'Apoyaremos a las empresas de biotecnología con seis millones'
Los Ministerios de Sanidad y Consumo y el de Ciencia y Tecnología pusieron en marcha el pasado mes de septiembre la fundación Genoma España para el desarrollo de la investigación genómica y proteómica. Al frente está José Luis Jorcano, físico y bioemprendedor.
Creada a imagen y semejanza de Genoma Canadá, con un presupuesto inicial de seis millones de euros, esta entidad pública nace con vocación empresarial y el objetivo de servir de motor y nexo entre investigadores, empresarios e inversores. Su fin último es promover el desarrollo de la industria biotecnológica en España, una actividad que en el ámbito público mueve anualmente 48 millones y que en Europa puede llegar a alcanzar un valor de mercado de 100 millones en 2005.
Pregunta. ¿Piensan destinar los seis millones de euros a crear empresas?
Respuesta. No, tenemos otros proyectos, como son la creación de un instituto de bioinformática y la participación en un programa internacional, liderado por Estados Unidos, que se llama Hap Map. A la constitución de compañías destinaremos este año dos millones de euros, y como la iniciativa se va a realizar conjuntamente con Genoma Canadá, ellos aportarán otros dos millones, y eso durante tres años. Lo que queremos es que las empresas cofinancien desde el principio los proyectos, de tal manera que la masa financiera de este novísimo sector se duplique.
P. ¿Qué diferencia hay entre los proyectos de Genoma España y la investigación básica que se está realizando?
R. La investigación se está haciendo mayoritariamente en centros públicos, entre ellos hospitales; y los recursos que financian estos programas son créditos presupuestarios. Nuestro objetivo es ayudar a los investigadores a patentar sus descubrimientos, a encontrar capital para crear empresas y a gestionarlas. La misión de Genoma España es dinamizar el sector de tal manera que se acelere la traslación del conocimiento básico a la industria.
P. ¿Qué tipo de proyectos empresariales está dispuesto a financiar el Gobierno?
R. Una de las misiones de nuestra fundación es definir los escenarios estratégicos en los que España debería estar en el futuro, pero está claro que la actividad puede abarcar desde el campo humano hasta el forestal y en el animal.
P. El pasado 27 de febrero, Genoma España y Genoma Canadá reunieron en Madrid a más de un centenar de personas, entre investigadores, empresarios y representantes de capital riesgo para debatir posibles líneas científicas de interés común, ¿el apoyo de Genoma Canadá será sólo financiero?
R. No, aunque el hecho de que ellos estén dispuestos a gastarse anualmente dos millones de euros va a dar un impulso decidido a nuestras investigaciones, pero su ayuda será también científica. Canadá lleva muchos años apostando por el desarrollo de este sector y su capacidad financiera es muy importante. Cuando se creó en el año 2000, el Gobierno dotó a esta entidad con un presupuesto de 300 millones de dólares para cinco años. Ellos ya han conseguido duplicar estos fondos con aportaciones privadas.
P. ¿Han logrado ya concretar algún proyecto?
R. No. La dimensión de estas iniciativas hace que su concreción sea muy lenta. Nuestro objetivo es que las empresas estén funcionado a finales de 2003.
P. ¿Hay en España, en este momento, alguna empresa privada que, sin financiación pública, esté trabajando en este campo?
R. Sí, por supuesto. Zeltia es tal vez el caso más relevante, y también hay trabajando empresas farmacéuticas nacionales y multinacionales; pero lo que a nosotros nos interesa son las pequeñas y medianas empresas. Si hubiera sucedido lo que al principio se temía, que las multinacionales hubieran dominado este sector, España habría tenido pocas posibilidades.
P. ¿Estas pequeñas compañías tienen músculo financiero suficiente?
R. æpermil;ste es un proceso que está bien determinado por el mercado. Países como Canadá y Estados Unidos llevan haciéndolo varios años. Al principio, estos proyectos son financiados con pocos fondos, lo que se llama capital semilla, poco dinero pero de alto riesgo. æpermil;ste es un concepto que en España no existe. Y aquí Genoma España pretende jugar un papel muy importante, tanto como cofinanciadora de proyectos como captadora de este tipo de capital; y conforme pasa el tiempo, y el concepto de empresa se afianza y la compañía madura, va entrando capital que va apoyando estadios más maduros de actividad con cantidades de dinero cada vez mayores.
P. En el caso de España, ¿participarán Gobiernos regionales?
R. En este momento tenemos un contacto muy estrecho con la comunidad gallega y la andaluza, que tienen interés en participar en un proyecto de genoma de peces, porque es un sector muy estratégico para España, y más ahora con todo lo que ha pasado en Galicia. Es un programa de acuicultura y, aunque está sin cerrar, pensamos que puede tener interés trabajar con el pez plano.
P. En su currículum figura que usted es bioemprendedor, que ha patentado varias investigaciones y que está montando una empresa, ¿de qué proyecto se trata?
R. Todavía está en desarrollo, pero será una sociedad de bioingeniería, centrada en el campo de la piel.
Un instituto bioinformático al servicio de la industria
La fundación pública Genoma España está embarcada en dos iniciativas muy interesantes, además del apoyo financiero que va a dar al sector industrial. La constitución de un instituto de bioinformática y el proyecto internacional Hap Map que, liderado por EE UU, pretende crear el mapa de los hablotipos (los grupos de genes que se unen para interactuar). 'El último intento de no perder el tren de la investigación genómica', según José Luis Jorcano, 'porque ni siquiera EE UU tiene capacidad económica e intelectual para abordar sola desarrollos de este tipo'. En cuanto al instituto de bioinformática, se trata de dar a la industria española las herramientas matemáticas imprescindibles para poder manejar las enormes cantidades de información y datos que las tecnologías de genómica y proteómica producen. 'Los proyectos que hay en el país necesitan urgentemente apoyo de este tipo. Ya no se puede manejar de forma clásica', asegura. La actividad va a ser muy importante en el futuro inmediato y, por ejemplo, parte de las sociedades tecnológicas de Silicon Valley se van a reconvertir en sociedades de bioinformática. Es una manera de dar la espalda a la crisis'. Su puesta en marcha, la compra de material y la contratación de personal especializado costará unos tres millones, aunque la dotación inicial será de 2,4 millones. Se prevé que la iniciativa privada se involucre y, de hecho, IBM ya ha mostrado interés.