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Opinión

Autorregulación o reglamento

Es difícil añadir algo nuevo al debate sobre el gobierno corporativo. Los detractores y defensores del Informe Aldama de paso también suelen mencionar los aspectos más destacables del Código Olivencia. Por ello, voy a centrarme en un aspecto concreto que por su complejidad puede decirse algo que aporte valor: qué fuerzas son relevantes para condicionar la aplicación por las empresas de las conclusiones de la Comisión Aldama. Evidentemente, el regulador, mediante la publicación de una norma de obligado cumplimiento, es la fuerza más determinante. Sin embargo, es lo contrario de lo que propugna el documento de la comisión: la autorregulación. Por ello, si se utiliza esta fuerza como fundamento del proceso de mejora del gobierno de la empresa, es decir, con espíritu de reglamento que abarque toda la casuística posible, no habría sido necesario tanto esfuerzo, ni tanta publicidad, ni tanta venta ex ante de las soluciones que se presumían iban a explicitarse en el documento. Lógicamente, unas normas de mínimos serán necesarias, pero sin tratar de regular todas las opciones ante las que la empresa se enfrenta.

Otras fuerzas que determinan su evolución son las que podríamos llamar, utilizando un símil con la terminología de marketing, de tipo pull, frente a la legislación de tipo push, y son: los accionistas exigiendo la implantación de las medidas del buen gobierno para mantenerse como tales accionistas en ese valor (y si no, vendiendo la acción, o no comprándola); y los analistas utilizando el criterio de su adaptación o no a las recomendaciones del código, como un criterio más -además de los consabidos de rentabilidad y perspectivas de crecimiento-, que se tenga en cuenta a la hora de determinar sus recomendaciones de comprar, vender, mantener ese valor. Lo drástico de las reacciones de estas dos fuerzas puede condicionar fuertemente la tendencia a cambiar las prácticas de gobierno de las empresas que coticen en Bolsa. Y lo que es más interesante es que una vez iniciado el proceso, se produce una retroalimentación que acelera el proceso.

¿Se producirán estas fuerzas tipo pull con suficiente intensidad? Para poder decir algo sensato debemos segmentar a los accionistas. Los hay minoritarios y con escaso conocimiento e influencia sobre las prácticas de gobierno de las empresas donde invierten, de los que no podemos esperar una influencia relevante sobre los cambios en las prácticas de gobierno; sin embargo, los inversores institucionales sí pueden hacerlo.

¿Por qué no lo hacen? Hay fondos que tienen una personalidad definida, que se traduce en la utilización de unos criterios de inversión que pueden incluir temas de buen gobierno (como el fondo Calpers en EE UU); y, sin embargo, hay otros muchos que no lo incluyen, ni quieren condicionar a los ejecutivos de la empresa para poder mantener la libertad de entrar y salir ágilmente sin tener que decir nada. El crecimiento de estos fondos de personalidad condicionará el impacto. Para completar el argumento, la tasa de crecimiento de la utilización de índices del tipo FTSE4Good y DJ Sustainability Index por fondos y analistas será un buen indicador de la evolución de estos fondos con personalidad.

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