Banco Central Europeo, ¿se nota ya el calor?
Los rumores indican que el BCE se encuentra cada vez más incómodo ante un posible exceso de liquidez con el tipo de interés básico inalterado en el 2% que rige desde hace 21 meses -históricamente el más bajo en Europa, incluso en la vieja Alemania-, mientras la Reserva Federal en EE UU ya ha elevado el suyo en 175 puntos. Sin embargo, los últimos datos siguen sin proporcionar signos de presión inflacionista y el crecimiento sigue decepcionante, por lo que un ajuste resulta poco previsible antes del verano, e incluso es posible más tarde.
De hecho, aunque pudiera parecer otra cosa, el BCE lleva 74 meses intentando conservar la inflación por debajo del 2%, con un crecimiento de la oferta monetaria (M3) inferior al 4,5%. Sin embargo, en el 50% de las ocasiones no ha podido cumplir con el objetivo de inflación y sólo en diez meses ha mantenido la oferta monetaria por debajo del límite.
Otra fuente de preocupación para el BCE es que, conservando bajos los tipos de interés, se añade leña a una burbuja de precios de la propiedad inmobiliaria en varias regiones de Europa. Ello puede generar inflación, pero si se suben los tipos la burbuja puede explotar repentinamente, con consecuencias dañinas para la economía.
En cualquier caso, los estudios indican que es muy difícil llegar a identificar con certeza burbujas en los activos inmobiliarios y ello sólo debe preocupar si realmente hay probabilidad de impacto significativo en la inflación, lo que no es el caso. De hecho, el rápido alza de los precios en Europa no ha estimulado un comportamiento eufórico en el gasto de las familias, cuyo consumo medio muestra un escaso crecimiento del 1% el año pasado. Y aunque este agregado medio está distorsionado por las disparidades existentes entre España y Alemania, es poco lo que el BCE puede hacer, ya que realmente la zona euro no es una 'zona monetaria óptima'.
Súmese a todo esto el elevado precio del petróleo -de nuevo en máximos-, así como el intento de los Gobiernos de aplicar trucos de magia para actualizar el Pacto por la Estabilidad y el Crecimiento -con un propósito único, facilitar una política fiscal generosa-. De hecho, la inflación anual subyacente ya ha llegado a quedarse en el 1,4% este año, mientras el BCE y la mayoría de pronósticos estimaban que la disminución del ritmo de crecimiento fuese transitoria, cuando los últimos índices adelantados no apuntan hacia mejora, sino más bien lo opuesto.
En resumen, el BCE mantiene el dedo en el gatillo del ajuste de tipos de interés, como lo indica la declaración del presidente Trichet de que 'todo el mundo sabe que en algún momento tendremos que incrementar los tipos de interés', pero va a necesitar mejoras de la actividad. Así que es previsible que, como mínimo, espere a un rebote en el crecimiento del PIB con los datos que se conocerán el próximo 1 de junio para el primer trimestre. Además, el ajuste puede llevar aún más tiempo, siendo escépticos acerca de la perspectiva de crecimiento en la zona euro. Mientras, el mercado ya ha anticipado que será de 25 a 50 puntos básicos para finales del año.