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Salud

Cómo convertir el estrés laboral en un estímulo

Si sabe manejar sus sensaciones, un trabajador con presión puede ser más dinámico y eficaz. Es la cara positiva de un problema

La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de hacer pública sus previsiones: en el año 2020, la depresión será la segunda causa de discapacidad en el mundo. Según los estudios de la OMS, la sufrirán una de cada cinco personas, y la cifra crece si aparecen factores como el estrés: éste es uno de los causantes de los cuadros depresivos en el ámbito laboral.

Pero algunos expertos llaman la atención sobre el hecho de que no siempre es negativo, y que además puede controlarse. El profesor de psicología de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, Antonio Cano Vindel, señala que 'no se habla lo suficiente' de la parte positiva del estrés, que es 'simplemente un proceso de adaptación. Ante una demanda concreta mayor presión laboral, por ejemplo, el individuo responde con los recursos que tiene y se activa para generar otros', explica Cano Vindel. Así, 'su conducta es más dinámica, piensa más rápido y es más eficaz, y además ve cómo crece su capacidad de atención y su memoria'.

Falta de recompensas

'Se trata de algo cotidiano', explica Cano Vindel. 'Si uno se levanta tarde, se acelera para llegar a tiempo: eso es estrés'. Que en un primer momento no es negativo, sino que favorece el rendimiento. Las pegas llegan cuando la cuerda se tensa en exceso, pues hay un punto en que el trabajador 'no tiene recursos suficientes para afrontar las nuevas situaciones'. En ese momento aparecen los problemas de productividad y de salud: ansiedad, ira y estado de ánimo bajo son las consecuencias más habituales, aparte de que se debilita el sistema inmunológico y aumentan las posibilidades de sufrir ataques de pánico y trastornos alimenticios (anorexia y bulimia), entre otras disfunciones. Algunas de las causas más comunes de estrés laboral, que afecta, según el Ministerio de Trabajo, al 27% de los ocupados, son exceso y falta de trabajo, poco tiempo para completar las tareas, falta de recompensas por un buen rendimiento y poca estabilidad.

Pero, en cualquier caso, el trabajador puede reconducir la situación y convertir el problema en estímulo. Así lo cree el profesor Cano Vindel: 'El buen manejo del estrés consiste en hacer lo que podemos hacer, en no despilfarrar recursos y energías. No sirve de nada pensar en cinco cosas a la vez. Hay que poner orden en la cabeza y en la agenda, no preocuparse por estar activados, aceptar el estrés con buen humor y actuar con dinamismo. Hay que llevarlo al terreno de las sensaciones positivas'. Y, si hace falta, recurrir a un especialista o realizar un taller de gestión del estrés, cada vez más extendidos en las grandes empresas y en los hospitales.

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