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El pulso exterior
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La recuperación del comercio

El aumento de las exportaciones españolas por tercer mes consecutivo es, sin duda, el dato más sobresaliente de los resultados del comercio exterior en septiembre último. Un resultado que, por un lado, permite recuperar las tasas de crecimiento positivas en el acumulado anual de nuestras ventas exteriores, tras tres trimestres seguidos de caídas, y que, por otro, parece consolidar un cambio de tendencia en los flujos comerciales, impulsada fundamentalmente por la reactivación de los mercados de Alemania y EE UU y la recuperación del dinamismo exportador en automóvil y semimanufacturas, sectores que aportan, en conjunto, el 45% del total de los ingresos de la balanza comercial.

Junto a la positiva evolución de las exportaciones destaca también la subida de las importaciones, que podrían apuntar ciertos síntomas de recuperación de la demanda interna; al tiempo que el déficit comercial acentúa su corrección, ininterrumpida desde el segundo trimestre de 2001, pero ahora con bases más sólidas al estar sostenido por el repunte de la exportación y no sólo en una caída mayor de las importaciones.

Estamos, pues, ante un avance de indicadores optimistas, que, sin embargo, son todavía insuficientes para apuntalar los débiles cimientos de nuestro sector exterior o para frenar la pérdida de competitividad detectada con respecto a nuestros competidores.

En primer lugar, porque en el escenario económico internacional persisten las mismas incertidumbres y amenazas que han impedido la recuperación del comercio mundial hasta la fecha, como el posible ataque norteamericano a Irak y su repercusión en los precios del petróleo, el empeoramiento en las finanzas públicas de los países punteros de la UE, la crisis de América Latina y el comportamiento negativo de las Bolsas.

En segundo lugar, porque los datos de la oficina de estadísticas comunitaria, Eurostat, muestran cómo España es el país de la Unión con mayor deterioro de sus intercambios comerciales, con caídas del 6% en sus exportaciones y del 10% en las importaciones, hasta agosto. Sólo Francia, con retrocesos del 5% y 9%, respectivamente, se aproxima a las variaciones españolas, mientras Alemania, Italia o Reino Unido muestran deterioros más suaves y con cifras absolutas de comercio muy superiores a las nuestras.

Una comparación que no es sino el reflejo en la balanza comercial de la mencionada pérdida de competitividad, que se configura como el tercer factor amenazante para el sector exterior de nuestra economía. Los informes del FMI y la OMC muestran cómo en los tres años de vigencia de la unión monetaria las exportaciones españolas han perdido en valor un 10% de cuota de mercado mundial, mientras que la competitividad en precio de nuestros bienes ha empeorado 5,2 puntos en los mercados de la UE por el repunte inflacionista.

Un deterioro que, teniendo en cuenta la globalización de los mercados y de no adaptarse medidas correctoras por parte de la Administración para reducir los diferenciales de precios y generar aumentos en la productividad, acabará por repercutir en el empleo, como alertó recientemente CEOE, y retrasará los beneficios de la recuperación cuando efectivamente se produzca.

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