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Futuro

Estrategia en tiempos de guerra

En estos momentos, el inversor final parece estar absolutamente fuera del mercado y éste está dominado por los operadores. Antonio Morales recuerda las posibilidades de la inversión colectiva

Si las tropas de la coalición avanzan hacia Bagdad sin recibir resistencia, las subidas de las Bolsas no se alejan mucho de lo que podríamos llamar euforia; sin embargo, una noticia sobre la dificultad de este avance acarrea el pesimismo a todos los inversores, y las ganancias de un día son las pérdidas del siguiente. En estos momentos, el inversor final parece estar absolutamente fuera del mercado, y éste está dominado por los traders.

Efectivamente, el resultado final de este conflicto tendrá importantes consecuencias sobre la economía mundial, y de momento, desgraciadamente, no podemos asegurar cuál va a ser este resultado. Sin embargo, para un inversor particular, para un ahorrador, la diferencia si hablamos de un horizonte temporal de una inversión a largo, de entrar 500 puntos más arriba o más abajo no tiene mayor importancia a la hora de ver el resultado final de nuestra inversión.

Actualmente el pesimismo es muy intenso, los mercados de renta variable siguen muy sobrevendidos. Durante 2002, el mercado bajista pasó factura a los fondos de inversión que invertían en renta variable, y durante los primeros meses de 2003 parece que la tendencia ha continuado. Debido a esta coyuntura, las ponderaciones en renta variable de los fondos de inversión se sitúan en niveles anteriores a la burbuja, en Europa concretamente a los del año 1997.

Piensen ustedes en el caso de una persona normal, que tiene sus ahorros bien diversificados, y cuyo perfil le ha hecho posible asumir que un 25% de su cartera esté invertida en renta variable, y ésta a su vez correctamente diversificada por zonas geográficas, sectores, etc. Piensen que el otro 75% de su ahorro, aunque con menores expectativas de rentabilidad a largo plazo, si está en estos momentos haciéndole ganar algo de dinero (no nos olvidemos del extraordinario comportamiento que han tenido los bonos en el pasado más reciente), bien sea en renta fija o en activos monetarios. Realizando unos números muy sencillos podemos llegar a la conclusión de que encontrar el mejor día para entrar, además de resultar ser una tarea más que complicada, tampoco va a tener mayor incidencia en el resultado final.

Con todo esto, y a pesar de que tal vez en estos momentos la estrategia de 'esperar y ver' pueda ser la más acertada, si nos hemos dejado asesorar por gente cualificada, y sobre todo si hemos sido francos con nuestro gestor de finanzas personales, puede que nos alegremos de no haber perdido esta oportunidad. Si las cosas salieran bien, la economía mundial podría repuntar con decisión, y los mercados bursátiles registrar una gran carrera alcista.

Además, las posibilidades que nos brinda la inversión colectiva hacen que podamos aminorar mucho el riesgo de nuestras carteras, confiando la gestión de nuestros activos a quienes durante años han venido demostrando ser los mejores en su parcela de gestión.

Si la multigestión nos abrió el camino hacia nuevos mundos, la posibilidad de movernos de un fondo de inversión a otro sin tener que pasar previamente por la caja de Hacienda nos ayudó a poder gestionar, a adecuar mejor ante cada panorama nuestros recursos. Ahora, la arquitectura abierta en la ya mencionada multigestión nos permite poder elegir a los mejores en cada área, y todo ello ayudará a que el resultado de la inversión al final sea más satisfactorio.

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