Una tasa aérea sin sentido
La UE aportó en 2003 el 54% de los 69.000 millones de dólares destinados por los países de la OCDE a la ayuda al desarrollo de los países pobres. Los Veinticinco se han propuesto, además, establecer un calendario para alcanzar, quizá en 2015, el objetivo del 0,7% marcado por la ONU.
Nada que objetar a esa ambición. Al contrario. Pero de ahí a pretender, como desean París y Berlín, establecer mecanismos fiscales a nivel comunitario para recaudar fondos destinados a la ayuda al desarrollo media un gran trecho que la UE no debe recorrer.
En primer lugar, porque, como ha recordado recientemente Nelson Mandela ante una multitud en Londres, erradicar la pobreza no es un acto de caridad sino de justicia. Ni óbolos ni donativos en forma de recargo fiscal obligatorio son la solución. En segundo lugar, porque la definición de impuestos finalistas (con un destino predeterminado) sólo es admisible excepcionalmente, pues atenta contra las más elementales reglas de responsabilidad fiscal del Estado.
La propuesta francoalemana concentra inexplicablemente el afán recaudador en una actividad, la aviación comercial. Quizá, como se ha quejado la patronal europea del sector, sus promotores siguen anclados en la anacrónica visión del avión como medio de transporte para ricos. Nada más lejos de la actual realidad.
El impuesto sobre el queroseno, planteado como una de las posibilidades, permitiría recaudar unos 7.000 millones de euros al año, pero a costa de incrementar los precios del billete de ida y vuelta en un promedio de 40 euros. El daño a la competitividad de las empresas y el perjuicio para los consumidores sólo puede provocar que la causa benéfica pierda popularidad.
España, como país eminentemente turístico, debe frenar de raíz los avances de esta iniciativa que, como todas las fiscales, requiere la unanimidad en la UE. La economía europea no necesita impuestos que la lastren. La solidaridad debe financiarse con cargo al presupuesto público, sufragado por todos sin discriminaciones arbitrarias y a priori.