Persiga al ladrón de su tiempo
Estamos muy preocupados por blindar la puerta de nuestras casas, pero no solemos prestar demasiada atención al blindaje de las habilidades profesionales. Y eso, aún cuando la experiencia demuestra que la cobertura del robo puntual en un piso resulta bastante fácil y sus consecuencias en la economía personal generalmente superables en un tiempo determinado, mientras que la pérdida de las habilidades profesionales impide de por vida que nos hagamos ricos.
Arturo Iglesias, consultor del grupo sevillano GDT, ha tipificado diez ladrones del tiempo que acechan continuamente a la espera de cualquier descuido para recortar la efectividad en el trabajo y hundir la cuenta de resultados de las empresas. Este especialista en la formación de habilidades profesionales ha expuesto, en un seminario organizado por la Confederación de Empresarios de Aragón en Zaragoza, los antídotos para protegernos de estos singulares cacos, expertos en conducir hacia la ruina a particulares y empresas.
Iglesias asegura que, cuando se entra en los hábitos de la gente altamente efectiva, se encuentran las razones que explican cómo hacerse rico. 'Cada individuo ofrece un blindaje más o menos seguro, está más predispuesto hacia un ladrón que a otros. Por ello, resulta absolutamente necesario cuál es su ladrón más peligroso, para controlarlo y ganar en eficiencia'.
Según el consultor sevillano, 'las grandes empresas ya están tomando conciencia de la importancia de estos robos de habilidades profesionales y emprendiendo acciones para controlar la situación. Sin embargo, pymes y particulares todavía están en una fase más difusa a la hora de comprender la importancia del tiempo y que éste ha de ser considerado realmente como oro auténtico'.
Los hábitos que blindan contra los ladrones del tiempo y hacen que la gente sea altamente efectiva se agrupan, según Iglesias, en siete grandes categorías. El primero de ellos es la pro actividad, que supone tomar la iniciativa y no esperar a que otros manden o indiquen lo que se tiene que hacer. El segundo es 'empezar con un fin en la mente', que significa tener muy claros los objetivos y ejercer un liderazgo personal. El tercero radica en 'establecer lo primero como lo primero' y exige diferenciar con nitidez entre lo importante y lo urgente.
El cuarto hábito, 'pensar en ganar y ganar', se ocupa de las adecuadas relaciones entre personas en el ámbito de la negociación y la obtención de acuerdos. El quinto, 'procurar primero comprender y después ser comprendido', señala la importancia de escuchar para entender la situación y utilizar sus características para exponer la posición propia, estableciendo así una comunicación efectiva, capaz de generar un clima de respeto y convivencia.
El sexto de estos blindajes busca sinergias para impulsar el trabajo en equipo. Y, finalmente, el séptimo hábito , 'afilar la sierra', implica estar aprendiendo siempre de los propios errores.
Iglesias subraya que 'el verdadero trabajo inteligente tiene en cuenta la tecnología para mejorar la organización del trabajo, pero considera que la inteligencia emocional, la génesis y la solución adecuada de los conflictos constituyen también factores muy importantes. Hoy resulta absolutamente necesario diferenciar la tradicional estructura jerarquizada respecto a los nuevos procesos de organización, donde mandan los equipos multidisciplinares'.
Entre estos factores, Enrique Sueiro, profesor asociado de Comunicación de la Universidad de Navarra, subraya que 'la capacidad de sugerir y estimular, el hábito de respetar e implicarse son valores claramente al alza a la hora de definir al individuo en el ámbito de sus actividades laborales'.
Decálogo de causas peligrosas
1 Las interrupciones. Deterioran el ritmo de la actividad. Sea implacable con ellas o le será imposible centrarse en una tarea.2 Las distracciones. Apartan y oscurecen la visión del objetivo principal. Debe resistir a sus tentaciones.3 Las reuniones poco efectivas. Convoque una reunión exclusivamente cuando sea necesario o cuando exista la fundada posibilidad de obtener ideas nuevas.4 No saber delegar. Si no sabe confiar en los demás, tampoco ellos confiarán en usted. Y se saturará de trabajo que podría repartir.5 La presión excesiva. Si se siente demasiado presionado por el tiempo, ésta es una de las mejores recetas para perderlo.6 Llevar demasiados asuntos a la vez. Dispersarán su atención, que resulta absolutamente necesaria para ser eficaz.7 Exceso de documentos. Si para estudiar un asunto se enfrenta a una pila de papeles, se ahogará en ellos.8 Mala comunicación interna. La falta de entendimiento entre jefes y empleados o entre colaboradores puede desembocar en que se dupliquen trabajos y, a veces, también los errores.9 El teléfono. Si le concede una atención excesiva, alterará continuamente el ritmo de su actividad. Aprenda a desconectarlo.10 Internet y los ordenadores. Son instrumentos esenciales de trabajo, pero, si no se utilizan correctamente, se convierten de aliados en enemigos. Atender el correo electrónico puede agilizar gestiones, pero también convertirse en la ocupación principal de la jornada.