La Reserva Federal afirma que la crisis de Irak frena el crecimiento
La Reserva Federal, presidida por Alan Greenspan, considera que la economía del país sigue necesitando dinero barato para dar un empujón al crecimiento económico. Según el informe hecho público ayer, no hay riesgos de inflación y se mantienen los equilibrios económicos. El banco central estadounidense hace una inmediata alusión al ambiente prebélico que domina las cortas previsiones de las empresas.
'Las primas en el precio del petróleo y otros aspectos de riesgos geopolíticos' son los elemento que han provocado, según la Reserva, la congelación de la inversión y de la contratación por parte de las empresas.
Una tasa de paro del 6% y una continuada destrucción de empleo, unido a la anémica inversión de las empresas y el pesimismo en cuanto a la recuperación de éstas, están poniendo freno al crecimiento del país que, a pesar de todo, registra una continuada mejora de la productividad. No obstante, Greenspan y el resto de los gobernadores de la Reserva ofrecen una optimista fotografía de futuro. 'El comité cree que una vez que se eliminen esos riesgos, como la mayor parte de los analistas esperan, la política monetaria y el continuado aumento de la productividad darán soporte a la mejora del clima económico con el tiempo'.
Las apreciaciones llegan en una semana activa desde el punto de vista económico. Hoy está previsto que se conozca el crecimiento del PIB en el cuarto trimestre de 2002 y el cierre del año. Las expectativas sobre este dato son sombrías ya que, frente al 4% que creció la economía en el tercer trimestre, no se espera que en el último se supere el 0,9%.
A este porcentaje se está llegando tras haber puesto los economistas las expectativas en una mejora del 1,5% que se ha ido erosionando según se conocían variables que han mostrado el poco avance o deterioro en una recesión de la que oficialmente no se ha salido aún.
Además, ayer, la oficina presupuestaria del Congreso (CBO en sus siglas en inglés) hizo públicas que sus proyecciones para el déficit de este año elevan la cifra 199.000 millones de dólares (cuando las primeras estimaciones fueron de 175.000 millones) mientras se calcula que en el ejercicio siguiente, que comienza el próximo 1 de octubre, llegara a 145.000 millones. Según la CBO, la causa de este agujero en las cuentas públicas, que suponen el 1,8% del PIB, son los bajos ingresos por impuestos y el aumento de los gastos.
Los cálculos de la CBO no coinciden con los hechos por los economistas de Wall Street, que sitúan este déficit para el presente ejercicio en 300.000 millones. De acuerdo con estos economistas, con las estimaciones hechas por la oficina presupuestaria de Washington el déficit de 199.000 millones no es suficientemente amplio como para forzar una subida de tipos.
Costes e ingresos
No obstante, la CBO no tiene en cuenta para sus cálculos el coste de la cada vez más posible confrontación bélica en Irak y los recortes de impuestos que el Congreso apruebe a partir de los planes del presidente George Bush, quien en su discurso sobre el estado de la unión, el martes por la noche, defendió la necesidad de aprobar su proyecto de estímulo fiscal valorado en 674.000 millones de dólares, unos 925.000 millones con intereses.
Para Bush, que enunció en este discurso una serie de iniciativas que suponen un aumento del gasto y la inversión de 400.000 millones en una reforma del Medicare, la aprobación de este plan va a suponer la reactivación económica y la creación de nuevos puestos de trabajo.
El martes por la mañana su futuro secretario del Tesoro, John Snow, que podría ser confirmado hoy por el Senado, defendía ante esta misma Cámara el plan fiscal cuya pieza principal es la eliminación de los impuestos sobre dividendos, algo que va a beneficiar a los más favorecidos económicamente. Tanto Snow como el asesor económico de la Casa Blanca, Stephen Friedman, están haciendo malabarismos para defender lo que hasta hace poco era para ellos inaceptable, déficit presupuestarios.
La CBO dijo ayer que los superávit no volverán hasta el año 2007 y estima que el crecimiento del PIB para este año sea del 2,5% y del 3,6% el que viene. Los cálculos, algo prematuros con los gastos que se avecinan y el futuro recorte de impuestos, contrastan con las principales promesas de Bush en su discurso.