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IPC

La inflación española en abril, más cerca del 4%, según AFI

Con el crecimiento mensual del índice general (1,4%) y de su componente más tendencial (1,3%), la tasa interanual del IPC se sitúa en el 3,6% y el núcleo subyacente alcanza un 3,9% interanual. La sorpresa negativa de España y, en menor medida, de otras economías como Francia y Holanda lleva a los analistas financieros a anticipar una revisión al alza del crecimiento interanual del IPCA del Área Euro en abril hasta el 2,4% desde el 2,2% de la estimación preliminar (frente al 2,5% de marzo). El diferencial de inflación de España con el Área Euro se dispara de nuevo hasta 1,3% y sitúa a España como uno de los países más inflacionistas en abril.

Manufacturas, la mayor sorpresa al alza

Sin duda, el componente que más ha sorprendido al alza a los expertos ha sido Manufacturas. Las prendas de vestir y el calzado son las rúbricas del IPC que más repercutido al alza en el índice general. Ambos registran crecimientos mensuales por encima del 5% y su tasa interanual se sitúa alrededor del 6%. La explicación de este significativo avance en los precios de las manufacturas se debe al retraso de la finalización de las rebajas respecto a 2001. El balance de marzo y abril se salda en 2002 con un incremento de este componente del 3,24%, prácticamente igual al de 2001 (3,22%).

El IPC de los carburantes y productos energéticos presenta la segunda mayor subida aunque también los precios de los alimentos aumentan un 1% mensual, desligándose de la evolución mostrada en otros países europeos como Alemania y Francia, en dónde el componente alimenticio retrocede una décima en la primera economía del área euro y aumenta en un 0,1% en el país vecino. Esta senda alcista de los alimentos viene explicada por el encarecimiento del tabaco (5,4% mensual) y del aceite (2,8% en abril) y de algunos productos frescos como las hortalizas. El único componente que muestra en abril un comportamiento moderado es Servicios a causa de la finalización de la temporada de Semana Santa.

La inflación marca la tendencia contraria a la demanda interna

La inflación, lejos de iniciar una senda de moderación, retorna a tasas de crecimiento más cercanas al entorno del 4%, lo que según AFI pone de manifiesto que las tensiones inflacionistas de la economía española no cesan, a pesar de encontrarnos en un momento del ciclo menos favorable. Mientras la demanda interna y el consumo privado prosiguen su lenta desaceleración en el primer trimestre del año (2,3% y el 2,0%, respectivamente), la inflación marca la tendencia contraria.

La oferta, la clave de las tensiones inflacionistas

Las presiones de la demanda sobre el nivel de precios están "supuestamente" controladas. La información de los indicadores de gasto de las familias marcan perfiles dispares a comienzos de año. El consumo de bienes no duraderos presenta un ritmo de expansión más sostenido, en contraste con la lectura que ofrecen otros indicadores del gasto familiar, como el índice de confianza del consumidor y las ventas de automóviles, ambos en claro retroceso. En esta tendencia de la confianza del consumidor influye, por un lado, la renta disponible de las familias, que está decreciendo en términos reales debido al comportamiento de la inflación y a la moderación salarial de 2002 (el crecimiento pactado es del 2,7%), y, por otro, las peores expectativas del mercado de trabajo.

El análisis de AFI hace hincapié en que los argumentos para explicar las tensiones inflacionistas de la economía española hay que buscarlos por el lado de la oferta y, consecuentemente, las medidas para controlar la inflación tienen que dirigirse a aumentar la competencia en los mercados de factores y productos a través de reformas estructurales y mayor inversión productiva y tecnológica.

Cabe recordar -señala por último- que en el último Boletín Económico del Banco de España, la autoridad monetaria señala el débil avance de la inversión en el último ciclo expansivo, con una ratio inversión/PIB en España inferior a la de la mayoría de los países desarrollados (7,8%, frente al casi 9% de Alemania o el 13% de EE UU), cuando las necesidades de capitalización son grandes debido al cambio tecnológico al que estamos asistiendo.

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