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Columna
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La estructura del mercado laboral

Los datos del tercer trimestre de la encuesta de población activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE) mostraron un importante crecimiento del empleo: 151.800 en relación con el trimestre precedente (91.500 en datos desestacionalizados) y 460.900 en relación con el mismo periodo del año anterior. De estos dos crecimientos, corresponden a trabajadores inmigrantes 57.000 en los datos intertrimestrales y 194.300 en los interanuales, lo que supone, respectivamente, el 37,5% y el 42,2% del aumento total.

En términos interanuales, la tasa de crecimiento asciende al 2,8%, dos décimas porcentuales más que en el segundo trimestre, lo que significa mantener la aceleración del empleo que ya se había producido en los dos primeros trimestres del año, superándose el 1,6% del cuarto trimestre de 2002, el mínimo crecimiento alcanzado desde el mismo periodo de 1994.

En el promedio de los tres primeros trimestres del año, el aumento del empleo asciende al 2,6%, seis décimas más que en el conjunto de 2002, aunque muy inferior todavía al de años anteriores (el 5,5% en 1999 y 2000 y el 3,7% en 2001).

Volviendo al tercer trimestre del año, en el que a escala sectorial destacan los crecimientos interanuales de la construcción y los servicios (un 4,3% y un 4,2%, respectivamente), no todos los datos son igualmente positivos. En la industria se produce un descenso del 1,8%, nueve décimas más de caída que en el trimestre anterior, lo que contrasta con el aumento del 1,9% en el primer trimestre del año.

A pesar del importante crecimiento del empleo, la persistencia de un elevado aumento de la población activa provoca un incremento del paro en el tercer trimestre de casi 30.000 personas (29.600), lo que hace que, aunque con una intensidad menor que en periodos anteriores, el paro siga aumentando en relación con el mismo periodo del año anterior: 8.500 personas más, un 0,4% en términos relativos. Como consecuencia de ello, la tasa de paro asciende al 11,2%, una décima más que en el segundo trimestre y todavía un punto más que dos años antes.

Si nos fijamos más en los datos estructurales que en los puramente coyunturales, se observan algunos fenómenos de interés en relación con las características de nuestro mercado de trabajo:

l España sigue siendo el país de la UE con la mayor tasa de paro (más de tres puntos que el promedio de dicha zona) y con la mayor tasa de temporalidad (2,4 veces la media de la UE), tasa, esta última, que en los dos últimos trimestres ha aumentado desde el 30,3% en el primer trimestre del año hasta el 30,7% en el tercero.

l En lo que respecta a la importancia del empleo a tiempo parcial en relación con el total, el porcentaje del tercer trimestre, el 7,6%, igual al de un año antes y una décima menos que dos años antes, muestra la nula eficacia de la reforma de marzo 2001, uno de cuyos objetivos prioritarios era la potenciación de este tipo de contratación.

l Al contrario de lo que ocurre con la tasa de temporalidad, España es, con datos de Eurostat relativos al año 2002, en cuanto al peso relativo del empleo a tiempo parcial, el segundo país de la Unión Europea con menor porcentaje, después de Grecia.

l El empleo de la industria, que representa el 18,7% del total en el tercer trimestre de este año, ha perdido importancia relativa desde 1995, año en el que dicho porcentaje era el 20,6%, y ello a pesar de la expansión económica iniciada en ese año.

l En relación con la intensidad del paro, medida por su tasa en proporción a la población activa, existen importantes diferencias entre los distintos colectivos, destacando las diferencias entre hombres y mujeres (el 8,1% y el 15,6%, respectivamente, en el tercer trimestre), suponiendo la de las mujeres casi el doble que la de los hombres, a pesar de la baja tasa de actividad femenina española; entre los distintos grupos de edad (un 22,3% en el de 16-24 años, un 9,9% en el de 25-54 y un 7,1% en el de 55 y más) y entre las distintas regiones, al suponer la de mayor tasa de paro, Andalucía, con el 18,7%, 3,4 veces las de menor tasa (Aragón y Navarra, con el 5,5%).

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