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CincoSentidos

El filtro de los créditos bancarios

Solicitar una hipoteca, un préstamo al consumo o, simplemente, una tarjeta de crédito pueden ser razones suficientes para que la operación sea objeto de estudio por parte del departamento de gestión de riesgos de su entidad financiera. Algo así como el filtro que determinará si la operación merece el visto bueno y puede seguir su proceso de contratación o, por el contrario, es denegada. De estos departamentos depende, en muchos casos, el importe concedido en un préstamo o que haya que recurrir a un aval.

Bancos y cajas mantienen que los parámetros utilizados en España para analizar la viabilidad de las operaciones financieras son de los más estrictos que se utilizan en Europa. No en vano, se vanaglorian de tener uno de los índices de morosidad más bajos, el 0,814% en enero según el último dato publicado.

Pero, ¿de qué depende que una operación sea susceptible del análisis de estos departamentos? Aunque todas las operaciones pasan por el primer filtro de la propia sucursal, sólo algunas merecen un estudio más pormenorizado, bien por el importe que se solicita en la operación, bien por el riesgo de impago. 'El análisis de los aspectos económicos es personalizado para cada cliente, con el objetivo de ofrecer la mejor solución según las distintas necesidades', sostienen desde una entidad que prefiere mantenerse en el anonimato.

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Las entidades utilizan herramientas informáticas como el 'scoring', que con datos del cliente valora el riesgo de la operación

Algunas entidades reconocen que además de la condición del cliente (asalariado, autónomo o sociedad jurídica), el fin de la operación condiciona el análisis. Es decir, el riesgo implícito de la operación difiere si se solicita un crédito para comprar un coche para uso particular que un camión para el trabajo. 'Es distinto solicitar un crédito para comprar un Audi que una casa; en caso de necesidad, no importa tanto que te embarguen el Audi', explican en una entidad.

A la hora del análisis, uno de los parámetros que se usa para medir el riesgo de una operación es la ratio de endeudamiento, que mide las deudas sobre los ingresos netos. En función de la entidad, y del riesgo que esté dispuesta a asumir, esta ratio oscila entre el 30% y el 50% de los ingresos del usuario.

Además, se tienen en cuenta otros aspectos. Patagon analiza el riesgo de sus operaciones atendiendo a la antigüedad del cliente -a través de su histórico-, las posiciones del usuario en el banco, su capacidad para generar ingresos (nómina) y la solvencia (bienes inmuebles). Otra consulta habitual de los bancos es la que realizan al Registro de Afectados e Impagados (RAI) y el de la Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito (Asnef), para conocer el historial del cliente.

Una vez verificada esta información bancos y cajas recurren a la informática para eliminar cualquier resquicio de riesgo que pueda presentar la operación. Las aplicaciones conocidas como scoring se valen de toda la información relativa al cliente como su lugar de residencia, el tipo de contrato que tiene, su estado civil y su profesión para determinar si pertenecen al segmento de población que más impagos realiza. 'En el 80%-90% de los casos el scoring determina si se aprueba o no la operación', señalan fuentes del Banco Sabadell. 'Otra cosa es que una entidad quiera asumir un nivel de riesgo superior. En ese caso puede repercutirlo en el tipo de interés o en las comisiones del préstamo', explican estas mismas fuentes.

En otras entidades, cuando el scoring deniega una operación, ésta pasa a otro departamento. Así sucede en Banesto, donde las operaciones en zona de duda son analizadas por el Centro de Análisis de Riesgo (CAR), donde un equipo de expertos estudia cada caso concreto. 'El tiempo máximo en dar una respuesta al cliente, tras todo este proceso, es de 48 horas', aseguran en el banco. No sucede lo mismo en el resto, donde este proceso puede retrasar el visto bueno de la operación hasta el punto que la concesión de una hipoteca puede demorarse hasta tres semanas por trámites como el de la tasación.

Con todo y pese a las reticencias de los usuarios, los expertos señalan que estos estudios a veces sirven para buscar la mejor solución al cliente.

Seguimiento y control en las empresas

Si el circuito de estudio por el que pasa un particular puede resultar pesado y retrasar la concesión del préstamo más de lo deseable, cuando se trata de una empresa el proceso puede alargarse meses. Desde las entidades sostienen que se requiere toda la documentación financiero-contable de la compañía, o el impuesto de sociedades en su defecto.La ventaja en estos casos es que se puede conocer toda la información relativa a las compañías en el registro mercantil. 'El resto de datos también son accesibles a través de otros medios', señalan desde una entidad que prefiere no darse a conocer. 'Hay agencias especializadas en facilitar información de otras compañías. En estos casos hay que pagar por esta información, pero vale la pena', sostienen estas mismas fuentes.Otras fórmulas a menudo utilizadas en el caso de las compañías son los informes que explican no sólo la situación financiera de la compañía en sí y en relación a su sector, sino también su historial de impagos. Según los expertos, también existen empresas prestas a facilitar estos datos. Toda esta información se analiza mediante el rating -similar al scoring pero aplicado a la empresa-, que da una valoración de la compañía. Y es que cuando se trata de conceder créditos a una sociedad, es necesario conocer ciertos detalles sobre la misma.En estas operaciones, el importe merece el esfuerzo. Sobre el tiempo que puede pasar hasta dar el visto bueno a la operación, las entidades coinciden. 'Si se conoce la empresa puede ser cuestión de días, en caso contrario puede demorarse hasta varios meses. En esos casos, hay que meterse en la cabeza del gerente, estudiar la actividad de la compañía y anticiparse a lo que pueda ocurrir'.Para prevenir posibles problemas, en Banesto se valen del Sistema de Anticipación de Riesgos (SAR), que mediante un sistema informático que realiza una lectura mensual de 120 variables de crédito, ayuda a identificar posibles problemas de liquidez y solvencia.

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