interpretación de la ley, máxime teniendo en cuenta que muchas empresas eliminan documentos diariamente y los abogados les dan permiso para ello algo que puede perjudicar a muchos letrados. Una sentencia distinta para Andersen hubiera tenido efectos muy onerosos para muchas compañías que regularmente acaban con parte de su documentación, explican desde la asociación.
La decisión del Supremo envía de nuevo el caso a los tribunales inferiores. Teóricamente la fiscalía puede reformular el caso sobre lo que queda de esta firma, porque el alto tribunal no especifica por qué camino procesal debe procederse a partir de este momento.
John Richter, asistente del fiscal general, expresó ayer su decepción por la decisión del Supremo pero no dijo qué hará el departamento. El fin de Andersen fue la consecuencia judicial más sonada del escándalo Enron una compañía cuyos dos primeros ejecutivos, Ken Lay y Jeffrey Skilling, aún aguardan juicio.
La consigna en España es mirar hacia delante
Los socios españoles de Deloitte, la firma que en abril de 2002 absorbió Andersen tras su desaparición en España como consecuencia del escándalo Enron, prefirieron ayer no manifestar abiertamente su opinión respecto a la decisión del Tribunal Supremo estadounidense. 'A estas alturas no tiene mucho sentido valorar la decisión de este tribunal. Todos los socios y el resto de los profesionales que provenían de Andersen hoy ya son Deloitte y lo que hay que hacer ahora es mirar hacia delante', explican fuentes de la firma de servicios profesionales.Una mirada hacia adelante necesaria para dar por finalizada una integración que, como han reconocido sus dos protagonistas, Miguel Zorita, el presidente que provenía de Deloitte y Carlos González, que llegaba desde la extinta Andersen no ha sido un camino de rosas. Ambos llevaron el timón de la fusión hasta que el pasado mes de enero Zorita anunció su marcha de la firma, que daba así por concluido el proceso de integración, aunque oficialmente está previsto para el próximo 1 de junio. Además, la firma se repone en España del incendio que en febrero destruyó su sede en el edificio Windsor.