Las empresas de EE UU dotan 700.000 millones por la depreciación de activos
Ala cabeza de las empresas que vieron cómo sus operaciones de adquisición y fusiones perdían valor de forma dramática y se vieron obligadas a ajustar su valor se sitúa el conglomerado de medios de comunicación e Internet AOL Time Warner, que el pasado ejercicio realizó provisiones por un total de 99.700 millones de dólares.
Este coste extraordinario provocó un serio disgusto a sus accionistas. La compañía alcanzó las pérdidas más grandes de una empresa en Estados Unidos en toda la historia (98.700 millones de euros).
La mayor compañía telefónica norteamericana de larga distancia, AT&T, tuvo que dotar 13.100 millones de dólares en el segundo trimestre y declaró un volumen de pérdidas similar a esta provisión a finales de año
En este ranking de dudoso prestigio se coloca también la mayor compañía de radio de Estados Unidos, Clear Channel Communications, obligada a reconocer contra su balance unas minusvalías de 17.000 millones de dólares.
La lista se completa con casos como el de Quest Communications, que en octubre provisionó un total de 30.000 millones de dólares, y la polémica Worldcom, protagonista hasta ahora de la mayor suspensión de pagos de la historia en Estados Unidos. La operadora telefónica tuvo que provisionar un total de 50.000 millones de dólares.
Previsiones
Algunos expertos estimaron el pasado año que la sobrevaloración de precios de adquisición en los que se basaron buena parte de las operaciones de fusión de la última parte de la década de los noventa obligaría a las compañías compradoras a provisionar un billón de dólares. Finalmente la cifra se ha quedado corta, pero se acerca mucho a la realidad si se tiene en cuenta que los analistas estiman que las multinacionales americanas deberán reflejar en sus balances con cargo a este año otros 200.000 millones de dólares, informa la agencia de información económica Bloomberg.
A efectos meramente comparativos, los 700.000 millones de euros ya provisionados es una cifra un 10% superior al producto interior bruto canadiense.
Según los cálculos de los expertos citados, las cantidades pendientes aún de amortizar 'incrementan enormemente el riesgo de suspensión de pagos en muchas compañías, cuyos acuerdos de endeudamiento están basados en determinados ratios de deuda y fondos propios'.
'La situación actual viene a confirmar algo que la gente ya sabía y conocía de antemano. Las adquisiciones que han generado los fondos de comercio que ahora hay que provisionar no han funcionado en la mayoría de los casos y estamos ante un riesgo real de nuevas quiebras', señalan.
El riesgo radica además en que hay muchas compañías que no quieren admitir que se equivocaron e intentan evitar o minimizar la obligación de llevar a cabo las provisiones. 'Sin embargo, las empresas que han adoptado una agresiva política de tratamiento de sus fondos de comercio se arrepentirán muy pronto'.
A la vista de cómo se esta comportando Wall Street en los dos primeros meses del año parece claro que las provisiones deberían continuar. El año pasado el índice Standard & Poors 500 cayó un 23% y este año ha descendió ya un 5,1%. 'La cuestión es diabólica', asegura Alfred King, presidente de Valuation Research, una compañía norteamericana asesora en temas de valoración de activos, 'si el mercado continúa deteriorándose de forma apreciable este año, las grandes empresas no tendrán más remedio que volver a llevar a cabo grandes provisiones por deterioro del fondo de comercio y los analistas no paran de preguntarse por qué no previeron la situación y no optaron por provisionar antes. Sin duda los inversores las castigarán por partida doble'.
La caída del precio de las acciones ha llegado a tal punto que en muchos casos ha dejado a las compañías sin un valor tangible real para sus activos. Destacan casos como el de AOL Time Warner, cuya capitalización bursátil de 47.000 millones de dólares contrasta con fondos de comercio aún en sus balances por un global de 37.000 millones de dólares.
Y más paradójico es el caso de la operadora telefónica Qwest, que con un valor de mercado cifrado en 7.300 millones de dólares tiene todavía fondos de comercio en sus libros por importe de 30.700 millones de dólares.
Un cambio contable perverso
Fue un cambio contable absolutamente revolucionario. De la noche a la mañana y con efecto 1 de enero de 2001 las compañías estadounidenses se veían libres de la obligación de provisionar año a año los fondos de comercio generados por sus operaciones de fusión.Desde un punto de vista estrictamente contable, la medida permitía declarar una mayor cantidad de beneficios y reforzar considerablemente los balances en detrimento de las empresas europeas, cuyas normas contables no se modificaron. La contrapartida era que las sociedades debían analizar año a año su fondo de comercio y dotarlo en su totalidad contra los resultados de ese ejercicio si se producía un deterioro evidente del mismo. Esta posibilidad, cuya importancia fue de alguna forma minusvalorada entonces, explotó dramáticamente en los balances de las grandes multinacionales estadounidenses, cuando la burbuja tecnológica se pinchó y las cotizaciones bursátiles se derrumbaron poco a poco como azucarillos. Las corporaciones estadounidenses y las europeas con decisivos intereses en Estados Unidos tuvieron que dedicar ingentes cantidades de dinero a amortizar los fondos. Entonces el cambio de las normas contables, que perseguía únicamente dar un valor de mercado más fiel a los balances, ya no pareció tan buena idea. De hecho, la cascada de ingentes provisiones se llevaron en su caída a no pocos ejecutivos que basaron su fama en la cresta de la ola especulativa que definió la llamada nueva economía. Las provisiones realizadas el año pasado pretendieron ajustar no sólo el valor contable real de las inversiones, sino que algunas empresas, al llevarlos a cabo, optaron por intentar reactivar de alguna forma su valor de mercado. Si el descenso del mercado persiste, el escenario será aún más duro este mismo año.