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Guerra/Ofensiva

Bruselas trata de evitar el control total de Washington en Irak tras la guerra

Estados Unidos, a través de su secretario de Estado, Colin Powell, tanteó ayer a los miembros de la Alianza Atlántica sobre su disposición a apoyar un despliegue de la OTAN como fuerza de pacificación en el Irak post-Sadam. Europa, por su parte, intentó evaluar las intenciones estadounidenses para la posguerra y el grado de participación que Washington reserva a Bruselas en los mismos. El encuentro, celebrado en el marco de una reunión de ministros de Exteriores de la OTAN, fue considerado como de 'mayor acercamiento' entre uno y otro lado del Atlántico, pero en la práctica los avances son escasos.

Europa insiste en la necesidad de una resolución de Naciones Unidas que otorgue a este organismo un papel central en la posguerra. Pese a las reticencias de Francia, Alemania y Rusia en que ese texto no legitime la guerra contra Irak y la invasión de facto del país, los dirigentes europeos insisten en que su cooperación pasa por que la ONU juegue el papel principal en la administración de Irak y en la dirección de los planes de reconstrucción del país.

El titular griego de Exteriores, George Papandreou, cuyo país ostenta la presidencia de turno de la UE, dijo que 'no puedo hablar por la OTAN, pero puedo decir que una resolución de la ONU será un requisito previo para la plena participación de la UE en la posguerra y la reconstrucción de Irak'.

Aunque sean foros diferentes, si los Quince deciden apoyar el envío de fuerzas de pacificación de la OTAN a Irak una vez termine el conflicto implica, en parte, que Europa está dispuesta a correr con parte de los costes derivados de la posguerra.

EE UU, dividido

Y pese a lo importante que este punto resulta para EE UU, la Administración estadounidense se encuentra dividida en torno a este punto. El propio Powell declaró hace un mes que Estados Unidos no cedería el control de Irak a Naciones Unidas después de haber corrido en solitario con los gastos y la responsabilidad de los ataques. Sin embargo, poco antes de emprender viaje a Bruselas, el jefe de la diplomacia estadounidense dijo querer escuchar las propuestas de los aliados europeos sobre 'el papel apropiado de la ONU' en el Irak post-Sadam.

Ni el secretario general de la OTAN, George Robertson, ni Papandreou atribuyeron a Powell ninguna posición en este sentido. Aunque Papandreou aseguró que EE UU reconocía la importancia que Europa otorgaba al papel de la ONU. Y ninguno, tampoco, quiso especificar qué tipo de compromiso habían alcanzado con Powell.

'Es demasiado prematuro' para decir cuál puede ser la implicación de la Alianza Atlántica en la posguerra, declaró Robertson.

Aunque los avances en la práctica han sido escasos, los ministros europeos agradecieron la posibilidad de discutir personalmente con Powell sobre estos temas, toda vez que la crisis iraquí había abierto una importante brecha entre ambos socios.

Las señales de que las recientes tensiones remiten, al menos en parte, van siendo ya variadas.

El canciller alemán, Gerhard Schröder, dijo ayer al Parlamento que esperaba que la guerra terminara pronto y que con ello pusiera fin a la actual dictadura iraquí. El día anterior, el presidente ruso, Vladimir Putin, dijo en una declaración al país que confiaba en que EE UU no fallara en su guerra contra Irak.

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