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Aeronáutica

M. Torres conquista Boeing y Airbus

Ingenieros alemanes de Airbus se encontraban la semana pasada en la fábrica de M. Torres en Pamplona controlando la fabricación de maquinaria encargada por el consorcio aeronáutico. El pedido, por valor de 17 millones de euros, fue adjudicado en junio del año pasado para el ensamblaje de dos secciones del Airbus 380, el superavión que transportará 600 pasajeros a partir de 2006.

Ante la presencia de fotógrafos invitados por la empresa española, los ingenieros de Airbus trataron de evitar la exposición a las cámaras de la máquina en cuestión, como si ésta fuera una estrella de cine, temerosos de que la competencia copiara los diseños del aparato de M. Torres, que permite automatizar el ensamblaje de grandes aviones (un proceso que tradicionalmente se ha venido haciendo a mano).

La anécdota sirve para mostrar el interés que entre las multinacionales del sector aeronáutico ha despertado la empresa española.

Los ingenieros de Boeing también se han trasladado en ocasiones a las fábricas que M. Torres tiene en España -en Pamplona, Getafe y Murcia, además de una oficina comercial en EE UU-. Incluso han coincidido en una misma planta con los de Airbus. En estos casos el interior de la fábrica era dividida en dos por una gigantesca lona opaca para impedir cualquier intento de espionaje industrial entre los dos competidores. 'La confidencialidad es esencial para nuestro negocio', subraya el presidente del grupo, Manuel Torres.

Los inventos de M. Torres volarán en el avión estrella de Airbus, y quizá lo hagan en el de Boeing, el Sonic Cruiser, una aeronave capaz de alcanzar la velocidad del sonido y que previsiblemente empezará a operar a partir de 2008. La compañía española está trabajando en diseños que pueden ser aplicados a este aparato, aunque no tiene ningún pedido adjudicado.

Pero si el presente de M. Torres pasa por la especialización en el diseño y fabricación de componentes del sector aeronáutico, que le ha permitido alcanzar unos beneficios de 4,6 millones de euros este año, el futuro para el grupo español, fundado en 1975, puede estar en la industria eólica. La compañía prevé que en cinco años la energía eólica facture el 60% de su cifra de negocio. Para ello el objetivo es conseguir fabricar aspas para las torres eólicas de mayor longitud que las actuales (actualmente de 40 metros como máximo).

Hasta entonces Manuel Torres seguirá aplicando su visión de la existencia a su empresa, que emplea a 300 personas. 'Antes pensaba que el sentido de la vida podía estar en la filosofía, pero ahora creo que está en la biología', dice. Manuel Torres cree que una compañía funciona como un organismo, en el que si algo falla -'los parásitos'-, todo se derrumba. Para evitarlo el grupo M. Torres se enorgullece de invertir el 15% de sus ingresos (56,2 millones previstos para 2002) en I+D.

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