El acuerdo comercial refuerza el papel de la UE en la región
Tras varios años de intensas negociaciones, el comisario europeo de Comercio, Pascal Lamy, anunció el pasado viernes el acuerdo definitivo al que han llegado la Unión Europea y Chile para la firma de un Acuerdo de Asociación. Todo apunta a que esta firma se producirá durante la cumbre que se celebrará los próximos días 17 y 18 de mayo en Madrid, entre la Unión Europea y los países de América Latina y el Caribe.
La suscripción de este acuerdo, el segundo que firma la UE con un país latinoamericano tras el logrado con México en 2000, supone un importante paso hacia adelante en la consolidación de la posición europea en esta estratégica región económica. Dicho acuerdo amplía las áreas de cooperación bilateral en el ámbito económico y político, pero fundamentalmente, incluye un tratado de libre comercio por el que Chile y la Unión Europea liberalizarán más del 90% de sus intercambios comerciales, servicios y flujos de inversiones en un plazo de ocho años. Asimismo, se establece un acuerdo sobre vinos y bebidas alcohólicas, que garantiza el reconocimiento mutuo y la protección de las denominaciones de origen.
En este sentido, las autoridades europeas han resaltado la amplitud y profundidad del texto del acuerdo, ya que por primera vez, la UE suscribe un tratado de libre comercio que liberaliza el flujo de capitales y servicios con el país asociado.
La importancia de este acuerdo para España parece evidente. En la actualidad, nuestro país se ha constituido como el principal inversor extranjero en Chile. Así, las empresas españolas se encuentran presentes en prácticamente todos los sectores de la economía de ese país, destacando los servicios financieros, telecomunicaciones e infraestructuras. La firma del acuerdo implica, por tanto, el fortalecimiento de las ya de por sí intensas relaciones económicas y comerciales entre ambos países, y la apertura de nuevas vías de negocio para el sector empresarial español, no sólo en el país austral, sino en toda la región del cono sur.
La consecución del tratado también es trascendental para Chile, un país caracterizado por una economía abierta y que ya ha firmado acuerdos similares con México y Canadá y que busca activamente materializar nuevos pactos con EE UU y Japón.
Encarecimiento de las materias primas
En las últimas sesiones estamos asistiendo a un destacado encarecimiento de dos de las materias primas más relevantes, petróleo y oro, aunque los factores que subyacen a estos movimientos son muy distintos.
En el primer caso, la inestabilidad en Venezuela, pero sobre todo en Oriente Próximo, ha introducido una prima por riesgo político en la cotización del barril. Al mismo tiempo, el petróleo se enfrenta a un incremento de la demanda motivado por la reactivación de la actividad económica, en un contexto en el que los países productores muestran un elevado cumplimiento de los acuerdos de reducción. Como consecuencia, el barril de brent vuelve a superar los 25 dólares, lo que amenaza con introducir nuevos factores de riesgo en un mercado que a lo largo del mes de abril había moderado de forma notable sus expectativas para la evolución del ciclo económico.
Y ésta es la principal razón que explica el reciente encarecimiento del oro: el incremento de la aversión al riesgo, que vuelve a manifestarse en cesiones en las Bolsas y relajaciones de las curvas de tipos. Similar reacción, aunque más contundente, se observó tras el 11 de septiembre.
No obstante, un factor adicional favorece hoy una prolongación en la subida del precio del oro: la percepción del riesgo de depreciación del dólar, sobre todo entre los inversores asiáticos, precisamente los mayores demandantes del metal precioso. Es necesario seguir de cerca la evolución de estas materias primas y la reacción tanto de la OPEP como de diversos bancos centrales, que podrían incrementar la oferta en el mercado de ambas materias primas.