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Un impulso que vendrá de EE UU

Los expertos prevén que la actividad económica se acelere en Estados Unidos y ello arrastre a una Europa incapaz de crecer en solitario. Pese al repunte, la inflación y los tipos seguirán bajos en 2004. Deflación y burbuja inmobiliaria son las amenazas

La esperada recuperación de la economía puede estar ya a la vuelta de la esquina, aunque los expertos mantienen dudas sobre su vigor y solidez. Cinco especialistas en análisis económico debatieron el pasado jueves en Cinco Días sobre las perspectivas de un despegue de la actividad. Ese repunte parece próximo en Estados Unidos, país que tendrá que volver a ser el motor del crecimiento mundial, vista la incapacidad de Europa para ejercer ese papel en solitario. Pero el fantasma de una deflación a la japonesa aún asusta, igual que aumenta el temor al posible estallido de la nueva burbuja, la inmobiliaria.

España encara el nuevo ciclo en mejor posición de partida, pero su capacidad para crecer a mayor ritmo que sus vecinos puede empezar a agotarse. Según los especialistas, 2004 se presenta como un año de mayor dinamismo, sin que por ello vayan a repuntar ni la inflación ni los tipos de interés. Y la recuperación tendrá que apoyarse en la demanda interna, pues la inversión aún digiere excesos del pasado.

En el debate, moderado por el ex ministro de Economía Carlos Solchaga, cuatro de los expertos coincidieron -con distintos matices- en vaticinar una aceleración de la actividad en la segunda mitad de este año, y uno de ellos prefirió diagnosticar una situación prolongada de estancamiento. 'En marzo los mercados estaban descontando una recesión que no se ha producido. Ahora las alzas bursátiles no anticipan tanto una recuperación como que el escenario más negativo ha quedado atrás', opina David Cano, socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI).

Los demás expertos ven más cercano el cambio de tendencia. 'Estamos en un momento de cambio de ciclo, en el que se conocen indicadores contradictorios', afirma Gregorio Izquierdo, director de análisis del Instituto de Estudios Económicos (IEE). En su opinión, la economía se vio frenada en el anterior trimestre por la prima de riesgo relacionada con la guerra en Irak, un efecto ya terminado. 'En los próximos meses iremos a mejor. La duda es la sostenibilidad de esa recuperación', afirma.

Ana Rivero, directora de análisis de Banif, constata que 'lo peor ha pasado', y observa datos esperanzadores, desde el buen comportamiento de la renta fija privada a unos indicadores de confianza al alza, pasando por un renovado dinamismo en las operaciones corporativas.

'Todo lleva a que habrá recuperación', abunda José Luis Martínez Campuzano, economista jefe de Citigroup en España. Este experto admite que la subida de las Bolsas está siendo irregular, pero considera que queda recorrido al alza. 'Lo que hoy parece caro puede ser barato dentro de un año'.

Jesús Sánchez Quiñones, director general de Renta 4, recordó que las Bolsas adelantan antes que nadie el ciclo económico, igual que en el año 2000 cotizó la recesión antes de que fuera conocida. Pero este experto alerta de que 'Europa sólo crecerá si lo hace EE UU, porque hay lastres estructurales que le impiden ser el motor'. El estancamiento de Alemania, atribuido a la falta de flexibilidad de su economía y al coste de la reunificación, impide que la zona euro pueda estar a la altura.

Es precisamente Alemania el país que parece más expuesto a la temida deflación. Un fenómeno que los expertos no creen cercano, pero tampoco descartable. Una caída de precios no sería mala, según los expertos, si se debe a ganancias de productividad, como en el sector tecnológico. Lo grave sería una brusca crisis de demanda. Pero, como observó Izquierdo, si no se dio esa contracción en lo peor del ciclo, con la conmoción que siguió a los atentados del 11-S, ahora es difícil que ocurra.

La clave de la recuperación, pues, está al otro lado del Atlántico. Martínez Campuzano se declaró 'muy optimista' sobre la economía estadounidense, que podría estar creciendo al 4% a final de año. Ana Rivero le replicó que en ese supuesto 'estaría todo solucionado', pero apuntó que 'quizás no haga falta que Estados Unidos crezca tanto' para que tire de la economía mundial.

Para la analista de Banif, 'los consumidores tienen la llave del crecimiento en Estados Unidos'. Pero señaló que la debilidad del dólar ha sido 'una manera de impedir la transmisión del crecimiento americano' al resto del planeta. Con el dólar a los niveles actuales, alertó, Washington castiga a los países que compran sus productos.

La relación entre el euro y el dólar es motivo de controversia. Por un lado, la revalorización de la divisa europea respecto al dólar, un 12% en el año, debilita a las economías exportadoras y, por tanto, a Europa. Pero, en la medida en que el dólar débil esté ayudando a reanimar la economía de Estados Unidos, puede empujar a este país para que lidere una nueva fase expansiva que también beneficie al Viejo Continente. 'Preferiría que se asegure el crecimiento en Estados Unidos porque no confío en que Europa sea capaz de crecer por sí sola', dice Izquierdo. Sin embargo, para Martínez Campuzano, 'el cambio euro-dólar no responde a los flujos comerciales, no ayuda al crecimiento y debería ser mucho más bajo'. Por el contrario, Cano cree que para propiciar una recuperación el dólar debería estar aún más débil, entre 1,25 y 1,30 por euro.

La política monetaria influirá en las perspectivas económicas, aunque los expertos apuntaron que a los niveles actuales del precio del dinero, históricamente bajos, nuevos recortes tendrán efectos limitados o incluso serían contraproducentes. Como señaló Gregorio Izquierdo, 'con los tipos tan bajos, bajarlos más tiene un efecto negativo en las expectativas económicas'. Así ocurrió en Japón. Ana Rivero apuntó, a este respecto, que menores tipos a corto plazo pueden ser incompatibles con una estabilidad de tipos bajos a largo plazo. Y subrayó el problema de credibilidad en el Banco Central Europeo. 'No se puede esperar que el BCE guíe al mercado, sino que vaya detrás del mercado', dijo. 'Deberíamos estar con tipos por debajo del 2% en la zona euro'.

Martínez Campuzano señaló que los tipos seguirán bajando en EE UU porque no hay miedo a la inflación y sí a la deflación. 'Aunque somos optimistas, nuestros economistas en Nueva York están preocupados. Se habla y escribe tanto de deflación que los agentes económicos lo están incorporando', alertó. Sánchez Quiñones llamó la atención sobre el hecho de que el BCE no tenga entre sus objetivos promover el crecimiento económico, lo que sí es imperativo para la Reserva Federal de EE UU. 'Es un problema tremendo', dijo.

David Cano previó un escenario en el que los tipos bajarían algo más de aquí a septiembre y se mantendrían estables durante unos 18 meses. Para este analista de AFI, 'no podemos culpar de todo al BCE'. En su opinión, las políticas presupuestarias, y en especial el 'corsé' del Pacto de Estabilidad, también han influido en la actual atonía. Defendió una revisión del objetivo de déficit cero que guía la política fiscal española. 'Un país como España, que arrastra un déficit de infraestructuras, debería aprovechar para financiar inversiones a tipos de interés muy bajos' aunque se desequilibrara el Presupuesto. Discrepó Izquierdo, para quien el déficit cero es un activo de la economía española. A su juicio, relajar el Pacto de Estabilidad para que Alemania eleve el gasto público podría estimular levemente la actividad a corto plazo pero tendría efectos 'terribles' a medio y largo plazo. Sánchez Quiñones intervino para destacar que 'el problema de Alemania no es el Pacto de Estabilidad, sino no haber hecho los deberes en la fase expansiva del ciclo'.

La pregunta es si en este contexto España logrará mantener un crecimiento económico superior al de su entorno, como viene logrando desde su entrada en la UE. Según Izquierdo, la mejora de la inversión pública y las rebajas de impuestos impulsarán la economía española en 2004. Martínez Campuzano asumió que España se beneficiará de una aceleración de la economía, aunque llamó a vigilar la pérdida de competitividad. Ana Rivero puso reparos: 'No creo que España pueda mantenerse despegada del ciclo'.

La burbuja inmobiliaria y la de los bonos

¿Va a pincharse la burbuja inmobiliaria? Los analistas no lo descartan, pero la opinión dominante ve más probable un descenso suave de los precios de la vivienda que un desplome.'Los factores que han incidido en la vivienda no son repetibles', argumentó Sánchez Quiñones. 'Es posible que haya caídas en el sector inmobiliario. No es previsible que puedan subir más los precios'.Ana Rivero calificó de 'insostenible' la subida del precio de la vivienda y apuntó que empiezan a cambiar expectativas. Por ejemplo, que las hipotecas ya no van a costar menos. Rivero cree que la vivienda de segunda mano y las promociones en la costa son las que antes pueden depreciarse.Para David Cano, la burbuja se formó por 'dos chutes' sobre la economía española: una política monetaria muy expansiva y las rebajas de impuestos. Esto ha dejado a los españoles con una alta exposición a futuras subidas de tipos.Según Gregorio Izquierdo, 'el mercado de la vivienda debe normalizarse. No es probable un ajuste muy fuerte'. Recordó que en España los promotores no suelen endeudarse para construir, porque venden los pisos sobre plano. Como la mayoría de los compradores de vivienda la utiliza como residencia habitual, el peligro de que salieran pisos a la venta masivamente parece remoto.Martínez Campuzano opinó que 'el escenario más deseable y más probable es un estancamiento de precios'. Recordó que nunca en España hubo caídas nominales de precios, y que la deuda de las familias ha crecido rápido, pero se sitúa en niveles comparables con Europa.Sánchez Quiñones quiso referirse a lo que considera otra burbuja, la de los precios de títulos de renta fija, que han subido mucho según caían los intereses.Al subir a la vez, los mercados de bonos y de Bolsa emiten mensajes contradictorios Los bonos descuentan una fase de bajo crecimiento y tipos, mientras la Bolsa anticipa lo contrario. Una explicación sería que se espera un crecimiento robusto, bueno para la Bolsa, pero sin inflación y con los tipos muy bajos, lo que favorece el precio de la deuda. En todo caso, al director de Renta 4 le preocupa esta dualidad. 'El mercado de bonos tiene peligro', concluyó Quiñones, 'porque tiene más burbuja que el bursátil. Es difícil que se mantengan los precios actuales'.

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