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Tribuna
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Día del trabajo y de la ampliación

Es una feliz coincidencia que el largo proceso de las negociaciones de adhesión a la Unión Europea haya coincidido con el 1 de mayo, día de la fiesta del trabajo. Mucho trabajo se va a necesitar para que la ampliación y la entrada en vigor de la futura Constitución Europea cuajen en un proyecto político, económico y social que sea capaz de articular una parte fundamental del Viejo Continente.

La pregunta que me han hecho muchas veces es la pregunta que siempre se hace cuando se produce un gran reto europeo: ¿funcionara el invento? Mi respuesta es que el invento funcionara con dificultades, pero terminara funcionando, en la medida que se respete el método comunitario de gestión de las políticas comunes y se inicie una vigorosa aplicación de la Constitución Europea.

Allí donde hay una política común europea gestionada sobre un método comunitario de decisión, el proyecto europeo se reconoce y es capaz de producir resultados concretos y visibles. Incluso cuando, antes de llegar a la decisión final, sean necesarias las tediosas e interminables sesiones negociadoras propias del sistema de decisión de la Unión que tan mala imagen producen en la opinión pública.

En el ámbito comercial y de la competencia, dos de las grandes políticas comunes, se puede demostrar que el método comunitario es el único capaz de hacer funcionar a la Unión Europea dentro y fuera de sus fronteras, incluso frente al interlocutor política y económicamente más poderoso del planeta.

Lo puedo explicar con la última decisión de la Unión Europea respecto a Microsoft o las multinacionales del tabaco. Lo puedo explicar en la época en que fui comisario europeo respecto al caso de la fusión de Boeing y McDonnell Douglas. Lo explicaría mejor con la pregunta siguiente: ¿hubiera sido capaz o posible que la Unión Europea pueda doblegar a Bill Gates y su posición monopolística respecto a los servidores de internet sin una política europea común?, ¿hubiera sido posible poner firmes a las grandes tabaqueras en su sistemático contrabando destinado a burlar la Tarifa Exterior común y las abscisas sobre el tabaco?, ¿hubiera sido posible deshacer la posición dominante de la fusión de Boeing y McDonnell y sus cláusulas abusivas que perjudicaban notablemente al proyecto europeo Airbus? Mi respuesta es no, rotundamente no.

Lo puedo explicar con otro ejemplo bien conocido: la estrategia de Lisboa respecto al crecimiento económico y la sociedad de la información para poder competir con EE UU. Es seguramente después del Libro Blanco de Delors el programa más ambicioso que jamás haya presentado la Unión Europea, pero los retrasos en su aplicación la ha llevado a una especie de parking que casi nadie visita.

¿Por qué el Libro Blanco sobre Crecimiento, Competitividad y Empleo de Delors concluyó el Mercado æscaron;nico y la Unión Económica y Monetaria? ¿Porqué la estrategia de Lisboa prácticamente no se ha aplicado y hemos acumulado un retraso enorme? La respuesta, en mi opinión, es también evidente. El Libro Blanco se gestionó con un método comunitario y produjo resultados históricos visibles como el euro. Al contrario, la estrategia de Lisboa se pretendió aplicar sobre un sistema llamado de cooperación operacional entre los Estados miembros, sin atreverse a formular políticas comunes para ser ejecutadas por el método comunitario. Los resultados ya se conocen.

Así pues, no es tan preocupante el numero de Estados miembros como el proceso de toma de decisión comunitario. Precisamente porque hay más Estados miembros y una mayor diversidad en la Unión Europea se necesita afinar aún más en la definición de las políticas comunes. Para ello es necesario que la Constitución Europea se aplique con fuerza y determinación en beneficio de todos. La Constitución tiene la fórmula para progresar cada vez más en el método comunitario; la doble mayoría como sistema de decisión interno aligerará el proceso y facilitará los compromisos. Será en todo caso difícil, pero es posible conseguirlo trabajando mucho y bien.

Con un método puramente intergubernamental, basado en el veto y la unanimidad, no podremos sobrevivir con una Unión Europea de 25 miembros o más en el futuro.

Hay que elegir.

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