Johanesburgo acuerda un plan de mínimos para el desarrollo sostenible
El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, pidió ayer a las empresas que impulsen sus iniciativas en los países en desarrollo para compensar en parte el lento progreso registrado en la cumbre oficial de Johanesburgo. 'El sector empresarial no tiene que esperar a que los gobiernos adopten decisiones. Sabemos que sólo movilizando a las empresas podemos hacer avances significativos', dijo Annan.
El responsable de la organización mundial pidió a los ejecutivos que lucharan contra las diferencias sociales extremas mediante la inversión en los países más pobres.
Los comentarios de Annan refuerzan la política lanzada por EE UU y la UE para dar mayor peso a la iniciativa privada en la política de desarrollo y ensalzan el destacado papel que las multinacionales han desempeñado en esta reunión surafricana.
Alrededor de 700 empresas, muchas más que en Río, se han dado cita en Johanesburgo para defender el papel de estas organizaciones en el proceso del desarrollo y para hacer lobby para impedir la imposición de reglas multilaterales para reforzar la responsabilidad empresarial en el tercer mundo. Las propias empresas estadounidenses han criticado las posiciones de su gobierno sobre la energía renovable. Como contrapartida, las principales compañías mundiales y Greenpeace, adversarios tradicionales, han firmado una declaración conjunta en la que instan a los Gobiernos a adoptar un marco legal mundial para combatir el cambio climático.
El secretario de Estado de EE UU, Colin Powell, fue ayer el protagonista de la jornada de clausura ante los fuertes abucheos que recibió durante su intervención por parte de grupos ecologistas que criticaban la actitud de EE UU en la reunión, en la que ha vetado cualquier iniciativa destinada a establecer compromisos concretos y por su rechazo a la ratificación del Protocolo de Kioto.
'EE UU está adoptando medidas para combatir los retos medioambientales, incluido el cambio climático', alcanzó a defender Powell en medio de los abucheos.
Como balance de la reunión, la ratificación de los objetivos de la Cumbre de Río de Janeiro de hace 10 años y una única novedad concreta: reducir a la mitad de aquí a 2015 la población sin acceso a agua potable, que ahora asciende a 2,2 millones de personas en todo el planeta.
El plan de acción fue aprobado por unanimidad y sin objeciones, no así la declaración política paralela, sobre la que al cierre de esta edición aún no había consenso.
'Cuando evalúas el plan acordado aquí, no está todo pero no es un fracaso', señaló el secretario general de la ONU, Kofi Annan, que sin embargo admitió expectativas 'demasiado altas' respecto a la cumbre.
La Unión Europea, que rechazó por su parte cualquier mención a la eliminación de los subsidios agrícolas, calificó de insuficiente el acuerdo y pidió a los participantes 'ir más allá' de lo que exige el plan de acción. Bruselas intentó salvar el fracaso de su propuesta de aumentar hasta el 15% el uso de energías renovables relanzando esta propuesta a través de una iniciativa para la que reclamó la adhesión mayoritaria de los participantes y que ayer ya contaba con el apoyo de otros 20 países. EE UU y los países petroleros vetaron el plan durante las negociaciones de la cumbre a cambio de un vago 'aumento sustancial' de este tipo de energías sin fecha concreta.
Poca ambición
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, lamentó en nombre del G-77, que agrupa a los países en vías de desarrollo, la escasa ambición de la cumbre, al tiempo que pidió cambios en los formatos de este tipo de reuniones para evitar que sean 'un diálogo de sordos'.
Las organizaciones no gubernamentales, como Oxfam o Greenpeace, aseguraron que la cumbre pasará a la historia como una oportunidad perdida en la protección del medio ambiente y aseguraron que muchos de los logros de la reunión han sido auténticas batallas por mantener los compromisos medioambientales pactados hasta ahora en sucesivas cumbres.
Asimismo denunciaron la falta de instrumentos para verificar el cumplimiento de los acuerdos y la ausencia de compromisos vinculantes para los Estados.
'Es un mensaje de esperanza para las áreas más deprimidas del mundo y crea un marco excelente para avanzar', aseguraba el asesor de Powell, John Turner.
'Pensamos que ha sido una reunión satisfactoria', dijo la secretaria de Estado británica, Clare Short. 'No necesitamos más cumbres, necesitamos aplicar lo acordado', dijo.
De la misma opinión, el presidente del Banco Mundial aseguraba 'el resultado de la conferencia es una clara dirección, el test será la implementación de los acuerdos'.