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CincoSentidos

'El éxito es relativo, cuando no ridículo'

Hace 20 años, Antonio Soler (Málaga, 1956) dejó todo lo que estaba haciendo para medirse como escritor. La respuesta fue La noche, el primer libro que escribió en su vida, con el que ganó el Premio Ateneo Ciudad de Valladolid en 1986 y que Destino rescata en una cuidada edición con ilustraciones de Riki Blanco. 'Para mí fue un libro especial. Por primera vez me vi en un proyecto más largo, manteniendo la tensión creativa a lo largo de meses'.

La noche es una novela sobre el deseo, la violencia y el ansia de poder, temas que Antonio Soler ha ido desarrollando de un modo u otro a lo largo de sus siete libros siguientes. Por encima de todos, en La noche asoma la soledad, el desarraigo de sus personajes respecto al mundo, la falta de integración que el autor consigue ubicando la trama en un circo. Una metáfora de la sociedad.

Antonio Soler presenta un mundo siniestro, sórdido. 'En algunos aspectos, la novela es bastante pesimista', reconoce. 'El narrador nunca ha cumplido sus expectativas vitales, ha vivido apartado de la sociedad, sin integrarse'. También hay un elemento de sensación onírica, un mundo simbólico, que remite al Bosco, aprecia Soler.

'Me preocupa escribir buenos libros, no vender más a toda costa'

Soñadores y perdedores, porque éstos 'tienen más carne literaria que los ganadores. De la felicidad hay poco que contar. Las historias de la literatura siempre proceden de los conflictos'.

El autor nunca ha sido hombre bala en un circo como el narrador de La noche, pero en el tiempo en que escribió la novela sí tuvo algo en común con él: el aislamiento personal. 'Me encerré para saber si era o no escritor'. Y durante ese año de proceso creativo, en el que Antonio Soler se jugaba su carrera literaria, encontró su lugar en el mundo. 'El gran hallazgo fue saber íntimamente que era escritor, que tenía cosas que contar y que tenía el medio para hacerlo, la novela, con independencia de que tuviera más o menos éxito, porque el éxito es absolutamente relativo, cuando no ridículo'.

El escritor ha obtenido los premios literarios más relevantes, Andalucía en 1993, Jorge Herralde en 1996, Nacional de la Crítica en 1997, Primavera en 1999 y Nadal, con El camino de los ingleses, en 2004. Respaldo de la crítica, menos contundente en el caso del público. 'El mundo de la creación es íntimo, luego están los mecanismos industriales, comerciales, para que se transforme en producción editorial'. Es la gran contradicción de este mundo, aunar lo artístico con lo comercial, explica este novelista para quien las ventas no son la finalidad última. 'Pertenecer a la industria sí me preocupa, porque soy un escritor profesional, y escribir buenos libros, pero no vender un ejemplar más a toda costa'.

Después de trabajar en el guión de El camino de los ingleses (la película será llevada al cine por Antonio Banderas), Antonio Soler ha empezado a dar vida a su nueva novela, que espera tener lista antes de que acabe el año. Narrará un reencuentro y una venganza a lo largo del tiempo, avanza, y se desarrollará en dos planos temporales, uno a finales de los 50 en Barcelona y otro a mediados de los 90 en Toronto. Pura ficción, aunque hay un soporte real.

'Escribir es denunciar la realidad'

Antonio Soler concibe el acto de escribir como una denuncia de los hechos con los se está en completo desacuerdo. 'Cuando uno acepta que las cosas son como son no necesita inventarse otros mundos. Cuando lo que tiene alrededor no le basta, necesita otras realidades, se pone a escribir', admite. En su caso, la literatura le sirve para subrayar esas denuncias, 'las cuestiones del mundo que nos agreden, desagradan e inquietan'.Antonio Soler lleva sus batallas dentro y las denuncia; otros autores hacen lo que pide el mercado, algo que para el escritor malagueño está en contra del principio de la literatura. 'El creador, por definición, tiene que anticiparse a los gustos del mercado, mientras que las personas que hacen lo que se les solicita complacientemente, escribiendo de un modo mimético, pretendiendo emular clichés ya establecidos porque es lo que quiere el gusto general, al final no están creando nada', opina. Lo difícil es crear gustos, pero como señala 'no nos han llamado para que bailemos al son que tocan, sino para hacer una música nueva'.Para el novelista, lo ideal es que una obra se venda mucho, pero si no es así, no hay que rasgarse las vestiduras. 'Si el mercado editorial tiende a ser frívolo es un problema del mercado, lo importante es que exista siempre un segmento de lectores de calidad'.

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