Me gusta trabajar aquí
Cuando analizamos la evolución demográfica de España solemos fijarnos exclusivamente en el envejecimiento de la población y olvidar la estrecha base de nuestra pirámide y sus implicaciones de reducción de la oferta de potenciales empleados.
En los próximos años se producirá una disminución anual del 4% en la cifra de población de 16 a 29 años de edad, de tal modo que en 2007 se habrá acumulado una reducción del 15% (INE y análisis Más Vida Red), que sólo podrá ser compensada parcialmente con la inmigración.
Es acuciante que las empresas sean conscientes de esta realidad y adopten medidas para atraer y retener a empleados. Los departamentos de recursos humanos debe conocer lo que mueve a sus empleados o candidatos y diseñar y adaptar sus puestos de trabajo, sus sistemas de reconocimiento y retribución, para enfatizar aquellos aspectos que van a permitir la satisfacción de estas necesidades y, por lo tanto, atraer y retener a los trabajadores más apropiados para los mismos.
De vital importancia es, por tanto, conocer cuáles son los valores y prioridades de los actuales o potenciales empleados, sabiendo que estos valores y prioridades van a depender en gran medida de la edad y situación personal de cada uno de ellos.
Entre los españoles algunos de estos valores son clásicos, permanentes y comunes a todos los rangos de edad: familia, salud y amistad, trabajo estable y vivienda. Otros valores, sin embargo, comienzan a adquirir más importancia: equilibrio y balance entre trabajo y vida personal, autonomía y libertad, capacidad de desarrollo y solidaridad. Muchos trabajadores inmigrantes comparten los valores clásicos como la salud y la familiar, y a continuación los ingresos económicos son de gran importancia.
Siguiendo estas pistas, algunos ejemplos de lo que las empresas pueden hacer son:
Si están contratando empleados jóvenes, que proporcionen un ambiente de trabajo amigable, fomenten las actividades de grupo fuera del trabajo, den la máxima flexibilidad posible de horarios, hagan sentirse importantes a sus empleados, involúcrenlos en la consecución de objetivos de ventas, involucren a su empresa en actividades solidarias, ofrézcales un servicio de asesoramiento y desarrollo personal que incluya orientación profesional, desarrollo de otras habilidades como el manejo de idiomas...
Si la empresa tiene personas de entre 30 y 50 años, 'la generación sandwich', además ayúdeles con sus responsabilidades familiares. Ofrézcales acceso a servicios de asesoramiento legal, médico, psicológico y financiero para que puedan resolver los problemas del día a día, como los relacionados con el desarrollo de los niños y adolescentes, la compra de vivienda, la declaración de impuestos, la búsqueda de recursos para el cuidado de personas mayores o la aparición de enfermedades en la familia.
Si la empresa tiene en su plantilla inmigrantes dé especial importancia a su arraigo en España, ayudándoles a traerse a sus familiares, dándoles estabilidad en el empleo y ayudándoles a encontrar trabajo para el resto de la familia. Ayude. Asesóreles sobre los recursos públicos a los que tienen acceso, como sanidad y educación, y hágales sentirse apreciados y valorados.
Todo esto parece muy complicado y hasta utópico, pero ahora hay empresas que ofrecen por una cuota reducida todo este abanico de servicios para los empleados y sus familiares. Se encuadran como servicios de ayuda al balance entre vida profesional y personal. Este tipo de medidas permiten además mejorar el posicionamiento de la entidad como empresa familiar y socialmente responsable.
No hay que descuidarse, hace tiempo ya que las empresas líderes están caminando para no tener que correr después. Al menos el 20% de las empresas excelentes para trabajar han adoptado ya medidas de este estilo.
Recientemente tuve la oportunidad de hablar con una joven empleada de una empresa perteneciente a un sector muy competitivo y con mucha movilidad de profesionales. Me contaba la gran presión de trabajo a la que estaba sometida, que ella pensaba no se correspondía con su salario, correcto pero no alto. Al final de la conversación, cuando yo esperaba una queja, su última frase me quedó grabada: 'Pero no me iría de esta empresa por nada del mundo'. ¿Verdad que funciona?