Nadie se acuerda de Aznar en Bruselas
Los acólitos de José María Aznar le auguraban una fulgurante carrera internacional tan pronto como dejara la jefatura del Gobierno español. Desde la presidencia de la Comisión Europea a la secretaría general de la ONU, pasando por el puesto de presidente de la UE que creará la Constitución europea, cualquier vacante parecía destinada al heredero moral de Carlos V. Pero hete aquí que su nombre ni siquiera suena para la primera de esas plazas que sale a concurso, la de presidente de la Comisión. Y eso que el profesor asociado de la Universidad de Georgetown cumple la mayor parte de los requisitos. Se ha sentado -ocho años- en el Consejo Europeo, una marca que a los líderes de la UE les gustaría para el sucesor de Romano Prodi. Y pertenece al partido mayoritario del Europarlamento, que insiste en que el presidente de la CE se elija en la familia Popular. Pero ni sus ex colegas más cercanos, Tony Blair o Silvio Berlusconi, se han dignado a mencionar su nombre, ni el Partido Popular Europeo (PPE), de cuyas cumbres comunitarias era hasta marzo máxima estrella, ha postulado su candidatura. El PPE propuso al británico Chris Patten, y Blair, prefiere a Javier Solana. Nadie parece recordar a Aznar en Bruselas.