Musharraf dice que no iniciará la guerra, pero seguirá con las pruebas de misiles
La tensión entre India y Pakistán sigue en auge y las dos potencias nucleares se encuentran, una vez más, al borde de la guerra. El presidente pakistaní, Pervez Musharraf, aseguró ayer que su país no iniciará la guerra contra India, pero advirtió que responderá 'de forma adecuada' a los posibles ataques de su vecino.
Desde hace días, India y Pakistán han movilizado a un millón de soldados en la región fronteriza de Cachemira, origen de la disputa que ambos países mantienen desde 1950, y el intercambio de disparos es diario.
Musharraf rechazó las acusaciones indias de haber infiltrado extremistas islámicos a lo largo de la frontera con India, en la denominada Línea de Control, y aseguró que no permitirá que su territorio sea utilizado como base para terroristas.
'No hay ninguna infiltración a lo largo de la Línea de Control, pero el movimiento de liberación de Cachemira continuará y Pakistán no puede ser responsabilizado por cualquier acción contra la tiranía y la represión de India', dijo. India anunció ayer que responderá hoy al discurso de Musharraf.
Las agencias pakistaníes aseguraban ayer que el Gobierno seguirá adelante con las pruebas nucleares, para las que ha previsto cinco nuevos lanzamientos de misiles en las próximas horas. Las últimas pruebas, realizadas en el fin de semana, han elevado considerablemente la tensión con India, que lo considera una demostración de fuerza y un desafío por parte de su vecino.
El temor a una guerra entre las dos potencias nucleares ha movilizado a la comunidad internacional a mediar entre Musharraf y el presidente indio, Atal Behari Vajpayee.
El primer ministro británico, Tony Blair, habló ayer con ambos apelando a la necesidad de retomar las negociaciones de paz sobre Cachemira. Según los servicios de inteligencia de EE UU citados ayer por The New York Times, un conflicto nuclear entre India y Pakistán podría dejar 12 millones de muertos y causar enfermedades a otros siete.