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Crónica de Manhattan

Un mes de cura

La Casa Blanca remitió el sábado una cascada de correos electrónicos a la prensa, todos ellos encabezados por el título: 'texto de la declaración EE UU-EU sobre...' o 'Datos sobre...'. Eran los resultados de la cumbre de Irlanda que, tras meses de negociaciones, se ventiló en tres horas.

Las solemnes declaraciones en materia de antiterrorismo, comercio, reforzamiento de lazos económicos, esfuerzos en la lucha contra el sida y la malaria, el control de armas de destrucción masiva, el apoyo a Irak y la democratización de Oriente Medio, se unen a las previas hechas en el contexto del G8 y las celebraciones del aniversario de Normandía a principios de mes. Junio ha impuesto un calendario de acercamientos entre las dos potencias que, de forma tangible ha dado como resultado un solo acuerdo para compatibilizar el sistema de navegación GPS americano y el futuro Galileo europeo.

En cuestiones comerciales, donde para la frustración de la UE crecen los problemas con EE UU, ambos bloques se comprometen, de nuevo, a eliminar trabas arancelarias y dar el definitivo empujón a la ronda de Doha para el desarrollo del comercio mundial. También hay voluntad para avanzar en la cooperación sobre la regulación de actividades empresariales que supongan una barrera al comercio.

La atención de Washington ha estado, sin embargo, en la cura de las heridas abiertas por la guerra contra Irak.

Con acuerdos vagos de ayuda, que no incluyen la condonación de la deuda externa de este país, el reconocimiento del gobierno interino y el acuerdo (que podría ratificarse hoy en Estambul) para que la OTAN entrene las fuerzas de seguridad iraquíes, George Bush dio por acabada la crisis. Tanta confianza quiso transmitir que incluso se permitió pedir que se agilizara la entrada de Turquía a la UE.

En su encuentro con la prensa americana, el portavoz de Bush, Scott McClellan, explicaba que uno de los logros es que se ha conseguido que la UE bendiga la fuerza multinacional en Irak, 'lo que significa que los miembros de la UE con tropas en Irak no pueden ser acusados de actuar contra el consenso europeo ya que, de hecho, colaboran con éste'.

No obstante, la prensa de este lado del Atlántico ha preferido dar cuenta de las manifestaciones con las que Bush fue recibido en Irlanda y Turquía, la perturbación de los líderes de la UE por las torturas y la tensa entrevista del presidente con la periodista Carol Coleman, de la televisión irlandesa cuyo encuentro con Laura Bush, fue cancelado sin explicaciones.

El hecho es que la Casa Blanca se conforma cada vez con menos porque hay prisa por acabar con las diferencias sobre Irak cuando se cuentan las horas para la transferencia de la cada vez más limitada soberanía a su gobierno interino. Irak se ha convertido en un agujero negro para Bush. Según una encuesta de CNN/Gallup del 25 de junio, el 54% de los estadounidenses, cree ya que la guerra fue un error y el 55% no piensan que el mundo sea ahora 'un lugar más seguro'. Irónica y dramáticamente, a los 14 correos electrónicos de la Casa Blanca sobre la cumbre, les seguían dos del departamento de defensa informando de la muerte de cuatro militares.

Para añadir más preocupaciones a Bush, el documental de Michael Moore, Fahrenheit 9/11, intensamente crítico con el presidente recibía en Nueva York ovaciones del público el fin de semana de su estreno.

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