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Cinco sentidos

Los retos de un país envejecido

En el último siglo la población española ha sufrido una notable transformación. El cambio más conocido es su envejecimiento, consecuencia de una mayor esperanza de vida y de un brusco descenso de la natalidad. Sin embargo, y de forma paralela, también se han producido otros cambios como el fenómeno de la inmigración, el retraso en la emancipación de los jóvenes, la incorporación de la mujer al trabajo o las prejubilaciones. Estas novedades tienen una gran repercusión socioeconómica y plantean retos de gran calado si se quiere preservar el actual nivel de vida de los españoles, según el Informe sobre la situación demográfica en España, elaborado por la Fundación Abril Martorell y la Fundación ICO, que se presentó ayer en Madrid.

La fecundidad española ha caído en los últimos cuarenta años un 57%, frente al 43,1% de la Unión Europea. Al mismo tiempo, la esperanza de vida, que al comienzo del siglo XX era de 34,8 años, ha pasado a 82,9 años en las mujeres y a 75,6 años en los hombres. Estos datos, y a pesar de la contribución de los inmigrantes, auguran sombrías perspectivas desde el punto de vista económico, según David Reher, catedrático de Sociología en la Universidad Complutense y autor del capítulo sobre Población y sociedad en España durante el siglo XX. 'Como mínimo, la población ha dejado de ser compañera de viaje para la creación de riqueza y comienza a plantear serios obstáculos para el mantenimiento de los actuales niveles de vida', apunta.

Reher alerta que España va a sufrir una 'falta aguda' de mano de obra en los próximos años ya que es altamente probable que la tasa de natalidad siga en descenso. 'Si consideramos que el número de nacidos en la actualidad es de unas 250.000 personas menos que hace 20 años, andando el tiempo haría falta un número similar de trabajadores cada año para compensar la pérdida de fuerza de trabajo debida a la baja natalidad, y ello suponiendo una creación neta de empleo nula en el país', explica.

La población activa originaria de España habría tocado techo en torno a 2003-2005

El autor señala que la población activa originaria de España tocará techo en torno a 2003-2005. 'A partir de ese momento, el descenso será gradual al principio y dramático después, con pérdidas de 4,8 millones de activos para 2023'. Reher reconoce que la inmigración de trabajadores es un hecho creciente en España, pero sostiene que su capacidad para rellenar adecuadamente el hueco dejado por tanta escasez de mano de obra española suscita dudas muy razonables. 'Es conveniente recordar que para que la presencia de inmigrantes contribuya de modo eficaz al mantenimiento de los servicios sociales imprescindibles, es preciso que estas personas trabajen en condiciones legales, cotizando a la seguridad social y pagando impuestos, situación que dista mucho de ser habitual'.

Principales indicadores: Evolución demográfica en España en el siglo XX

NATALIDAD BAJO MÍNIMOS. La tasa de fecundidad en los años setenta era de 2,78 hijos por mujer mientras que en 2001 el nivel se situó en 1,25 hijos. Margarita Delgado, investigadora del CSIC, atribuye este descenso a varias causas: cambios de valores, incorporación de la mujer al mercado laboral o tardía emancipación. En su opinión, las políticas públicas deben ser más activas para frenar la caída de la natalidad.JOVEN, DIVERSA Y CONCENTRADA. La estructura de la población inmigrada en España todavía se corresponde con la que suele ser propia del primer estadio del ciclo migratorio: joven, de origen diverso y concentrada en el tiempo. En esta fase suelen primar los denominados primoinmigrantes, esto es, los que inician una cadena migratoria que, por lo general, será continuada por familiares, amigos o paisanos.LÍDERES EN LONGEVIDAD. La población española disfruta de una de las más altas vidas medias de Europa y del mundo. Aunque las mujeres españolas disfrutan de una esperanza de vida siete años mayor que la de los hombres (83,5 años de vida frente a 75,9 años) la diferencia empieza a estabilizarse. En la última década, la ganancia masculina es superior a la conseguida por las mujeres y en casi todos los grupos de edades.EL PROBLEMA DE LAS PENSIONES . Uno de los puntos que más preocupa a los demógrafos es la tasa de dependencia: mayores de 65 años sobre población activa. A finales del siglo XX esta ratio estaba por encima de cuatro. Mantener este índice en ese nivel en el año 2050 exigiría una población de 160 millones de habitantes, de los cuales la mayoría debería ser inmigrantes, aún en el supuesto de un repunte de la fecundidad.

Cambios sociales

La menor natalidad tiene su reflejo en las escuelas. En la última década las matriculaciones en primaria han caído de cerca de 4,5 millones a casi 2,5 millones. Se observa, además, una reducción de casi 390.000 alumnos en los programas de formación profesional. Por el contrario, la educación universitaria creció en más de 200.000 alumnos.La edad de 65 años sigue siendo la estipulada para empezar a cobrar una pensión; sin embargo, debido a las prejubilaciones, antes de esa edad ya más de la mitad de los varones es pensionista. La edad en la que se alcanza el umbral de la mayoría estaba en 63 años en 1987, bajó a 61 en 1995 y volvió a aumentar a 63 en 2003.En España la edad en la que se emancipan los jóvenes ha experimentando un crecimiento notable en las últimas dos décadas, con un incremento cercano a los cuatro años, hasta situarse en una edad media de 29 años, con una diferencia cercana a los dos años entre los varones y las mujeres, las cuales se emancipan y se casan a edades más tempranas. En 2001, más del 7% de la población mayor de 40 años seguía residiendo en casa de sus padres.

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