Balance de la Ley de Prevención de Riesgos
Disponer de datos e informaciones sobre la realidad social es una condición imprescindible para que una entidad auditora de sistemas de prevención de riesgos laborales elabore estrategias eficaces respecto a su implantación en el mercado de nuestro país.
Desde nuestra experiencia auditora, cuando ya han pasado más de seis años desde la entrada en vigor de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, los indicadores disponibles a partir de las estadísticas de siniestralidad nos ofrecen ya una conclusión importante: la ley se cumple, por lo general, en las empresas en sus aspectos formales, pero su implantación en la práctica es todavía escasa.
De cualquier forma, consideramos esencial identificar y dimensionar los distintos aspectos de aplicación de la ley con el fin de conocer más en concreto sobre qué elementos actuar. El impacto de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales es insuficiente en general (especialmente en las pequeñas y medianas empresas). Entre las deficiencias y las necesidades detectadas destacamos las siguientes:
Escaso conocimiento de la ley por parte de los empresarios y directivos.
Falta de herramientas tecnológicas de gestión del riesgo que ayuden a las empresas a minimizar los fallos en el sistema de prevención y protejan la reputación corporativa.
Bajo grado de implantación de los sistemas de prevención y, en general, de la organización de los recursos preventivos. Los empresarios señalan este aspecto como la mayor dificultad para la aplicación de la ley.
La actuación externa de un servicio de prevención ajeno debe ser complementada con la dedicación de recursos propios que aseguren la ejecución y seguimiento de las actuaciones preventivas.
Actuación insuficiente de algunos servicios de prevención ajenos.
Escasa comprensión por los empresarios del principio de la multidisciplinariedad, que se refleja en la carencia de interrelación de las cuatro disciplinas preventivas de medicina del trabajo, seguridad en el trabajo, higiene industrial y ergonomía y psicosociología aplicada.
Necesidad de aumentar la formación dirigida a los trabajadores designados para funciones de prevención, toda vez que los actuales recursos se revelan insuficientes para cubrir unas necesidades que no pueden sino aumentar en la medida en que se implante realmente la prevención en las empresas.
Insuficiente formación y mentalización de los empresarios respecto a la gestión preventiva.
Visión de la prevención compartimentada sólo al ámbito estricto del trabajo. Ausencia de una visión integral de los riesgos laborales y medioambientales en relación con la salud pública.
Escasa importancia concedida al impacto de los factores ambientales en el trabajo.
Respecto al conocimiento de la ley, resaltamos esquemáticamente lo siguiente:
Empresas de menos de 6 trabajadores (comercio y servicios): escaso, casi nulo o nulo conocimiento de la ley.
Empresas con más de 250 trabajadores, aquellas con un nivel de facturación de más de 1.000 millones: medio.
Empresas de la construcción, grandes empresas de servicios y pequeña industria: medio/bajo.
A modo de conclusión, la responsabilidad de las empresas en prevención de riesgos laborales, ignorada hasta hace unos años, se ha convertido en fuente de ventajas competitivas para las que cumplen los aspectos antes citados, adelantándose a la legislación y siendo respetuosas con la seguridad y la salud de los trabajadores.