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Reestructuración

La banca considera terminado el ajuste de la red y afronta las últimas prejubilaciones

Es cierto que se nos ha ido un poco la mano con el cierre de oficinas'. El mismo presidente del Santander Central Hispano, Emilio Botín, entona últimamente el mea culpa en sus apariciones públicas ante la evidencia de la pérdida de cuota de mercado sufrida en los últimos años.

Y es que las digestiones de las fusiones que dieron origen a los dos grandes, BBVA y SCH, no sólo se llevaron por delante 20.200 empleos y 3.230 oficinas, sino un buen pedazo del negocio, además de dejar a las plantillas sin fuelle para competir en un escenario cada vez más complicado por el estrechamiento de márgenes.

Un alto directivo reconoce que 'hemos puesto nuestros clientes en bandeja a las cajas y al Banco Popular'. Recuperarlos se ha convertido en una auténtica obsesión para los dos primeros bancos este año, en el que ya no queda duda de que la prioridad es el mercado doméstico.

Los grandes ponen así fin a la dieta de adelgazamiento de la red y afrontan los últimos ajustes de plantilla. Dan, por tanto, por prácticamente cerrada una reestructuración en la que todavía se encuentran inmersos la mayoría de sus colegas europeos, con procesos abiertos de reducción de plantilla mucho más traumáticos que los vividos en España.

Así, las entidades españolas afrontan este año con niveles de eficiencia mucho mejores que los de la banca europea. Alemanes, como Deutsche o Hypovereinsbank, u holandeses, como ABN Amro, exhiben tasas por encima del 70% (cuanto más alta es la tasa más ineficiente), en contraste con tasas mucho más cercanas al 50% en los dos españoles.

El BBVA prevé continuar el año que viene las prejubilaciones, con otras 1.000 previstas en 2003, una cifra considerable, pero muy inferior a la de los últimos ejercicios, en los que ambos grupos han podido cargar su coste contra reservas. Han evitado así el tremendo impacto de estos gastos sobre su cuenta de resultados, aunque parece difícil que puedan conseguir otro año de gracia por parte del Banco de España.

Entre 2000 y 2002 la plantilla del BBVA en España ha pasado de 33.733 a 31.737. El ajuste ha sido aún mayor en el Santander Central Hispano, de 43.059 a 35.887 empleados en España.

El grupo presidido por Botín ha anunciado incluso que este año abrirá 100 nuevas sucursales y creará 500 empleos, después de haber cerrado 363 oficinas en 2002.

Mientras los grandes dan por concluidos los ajustes, los medianos insisten en que aún tienen mucho recorrido en sus planes de crecimiento. El Popular, uno de los que más se beneficiaron del proceso de fusiones de los grandes en términos de ganancia de negocio, insiste en que su potencial es aún enorme en las principales zonas urbanas y sigue apostando por mantener el diferencial con el resto del sector, haciendo alarde de su política de crecimiento rentable hacia la que ahora miran los principales grupos.

Otros más pequeños, como el Banco Pastor, impulsan planes de expansión que implican también apertura de nuevas oficinas. 'Hasta ahora hemos caminado, ahora empezamos a correr', comenta el presidente del banco gallego, José María Arias Mosquera.

La tónica común es que la oficina sigue siendo el mejor instrumento para mejorar el servicio al cliente y ganar cuota, y que otras vías, como Internet, son, aunque importantes a medio y largo plazo, sólo complementarias.

Las cajas se frenan

En este contexto, las cajas asumen que la competencia con los bancos se recrudece y que tendrán más dificultades para ampliar mercado, sobre todo, cuando en este caso, la mayoría de las entidades viven los últimos flecos de la expansión desplegada en la última década.

En los dos últimos años estas entidades ya han frenado los fuertes ritmos de crecimiento de la red y del negocio, que provocaron incluso la advertencia del Banco de España. Aun así, todavía en 2002 ganaron cuota a los bancos, un logro que será más costoso de mantener en el futuro.

En todo caso, aunque el frenazo en la expansión es notable en las entidades de mayor tamaño como La Caixa o Caja Madrid, otras más pequeñas, como Caixa Galicia, han anunciado ambiciosos planes de crecimiento.

El sector financiero español se libra así, en general, de la parálisis que viven otras entidades en Europa, en la confianza en que se mantenga la demanda de crédito y que los aumentos de los volúmenes de negocio puedan compensar el estrechamiento de los márgenes.

La gran banca europea, un paso por detrás

Las entidades españolas, sobre todo las dos grandes, han dado por concluido el recorte de empleos antes que sus rivales europeos. La mayor parte de la gran banca del continente se encuentra actualmente en pleno proceso de regulación de empleo, a causa del daño sufrido en sus cuentas de resultados por la alta exposición que mantiene en el negocio bursátil. En algunos países, como el Reino Unido, encaran su tercer año de despidos masivos. Dos ejercicios de recortes no han terminado con la sobredimensión en las principales entidades financieras. Según cálculos del Centre for Economic & Business Research, en tres años cerca de 34.000 personas habrán perdido su empleo en la City, si se contabilizan las regulaciones de empleo en banca de inversión. Sin embargo, la palma se la lleva Alemania, uno de los países con sistemas financieros más ineficientes. Deutsche Bank aún no ha concluido su gran reestructuración, que va a acabar con los empleos de 14.500 personas. Además, el banco presidido por Josef Ackermann ha cerrado el 25% de sus sucursales. Lo mismo sucede con Dresdner Bank, que está librándose de 11.000 empleados. Un paso por detrás esta Hypovereinsbank, que va a echar a 9.100 personas. En la vecina Holanda la situación está ligeramente mejor. ING, el mayor grupo de servicios financieros, ya ha anunciado la supresión de 1.000 puestos de trabajo. En Italia, Sanpaolo-IMI, socio del Santander Central Hispano, ha decidido sacar la tijera y desprenderse de 2.000 empleos, el 4,4% de los empleos. En Suiza, los despidos han corrido a cargo, fundamentalmente, de Credit Suisse, que se ha desprendido de 4.200 trabajadores. Sin embargo, los cierres de oficinas han sido labor del primer banco del país, que en los últimos cinco años ha reducido su red de oficinas a la mitad, según un cálculo elaborado por Bloomberg.

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