La crisis financiera en EE UU dificulta la adopción de medidas de seguridad
El estado de alerta declarado en Estados Unidos es naranja, o alto, desde que el presidente George Bush dio el ultimátum de 48 horas a Sadam Husein para que dejara el país. El temor del Gobierno es que con el inicio del conflicto se produzcan ataques terroristas en represalia y se activen las llamadas 'células durmientes' no ya de Al Quaeda, sino también de grupos iraquíes infiltrados en el país.
En las cadenas de televisión con servicios informativos aparece el estado de la alerta en una de las esquinas de la pantalla, mientras las autoridades hacen llamamientos a la calma, en muchos casos porque apenas tienen recursos para aumentar la seguridad recomendada por la Administración. Los gobernadores de EE UU están haciendo frente actualmente a la mayor crisis financiera desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
La protección que la nueva alerta demanda para Nueva York, uno de las consideradas objetivo por cualquier grupo terrorista, costará una media de cinco millones de dólares a la semana. Ayer, el alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, que tiene que lidiar con un agujero presupuestario de 4.600 millones de dólares, se entrevistó con el director de la oficina de Seguridad, Tom Ridge, y con las autoridades federales que se harán cargo de proporcionar la seguridad aérea.
La ciudad, en alerta naranja desde el 11 de septiembre de 2001, ha aumentado visiblemente las medidas de seguridad desde el fin de semana. Ridge pidió a los Estados que activaran sus servicios de seguridad, pero algunos, como el de Massachusetts, han declinado hacer un gasto extra 'para calmar a la gente'.
El periódico The New York Times ha verificado que 6 de 31 Estados han activado sus medidas de seguridad tal y como ha pedido Ridge. Cuando la crisis de los gobiernos locales es tan grande como para que en Oregón se hayan excarcelado reos por no poder financiar el gasto de prisiones, las medidas de seguridad preventivas no forman parte de las prioridades. El director de la oficina de seguridad doméstica de Missouri comentaba al diario neoyorquino que se les ha pedido que extremen la seguridad en las fábricas de alimentos: 'Tenemos muchas y no tenemos los recursos para protegerlas'.