_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Del absolutismo a la democracia empresarial

Eran los años treinta cuando, en plena sociedad victoriana, sir John Maynard Keynes, gestor de un fondo de pensiones, afirmaba que no tenía intención de informar a sus partícipes sobre sus políticas de inversión, puesto que no poseían formación financiera ni capacidad de entender sus argumentaciones. Con el fondo en quiebra, principalmente por invertir en divisas y derivados, más de un participe debió mostrarse contrariado al ver mermados sus ahorros, y sin posibilidad de reclamar a su sabio gestor.

Hoy en día, Calpers, una de las asociaciones de accionistas mas activas de EE UU, y accionista de referencia de la empresa cotizada Repsol, recibe con carácter trimestral a una persona de su equipo directivo que le informa pormenorizadamente de sus proyectos, planes de inversión y evolución bursátil.

Si históricamente los tres ejes del triángulo -accionistas, directivos y consejeros- no trabajaban en armonía ni equilibrio, porque no tenían voluntad de formar un equilátero, hoy los tiempos están cambiando, en buena parte gracias a la democratización empresarial que ha permitido la creciente formación financiera de los accionistas y, sobre todo, a las múltiples posibilidades de las nuevas tecnologías. Los consejeros han pasado de concebir el poder como mandato divino al poder concedido, con carácter temporal, por los accionistas.

Aunque los presupuestos de los servicios de atención a los accionistas están viéndose reducidos, el número de personas asignadas a estos departamentos se ha incrementado. La globalización ha favorecido que numerosas empresas lleven a cabo campañas internacionales de atención a inversores. Sin embargo, aunque ha habido cambios regulatorios, todavía no se han visto claramente reflejados en la conducta de las empresas cotizadas.

La percepción social todavía es más de cumplimiento formal que de mejora de la transparencia. A pesar de todo, el conocimiento interno del gobierno corporativo en los departamentos de atención a los accionistas nunca ha sido mayor, de ahí que se hayan reducido las necesidades de asesoramiento externo por parte de despachos especializados, salvo para temas puntuales. El uso de nuevas tecnologías en la atención a los accionistas continúa aumentando, por razones estratégicas y presupuestarias.

Las empresas cotizadas conceden importancia creciente a la transparencia para con los accionistas. Sus principales retos serán pasar de la información como derecho para los accionistas a la información como deber para las empresas cotizadas; de la transparencia top down approach (de los supervisores a los emisores) a la transparencia down top approach (de los accionistas a los consejeros); del formalismo a la convicción; de las normas a los valores; de la legalidad a la voluntad (autorregulación).

Según datos de 2003 de la revista europea IR Management, entre los principales factores no financieros tenidos en cuenta a la hora de comprar o de recomendar la compra de un valor, además de la capacidad del equipo directivo, destacan las políticas de apertura o transparencia (44% de los casos) y las de gobierno corporativo (31%). El activismo accionarial es positivo porque la participación de los accionistas es un síntoma de madurez y ayuda al mayor equilibrio de poderes en las empresas cotizadas. Además, sirve para que los consejos de administración conozcan que son supervisados, controlados y sancionados ante actuaciones que no vayan en pro de los intereses de los accionistas; que éstos evitan y cortan los abusos.

Pero conviene matizar que el activismo sólo es bueno desde el sentido común y el conocimiento de la realidad empresarial. Los buenos resultados son mejor gobierno corporativo que la inflación de reglamentos, comisiones y consejos, y las decisiones estratégicas (de negocio) más importantes para los accionistas que la magnitud de los salarios de los consejeros. El populismo y las reivindicaciones anecdóticas no ayudan a generar resultados.

Si los accionistas se mostraban inactivos en las empresas en las que invertían (por desconocimiento, desconfianza o impotencia) las nuevas tecnologías pueden y deben ser una ayuda. Sin embargo, si no participaban por desafecto las nuevas tecnologías no van a suponer un cambio de opinión.

En la sociedad de la información, tan importante como el emisor (empresa cotizada) y el receptor (accionista) es el canal (nuevas tecnologías). Por ello, estas últimas son el cauce idóneo para que las empresas comuniquen más y mejor. Paso a paso, sin panaceas ni espejismos.

Archivado En

_
_